¿SE PUEDE SABER QUÉ ES LO QUE TE PASA?
-¿Subes?
Apenas podía creer que Álvaro estuviese aquí de verdad, justo delante de la puerta de mi casa.
-Sí.- Acepté el casco, y me subí detrás de él en la moto.
No sabía qué había pasado para que mi fobia se hubiese esfumado, pero lo había hecho por completo.
Álvaro arrancó, y como siempre me pasaba por las secuelas y el miedo que me habían generado los acelerones de Archibald, no tuve otra que agarrarme a él.
-¿Todo bien ahí detrás?- Sonreí ampliamente. ¿Cómo podía ser tan amable?
-Sí, muchas gracias por llevarme. Me has ahorrado de tener que esperar al autobus durante media hora.
Ya llevaba días sin ir en transporte público, pero aún así era algo que tenía que agradecerle por haberse molestado. La verdad es que no estaba segura de si Christian iba a venir o no, pero después de lo de ayer, no estaba muy segura de si quería verle.
-No es nada.- Pero apenas podía escucharle. Como me había pasado otras veces, estaba demasiado inevitablemente ocupada pensando en Archibald.
¿Qué narices había pasado? Si se hubiese ido de mi casa un poco más rápido, hubiese sobrepasado la velocidad máxima permitida en ciudad.
¡Básicamente te dijo que le gustabas! ¿Cuántas pruebas mas hacen falta para que te des cuenta?
Seguía sin saber qué significaba lo que me había dicho antes de irse, y lo peor era que no era capaz de restarle importancia... o de simplemente ignorar su acción. ¿Qué podía haberle llevado a preguntarme si no hubiese querido reírse de mí? Como le había dicho, sacando fuerza de alguna parte que no sabía que tenía, había sido un capullo. Pero ya me había pedido perdón por ello, y yo no pensaba que le fuera a dar más vueltas: hasta que me soltó esa frase y se fue sin vacilar ni un solo minuto.
Eh, ¿vas a hacerme caso alguna vez?
~Sabes la respuesta~
Ya, ya lo sé.
-¿En qué piensas?- Álvaro levantó un poco la voz para que le oyese entre el sonido de la moto y el tráfico parado en el semáforo de al lado del instituto. ¿Ya habíamos llegado?
-En nada. Bueno... no sé.- No quería mentirle... pero tampoco podía decirle la verdad. Primero, porque no sabía qué era esto (y con esto, me refiero a lo que estaba pasando en mi vida últimamente), y segundo, porque sabía perfectamente que la relación que mantenían esos dos no era precisamente amistosa. Y por mi parte era un poco desagradecido pensar en él cuando Álvaro había sido tan simpático de llevarme al instituto.
Álvaro arrancó la moto de nuevo, y llegó hasta el aparcamiento en el tiempo que pensaba en lo poco convincente que había sonado mi respuesta.
-¿Piensas en- hizo un gesto dramático señalando hacia mí y después hacia él rápidamente- nosotros?- Clavé mis pies en el hormigón, bajándome de un salto de la moto. ¿Eh?
Agh, es algo asqueroso.
Pero... ¿había un nosotros acaso? Es algo que realmente me gustaría saber, porque lo del beso... Bueno, fue algo extraño. No es como si me fuese a esperar nada especial, pero simplemente me gustaría aclarar algunos aspectos sobre ayer en mi mente.
-Dime, por favor.- Aparcó en uno de los pocos sitios que quedaban libres, y se quitó el casco rápido para mirarme.
-Eh...- ¿Qué debía hacer ahora? ¿Mentirle, y que pensara que sí, que había estado pensando en todo ese follón? Porque la verdad era dura, pero era que no. Que desde ayer, solo había tenido a una persona en mi mente... un idiota que por supuesto, no era él.
Durante unos segundos, no pude mover los ojos del suelo. ¿Qué me estaba pasando? ¿Qué era esto? ¿Por qué le daba tanta importancia a lo que Archibald hacia y dejaba de hacer? Sabía perfectamente que no debía hacerle ni puñetero caso... solo era un chico más con bipolaridad adolescente, y egocentrismo descontrolado.
-¿Sí?- Mi mente voló hacia la realidad de nuevo.
-Sí.- Mentirle era mejor opción que tener que explicárselo todo, y que me tomase como a una estúpida anormal. La realidad era que Álvaro me importaba... muchísimo. Era genial, y me hacia sentir una más, sin importar cómo fuese en los estudios o cualquier otra chorrada. No como Christian, que me recordaba lo cerebrito que era, cada vez que le apetecía.
¿Por qué narices volvía a pensar en él?
-Yo también.- No vaciló ni un solo instante.- Y creo que deberíamos repetirlo.- ¿QUÉ?
¿Se refería al...? ¿Al...?
Sí, al beso. Se refiere al beso, enhorabuena.
-Bueno, si tú quieres, claro.- Hizo una pausa, y al ver que yo no decía nada, prosiguió.- Pero creo que estaría bien.- Se corrigió.- Me gustaría.- Sonrío de manera encantadora.
Mi respiración se hizo notablemente más pesada, y pude notar como mis piernas comenzaron a amenazarme con dejar de sostenerme. ¿Lo decía en serio?
-¿Qué me dices?- Su sonrisa se fue apagando poco a poco, a medida que pasaba el tiempo.
Tenía que parar esto ya. Tenía que ordenarle a mi cuerpo que dejase de pararse cada vez que quisiese, y que reaccionase de una maldita vez. Tenía que decirle a mi boca que hablase, y dijese todo por fin, sin cortes y trabarse. Quería que mis ojos se pudiesen centrar en alguien que no fuera ni Chase ni Eve sin tener que desviarse; y quería oír todo lo que me decían, sin distraerme.
Como el rugido de la moto de Archibald, por ejemplo. Que acababa de estacionar delante de donde estábamos Álvaro y yo.
-Eh...- El miedo empezó a invadirme por dentro. La última vez que se vieron, en la pizzeria... no acabo bien.- Tienes que...- Pero de pronto miré hacia su moto, y apreté los puños incoscientemente, parándome en mitad de la frase.
Archibald no venía hacia nosotros. Quizás porque estaba demasiado preocupado montando el numerito con una chica rubia de nuestra clase, encima del vehículo.
-Sí.- Esa única palabra fue suficiente para que Álvaro me abrazase efusivamente. Me quedé congelada, pero le respondí de igual forma.
Seguía sin saber en qué estaba metida, pero lo descubriría pronto.
Tenía que acabar de una vez por todas con esta situación. Porque estaba claro que a Chris... Archibald no le importaba lo más mínimo.
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Y todo por una Nerd.
Teen Fiction¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...