Capítulo 4.

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LA PRIMERA FIESTA.

La verdad es que tampoco tenía mucha idea de cómo ir vestida. Si llevar pantalones, falda o vestido. Nunca había estado en ninguna fiesta así, con compañeros y bebidas. Siempre que había hecho fiestas con Brad o con Eve había sido solo nosotros, o como mucho la novia de Chase; y había ido de comer palomitas, y ver películas de miedo hasta las doce de la noche. Por favor, apenas conocía a Forbes.

Mi móvil comenzó a vibrar, signo de un mensaje de whatsapp.

'¿Qué te pones?'

Aún no sabía ni cómo había aceptado. ¿Por qué insistía tanto? Tendría que volver pronto, era lo que había acordado con mis padres, que aún estaban alucinando con la idea de que su hija fuese a salir de fiesta. No bebería, no fumaría, y posiblemente no haría nada fuera de lo común en mí misma. No terminaría como Blair en el capítulo de Victor, Victrola; no. Además, solo seguía siendo la nerd, así que ese Mundo no era realmente para mí.

Miré el armario una vez más, y cogí el primer vestido que ví. Verde, corto, y quizás demasiado veraniego; aunque todavía no me lo había puesto ni una sola vez. Me quité la ropa, y me lo puse encima, solo para probármelo. La verdad era que había adelgazado un poco durante el verano, y en parte, tenía algo de miedo a que fuese a parecer un payaso.

La "m" te queda bastante grande ahora, pequeña. Pero así estás más sexy... Quizás a Christian le gustes.

¿Había dicho que esquizofrenia paranoide? Pues eso. Mi cabeza habla más que yo misma, y piensa cosas que no son para nada normales.

Me miré al espejo, y la verdad que no me sorprendí en absoluto. Mi vestido caía de un hombro, porque no era capaz de sostenerse con mi espalda estrecha, pero por debajo se ceñía bastante bien. Lo que más me importaba era las piernas, y no dejaba nada a la vista, que pudiese preocuparme. Lo único que tenía que hacer era cogerme la parte de arriba con un imperdible.

Cogí un clip de encima de la mesa, y le hice un pequeño agujero al vestido. Otra cosa no, pero mañosa, era un rato. Lo pasé por la tela, y lo cerré por debajo, para que no se notase. Me puse el pelo a un lado para disimular aún mejor, y lo peiné con los dedos, no preocupándome mucho por su aspecto. No pensaba hacerme ninguna trenza, ni siquiera recogérmelo; porque era de los pocos días que me gustaba cómo me había quedado.

Uis, Bianca. Me parece que alguien quiere ligar esta noche...

Ya. Claro. Por eso ni me iba a echar maquillaje. Que constase que yo solamente iba a ir a esa fiesta para integrarme, por un plan que todavía no estaba aún segura de que fuera a funcionar; pero no, ni mucho menos, para ligar. Por Dios, ¿con quién iba a "ligar yo? Esa palabra no entraba ni dentro de mi vocabulario.

El móvil volvió a sonar.

'Date prisa. Paso por tu casa en diez minutos, no me hagas esperar'

¡Encima! ¡Sería capullo! Habíamos quedado a las nueve, y ¡aún no eran ni menos veinte!

Dí un golpe en el suelo, y me miré otra vez al espejo. Bueno, tampoco era como si se pudiese hacer nada más. Tampoco veía que estuviese tan mal, de todas maneras. No iba a dejar de ser quién era solo por ponerme un vestido.

Cogí una chaqueta, un bolso, y me subí encima de unos tacones azules bajos. Apenas serían cuatro centímetros de cuña, pero para no haber llevado nunca tacones, no estaba mal tampoco. Eran de mi madre, y estaban un poco desgastados; pero eran de mi talla. Y me gustaba bastante su forma.

Salí por la puerta de casa, y cerré con llave. Pero no, aún no había llegado. Y hacía más frío de lo que me imaginaba, aunque no había querido llevar abrigo. Tantas prisas para esto, que ni siquiera estaba aquí. Maldito idiota.

Ese idiota te gusta, y lo sabes.

Sí, un montón. Esos labios rosados que tenía, y ese cuerpo esbelto, con los músculos que se le marcaban por encima de la camiseta, esos brazos duros como el hierro con los que podría levantar cien toneladas... ¡Venga ya! ¿En serio? ¡No era Jace Wayland!

Una moto apareció delante de mí, antes de que pudiera seguir con mis pensamientos. Y el chico que la conducía se quitó el casco, a mi lado. Oh, no. Yo no iba a subir en ese trasto; los tenía miedo desde hacía siete años, cuando mi padre había tenido un accidente yendo en una.

-Eh... Yo no...

Él se bajó de la moto, y puso sus manos alrededor mío. ¿Para esto me había puesto un vestido? ¡Él llevaba una puta cazadora, y unos vaqueros!

-Te diría que estás muy guapa, pero eso es típico de las películas cursis. Además, ese vestido te tapa demasiado.

Tiró de mi vestido hacia abajo, y yo le aparté de un golpe. ¿Qué coño se pensaba que estaba haciendo? Poco más, y se me hubiera visto la ropa interior, ¡joder! Él ni se inmutó.

-Bueno, ya hablaremos de eso más tarde. Sube.

Resoplé, y supe que él no iba a cambiar de parecer. No tenía ganas de discutir, pero el muy estúpido siempre tenía que salirse con la suya. ¿Cómo narices iba a ir en vestido y teniendo una fobia horrible a las motos? Busqué una excusa lo más rápido que pude, fijándome en el vehículo. ¡El casco! ¡Solo llevaba el suyo!

-¡No pienso ir sin casco! Estamos en España. Te pueden detener si no tienes más.

Lo señalé, y él se encogió de hombros. Luego, cogió su casco, y me lo tendió, poniéndomelo fuertemente sobre la cabeza. ¿Dónde se habría dejado la delicadeza este chico? De seguro, no se la habían enseñado sus padres.

-Sube, no tengo todo el tiempo del Mundo.

Y me empujó literalmente hacia la moto. ¿Debía pensarlo? No. No podría si lo hacía. Mis planes, como siempre, habían fallado. ¿Debía darle una oportunidad a su plan? Bueno, en cierto modo ya lo había hecho. Así que, resignada, subí un pie a la moto, y me alcé para poder sentarme en ella. Archibald no vino mucho detrás de mí.

-Tienes que empezar a arriesgarte más, VanDerVill. La chica tímida debe morir.

Y arrancó la moto como si nada. Con el fuerte viento chocando contra mi cara. Me había sujetado bien el vestido para que no pudiera haber ningún accidente. Desde luego, es que Archibald estaba completamente gilipollas.

¿Debía cambiar? ¿Por él? ¿Por el trato? ¿Debía convertirme en una persona diferente solo para "tener mejores relaciones con la otra gente"? ¡Yo estaba bien así! Ser invisible siempre me había sacado de los malos ratos, y nunca había tenido verdaderos problemas.

Sigue pensando que los marginados solo son personas con más inteligencia de lo normal, que están por encima de la media y forman una élite, aunque no puedan ser comprendidos por la inmensa múltitud, pero que en el futuro gobernaran el Mundo; y ya verás como te va a ir. ¡Bianca! ¡Christian quiere ayudarte! ¿Soy la única que lo ve?

Muy bien. Esta vez mi conciencia se había superado a sí misma, e incluso me había superado a mí. Christian quería ayudarme, hasta allí podía llegar, pero realmente solo estaba haciéndolo para que le ayudase. Además, mis esperanzas de que funcionara eran realmente nulas.

La moto dio un ligero balanceo entonces, y me agarré más fuerte a Christian. Creí que le estaba haciendo daño, pero se lo merecía, por capullo. Estaba yendo en moto contra mi voluntad... Y ahora no estaba lo suficientemente segura de que no nos fuésemos a matar. Iba demasiado rápido, y yo solo podía cerrar los ojos fuertemente, evitando marearme. ¡Maldita sea!

-Fíjate, en cuánto tienes la mínima oportunidad te agarras como una lapa. No digas que no te encanto.

Pude distinguir sus palabras a través del casco, y juro que me dieron ganas de bajarme allí mismo, y empezar a golpearle como si no hubiese un "mañana".

Y todo por una Nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora