LO QUÉ SEA QUE TENGAMOS.
Apagué la televisión en el momento en que la cabeza de Christian cayó en mis piernas, bastante más que dormido. Llevaba así como dos horas, más o menos desde que empecé a ver el capítulo cuatro de la quinta temporada de Gossip Girl.
Ya... Y no te dejes la parte en que , te aprovechaste que ya estaba dormido para ver Bloopers de CSI Cyber. No te molestes en presentarte a ningún concurso de frikadas, que dicen que no admiten a profesionales.
Y claro, mi cuerpo se negaba a moverse justo ahora, siquiera a apartar la mirada de él. Tenía los labios entreabiertos -generando un pequeño ruido de ronquido-, un brazo debajo de su cabeza y en contacto directo con mis piernas y el pelo revuelto. Y dormía tan plácidamente que parecía otra persona. Nada que ver con su egocentrismo y 'alta modestia' habitual.
Todo esto de estar juntos, o lo que fuera, debía ser una puñetera broma.
Quiero decir, ya había reconocido que él me gustaba y era demasiado tarde para retirarlo ahora... Pero era básicamente imposible (por mucho que él hubiera dicho) que hubiese visto algo en mí. No era nada comparada con Sarah o cualquier otra chica que hubiese visto con él. Era demasiado raro que pudiera estar interesado en mí.
Mi mano se deslizó de manera inconsciente a su pelo, demasiado suave. Nunca había estado en esta situación con nadie que no fuese Chase, quién siempre se tumbaba en mi regazo cuando nos poníamos en ese mismo sofá a ver una película.
-Mmmm.- Christian empezó a moverse y luego murmuró algo sin sentido.
-¿Te he despertado?- Susurré impaciente, sintiendo mucho no haberme podido contener con su pelo.
Sus ojos se enfocaron en los míos.
-Es agradable.- Se pasó la mano por la cara, cansado.- ¿Qué hora es?
Miré mi móvil.
-Las nueve y diez.
Archibald terminó de despertarse y se incorporó lentamente. Mis piernas estaban algo entumecidas, pero no mucho porque Christian apenas llevaría media hora en ellas.
-Tengo hambre. ¿Quieres salir a cenar?- Me sorprendí por su pregunta. En realidad no habíamos salido juntos en ninguna ocasión todavía.
Mis mejillas enrojecieron estúpidamente, y me enfadé mentalmente con Christian. No importaba lo que dijese, siempre provocaba ese estúpido efecto en mí.
-A las chicas os gustan esas cosas, ¿no?- Salté del sofá, horrorizada.- Bianca, me lo estás poniendo muy difícil.
¡Sería idiota!
O quizás solo eres tú haciéndote líos mentales del tamaño de Asia.
¡Era él quién me lo ponía difícil todo el tiempo! A lo mejor estaba muy acostumbrado a invitar a chicas a salir así... sin más, pero yo por supuesto que no. ¡No había ido con Álvaro a ningún sitio más que a la pizzería en la que discutieron!
Las ganas que tenía de insultarle aumentaban casi a cada minuto. Por supuesto que para mí significaba muchísimo estar en frente de todo el Mundo y enseñarles lo que quisiera que fuera esto. De hecho, hasta ahora los únicos que sabían con seguridad lo que estaba pasando eran Brad y Eve, porque en el instituto apenas habíamos estado juntos. ¿Dafne también sabría algo?
Me puse más colorada si podía, recordando que su hermanastra -la misma que me había vuelto loca en un principio pensando que estaba saliendo con Christian- me había reconocido en la fiesta antes de que hablásemos siquiera. Archibald le había hablado de mí.
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Y todo por una Nerd.
Ficção Adolescente¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...