Capítulo 2.

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TODO MUY RARO.

Christian llevaba poniéndome de los nervios todo el santo día, tan solo con haberme hablado en esa hora de clase. No me podía creer que mi mejor amiga se hubiese acostado con él, es que parecía tan irreal... ¿Qué interés iba a tener Archibald en ella? Tampoco es que fuese tan guapa como las demás chicas con las que había estado, desde luego. Jennifer, sin duda, era reconociblemente más atractiva, independientemente de que fuese tan... liberal, y de que me cayese tan mal.

¿Por qué me preocupaba tanto? Solo seguía siendo el chulo de mi curso. Sin embargo, y a pesar del hecho de que me extrañase que Christian hubiera querido hacerlo, ella era mi mejor amiga, y no quería que sufriese. Pero es que no lo entendía. No entendía por qué se habían acostado, los motivos que le habrían llevado a hacerlo, por muy guapo que fuese Archibald. Era un idiota, y ella lo sabía.

"Te gusta"

No. Mi conciencia mentía, y no me gustaba una mierda. Era simplemente que me intrigaba su reciente conducta. La de la maldita mano sobre mi pierna, y la de "Ahora me interesa otra" de clase. ¿Qué narices pretendía? Había derrochado todas las malditas asignaturas -por no hablar de haber llegado tarde- después de aquella, pensando en eso. Incluso la comida, y en toda la tarde, con la academia, no le dejaba de dar vueltas al asunto. Definitivamente, no era como si este curso me fuera a ir bien por fin, porque seguiría en el sobresaliente bajo. Sacaría mala nota en la PAU, y no me llegaría la nota para entrar en medicina. No me darían la beca y... y...

"Cállate, joder. Me estresas."

Negué con la cabeza, y me baje del autobús. Tenía la manía de cogerlo para llegar a mi clase desde inglés de extraescolar, porque quedaba bastante lejos de mi casa; aunque pudiera ir andando después del instituto. Además, me dejaba justo enfrente de mi casa, apenas a unos pasos. Y no era para desperdiciar esa oportunidad.

Abrí la puerta, y dejé las llaves en la mesa, tirando la mochila a un lado. Ya era todo un hábito, aunque mis padres se enfadaran día tras día, al encontrarse con libros despanzurrados por el suelo. Subí a mi cuarto, encendí la radio, y me tiré en la cama. Sonaba "Fly Fly Fly" de The spider. Pocas veces la había oído, pero me gustaba el tipo de música country de los setenta.

Agarré el móvil de el bolsillo izquierdo de mi pantalón, y empecé a teclear un whatsapp para Bradley. Curiosamente, no le había esperado a la salida, como solía hacer siempre. Pero tenía una buena razón, y era simplemente que mis pensamientos... vale, no era una buena razón. Decidí solo poner que había salido antes de las clases, para evitar que se mosquease; y lo mandé; pero justo antes de que viera que había dos tics -porque estaba en línea-, recibí otro mensaje. De un anónimo.

"Hola guapa"

¿Qué? ¿Quién era? ¿Por qué decía eso? Fuese quién fuese, se estaría intentando quedar conmigo. Porque a mí nadie, excepto Brad, me llamaba "guapa". Por el simple hecho de que no lo era, nada más.

"¿Quién eres?"

Su respuesta no tardó en llegar.

"Christian"

Salté de la cama. ¿Christian? ¿Por qué tenía mi teléfono ese imbécil? Yo no se lo había dado. E iba a matar a quién lo había hecho, que solo podría ser Brad, o Evelyn. ¿Qué clase de excusa tenían ahora para esto?

"¿Qué quieres, Archibald?"

"Hablar contigo, ¿tan raro es?"

He de decir que me pensé seriamente la respuesta, pero que debía contestarle, tan solo para no caer más bajo de dónde ya estaba. Me había, literalmente, obligado a hablar con él. ¿Pero por qué iba a querer llamarme "guapa", y tener interés conmigo?

Y todo por una Nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora