SORPRÉNDEME.
Quince. Quince minutos eran lo que me quedaba para arrepentirme, porque Chase aún no habría salido de casa.
Las consecuencias que podía traer hacer esto eran nefastas, pero necesitaba que alguien supiera lo qué me pasaba, y Bradley era sin duda el más adecuado. Todo esto era demasiado como para guardármelo y mentir durante tanto tiempo.
Aún con las piernas entumecidas por lo que me había dicho Christian, avancé hasta el armario y cogí ropa limpia para cambiarme por segunda vez en lo que iba de día. Me puse unas zapatillas, y cogí el móvil para ver la hora.
Solo diez minutos.
Lo suficiente como para peinarme... O no. Porque sin ir más lejos, parecía que mi pelo se había convertido en el nuevo Safari de Madrid.
Terminé dándome por vencida, y salí de casa intentando no mirar atrás.
A partir de ahora te llamaré Reina del Drama.
~Tss... Mejor llámame Reina Cotilla.~
Tienes problemas de verdad, B.
Ignoré a mi conciencia. Ya no podía haber ningún arrepentimiento más. Menos cuando estaba a tan solo una calle de donde había quedado con Bradley.
¿Qué le diría? ¿Tenía algo de idea siquiera de cómo empezar? No, pero en teoría lo único que tenía que hacer era dejar que las palabras fluyeran solas... tal y como no pasaría nunca en Gossip Girl. Tenía que contar la realidad, como eran las cosas desde que había empezado el curso. Era demasiada información como para procesarla en un momento, pero tenía la seria esperanza de que Chase me entendiera.
Me senté en la fuente de la plaza nada más llegué, y miré el móvil. Aún faltaba un minuto, en teoría. Mi mejor amigo era de las personas puntuales hasta decir basta.
-¡B!- Me giré de golpe, y lo vi corriendo hacia mí.
Sonreí, y le permití que me abrazase. Iba a necesitar muchos ánimos para lo que iba a hacer.
-En serio estoy preocupado- hizo una pausa, examinándome.- ¿Estás bien?
Intenté asentir, pero no me salió más que una mueca torcida.
Eres peor incluso que Anakin interpretando, ¿eh? Y para eso ya hay que tener ganas.
-No.- Fui sincera.- No lo estoy.
Chase me pasó el brazo por encima, y me obligó a levantarme.
-¿Qué te pasa?- Preguntó agarrándome los mofletes, tal y como hacían las abuelas. Pero el objetivo de mi mejor amigo estaba más que claro: hacerme reír.
No lo consiguió.
-Quiero contarte...- Respiré hondo.- Algo.
-Dime lo que sea, Bianca. Pero por favor, necesito que estés bien. ¿Si no con quién me meteré yo cuando menosprecie las películas de miedo?- Solté una carcajada sin poder evitarlo, y él me señaló.- ¡Lo conseguí!
-Las películas de miedo son lo mejor, y lo sabes.
-Sí, claro...- Respondió con sarcasmo y me empujó para caminar mientras hablábamos.- Y ahora dime.
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Y todo por una Nerd.
Teen Fiction¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...