SUFICIENTE.
-¡Es que no me lo creo! ¡Estamos en una fiesta de verdad!- Eve agitó su tercer ron con Coca Cola en el aire, diciendo exactamente lo mismo que hacía escasos minutos.
-Sí, bueno... Eve, creo que deberías dejar de beber ya.- Bradley no había probado una sola gota de alcohol desde que habíamos llegado, intentando darnos una lección moral que aún no había averiguado cuál era. No me extrañaba, mi mejor amigo era el más responsable del grupo.
Yo, en cambio, no me había mostrado así en absoluto. Cansada de aguantar los comentarios de Eve que no hacían más que hacerme sentir peor por no haberles ocultado demasiadas cosas, había recurrido a olvidar la culpa- y todo en general-. Y tampoco había bebido una exageración, pero mis dos chupitos de un líquido rojo oscuro y otro Ron con Coca Cola no me los quitaba nadie.
-¡Solo una más, Chase!- Y enganchó su brazo con el mío.- Vamos a presentarnos a todo el Mun...- Pero no pudo terminar la frase, porque me giré violentamente al sentir una mano en mi espalda.
-¡Bianca!- Paola sostenía en alto su vaso del mismo color que los chupitos que había tomado.- ¿Por qué no te vienes con nosotros?- Y simplemente me arrastró por el pasillo hasta otra de las salas de la casa atestadas de gente, ignorando totalmente la presencia de mis amigos.
Mejor, no quieras ver su cara en este momento.
Y solo en ese momento caí en que mi plan de no decirles nada había podido derrumbarse en tan solo un segundo. Acababa de dejarles plantados por una chica a la que se suponía que ni tan siquiera debería haber conocido. Debía inventarme una buena excusa.
Muerte.
-Estamos allí.- Y señaló a lo lejos de la sala, a un cúmulo de gente formando un pequeño círculo con demasiadas esquinas para ser un círculo. Y, en una de ellas, mi peor pesadilla hecha realidad con su camiseta gris y su pelo ligeramente peinado.
Me quedé parada, pero Paola tiró de mí dos veces más, y me empujó para que me sentase a su lado, quedando exactamente a tres personas de Christian, quién para mí suerte no parecía haberme visto en ningún momento.
-Vamos a jugar a Los siete minutos de la felicidad.- Por mucho que me susurrase, no tenía ni idea de qué estaba hablando.
-Bueno, pues ahora que estamos todos, podemos empezar.- Una de las amigas de Paola, sentada enfrente de mí, se levantó y se colocó en el medio del círculo.- Ya sabéis que todo está permitido siempre que la otra persona lo permita y blá blá blá. Lo demás ya es cosa vuestra.- Hizo una pausa.- Me canso de repetir lo mismo tantas veces.
No entendía absolutamente nada de lo que acababa de decir.
Yo sí.
~Tú mejor cierras el pico para lo que queda de noche.~
-Así que empiezo yo.- Alguien gritó.- Clarice. Thomson.
La chica de mi lado se levantó, dejando solo a dos personas entre Archibald y yo. Maldecí en silencio, y bebí todo el líquido que faltaba en mi vaso, que tampoco era mucho.
Un jugador del equipo de fútbol también desapareció por la misma zona en que lo había hecho la chica segundos antes.
-¿Alguien quiere?- Un chico colocó en el centro del círculo una bandeja con bebidas de todos los colores, y luego volvió a sentarse con nosotros.
Paola se acercó, y cogió dos vasos iguales de un líquido amarillento y azul, y me tendió uno.
-Es Blue Tropic con Licor 43.- Lo cogí sin protestar, aunque sabía perfectamente que ya había bebido de sobra.- Está súper dulce, tienes que probarlo.- Y así lo hice, evitando llamar la atención.
ESTÁS LEYENDO
Y todo por una Nerd.
Teen Fiction¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...