NO.
-¿Á... Álvaro?- Me apoyé en la pared para no caerme.
Y si, puede que verle en la puerta de mi casa tras haberle estado ignorando todo el día por el teléfono, hubiese aumentado mis ganas de desmayarme y no despertarme en mucho, mucho tiempo.
-¿Estás bien?- Asentí con la cabeza, y Álvaro pasó dentro.
Me detuve un momento cerrando la puerta, preparándome mentalmente para lo que diría a continuación. Había sido una idiota al no contestarle a los mensajes, pero la verdad era que no tenía fuerzas en absoluto.
-¿Se puede saber por qué no me coges el jodido teléfono?- Escupió directamente cuando llegué al salón, con una mueca de enfado.
¿Mi cabeza volvía a jugarme una mala pasada- como llevaba haciendo desde que me desperté- o esas palabras habían salido de esa manera de la boca de Álvaro? Nunca me había hablado así. Nunca.
-Contéstame.- Sí, sí que lo había escuchado bien. Y no, no le había visto tan alterado desde que... Prefería no recordar las situaciones con Archibald.
¿Le puedes plantar cara de una vez a este maldito imbécil o qué?
-Creo que...- Me paré en seco. Todo esto era una locura.
Yo misma había creado esta situación, por lo que si estaba enfadado, era porque podía estarlo. Y eso que no sabía ni la mitad de la historia (que no la sabía ni yo, pero no paraba de darle vueltas).
-Dime, joder.- Se pasó la mano por la frente sin quitar su mirada de la mía ni por tan solo un segundo. Ni siquiera creía que estuviese parpadeando.
Tenía que pensar algo rápido. Álvaro se veía ya lo suficientemente cabreado como para que estuviese más tiempo sin contestar.
-Me... dolía demasiado la cabeza.- Oh, yo y mis bonitas excusas. Pero al menos era verdad.
¿Pero qué le iba a decir?
Tengo una idea.
~Sí, ya sé que tienes una. Empezará con 'verás, pasé la noche en una habitación porque me embriagué hasta tal punto de perder el conocimiento, y cuando me desperté estaba al lado de tu mejor amigo; el tan adorado por ti Christian Archibald'. ¿A qué sí?~
Pues estaría genial que le dijeras la verdad, sí.
-¿Quién te llevó al final?- Pronunciómás calmado, lo que agradecí de manera infinita.
-Christian.- Por alguna extraña razón, no había dudado ni un segundo.
No había pensado en las consecuencias, pero cuando su cara se tornó de un rojo brillante, me arrepentí de haber contestado.
-¿Archibald?- Cerró los puños a sus costados.- ¿Por qué? ¿Por qué le dijiste a ese gilipollas para que te llevase?
Pero bueno, ¿acaso no recuerdas que fue él el que no fue al final? ¿Que solo fuiste por él?
-Álvaro, creo que... deberías... tranquilizarte. Solo me llevó.- Mentí, o bueno, omití la parte en la que me desperté a su lado.- Luego le perdí de vista.- Ahora sí. Ahora era una mentira en toda regla.
-Bianca, esto... Mira, no sé qué coño es esto. Pero hay reglas, y parece que no eres capaz de cumplir ninguna. Me dijiste que no dejarías de hablar con él, ¡pero no me explicaste que pensabas pasar más tiempo con él!- Gritó, y yo retrocedí. Asustada por la posiblemente primera vez desde que le había conocido.
No puedes dejar que te trate así, B.
Y esta vez, tenía toda la razón.
-¡No hubiera tenido que hacerlo si me hubieses llevado tú!- Exploté sin vacilar.
Me sorprendí a mí misma, pero no podía aguantarlo más. Probablemente había hablado más mi conciencia que yo, pero no podía arrepentirme. Su comportamiento me estaba alterando... Mucho.
-¡Y yo te hubiese llevado si no hubiese tenido nada qué hacer!- Me tapé los oídos con los brazos, recibiendo una estocada por parte de mi cabeza.
¿Cuándo se había convertido esto en una lucha por quién podía gritar más?
-¿Y yo? ¿¡Te crees que no tenía nada que hacer!?- Reproché con el mismo tono de voz que había usado él minutos antes.
¿No se daba cuenta de que solamente había ido a esa fiesta para estar con él, y qué no apareció? ¡Eso era lo realmente importante!
-¿Tú qué vas a tener que hacer, joder?- Golpeó el sofá, a su lado.
Mierda. Si no le echas ahora mismo, lo haré yo.
Y fue solo entonces cuando procesé lo que me había dicho, e intenté por todas las cosas que no me afectase... Pero no lo conseguí. Contrariamente, no pude retener un par de lágrimas que se soltaron por mi carrillo.
Era demasiado débil. Pero acababa de oír a una de las pocas personas que jamás me había echado en cara mi situación social, decepcionarme. El chico que nunca pensé que lo haría, porque confiaba en él.
Álvaro no tenía derecho a decir lo que había dicho, y tenía que acabar con esto cuanto antes.
-¡Vete!- Escupí señalando la puerta, con todo el valor que pude sacar.
Álvaro reaccionó rápido, y se calmó viniendo a mi lado. Yo solo traté, con todas mis fuerzas, de no derrumbarme. Pero estaba al límite... Todo.
-Lo siento...- Y posó su mano en mi mejilla.
No te dejes engañar.
-He dicho... Que te vayas.- Quité rápidamente su mano de mi cara, y lo empujé hacia la puerta del salón.
Álvaro se giró un momento, pero luego abandonó mi casa. Y yo evité llorar ni una lágrima más.
¿Cómo habíamos podido llegar a esto?
¿Ves cómo Archibald es mucho mejor partido? Te lo he dicho 1728828393 veces.
Sabía que intentaba hacerme reír. Pero nada era capaz de quitarme la culpa de haber 'dormido' con Christian.
No sabía lo que sentía por él, porque estaba más confusa que nunca, pero en estos momentos no tenía fuerzas de pensar en nada.
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Y todo por una Nerd.
Fiksi Remaja¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...