Martes de madrugada.
No. Esto no podía estar pasando. Hasta donde yo sabía Sarah estaba en New Eastern, no aquí. No podía haber recorrido un continente sin más. Y menos presentarse en mi cuarto de la nada.
Y menos cuando Bianca nos estaba mirando alternativamente a los dos, sin tener ni idea de nada.
¡Mierda! Me había costado más de seis horas rayándome decidirme a besarla y a demostrarme de una vez que lo que sentía no era nada, y ahora cuando empezaba a ponerse divertido...-¿Qué?- Sonrió.- ¿Te lo estabas pasando tan bien que ni siquiera vas a dar un abrazo a una vieja amiga?- Puso sus brazos a mi alrededor, pero los aparté con cuidado.
La miré por tercera o cuarta vez, sorprendiéndome de nuevo de lo poco que había cambiado en dos años. Más concretamente lo único que era diferente era su pelo, que ahora era rojo, lo que me confirmó que seguía con la manía de cambiarse el color.
Por lo demás, estaba igual de buena que siempre. Pero eso no cambiaba nada.-¿Qué haces aquí?- Esa era la pregunta más importante. Y podría haber sido bastante más soez con la pregunta, pero para mi mente ella seguía siendo siendo solo una chica.
No le di importancia al portazo que pegó Bianca al salir. Hablaría con ella más tarde.
-¿No te avisó tu hermanita?- Me rasqué la cabeza sin comprender. ¿Qué tenía que ver Dafne en todo esto?- Me quedó unos días.- Me paralicé.
¿Qué se quedaba?
¿Dafne sabía que estaba aquí? ¿Y no me lo había dicho?Lo segundo era lo menos importante. Claro que lo sabía, que hubiésemos cortado no significaba que hubiesen dejado de hablar. Ellas siempre habían sido amigas, y nada cambió cuando Sarah se fue. Sobre todo teniendo en cuenta que nadie sabía los verdaderos motivos de nuestra ruptura.
Intente respirar hondo y recomponerme. Era la única persona que siempre había tenido ese poder en mí... Y me jodía como el demonio que pudiese seguir teniéndolo.
-¿Dónde te quedas?- No quería parecer preocupado, pero necesitaba salir de dudas.
Sarah había vendido su casa hacia un año y medio, justamente después de irse a Portland. No tenía absolutamente ningún sitio aquí salvo hoteles y esas cosas, claro.
-Pues verás...- Pero no vaciló.- Aquí. - Paré en seco.
¿Eh?
¿Aquí donde?-En tu casa.- Bufé. Odiaba que interrumpieran mis pensamientos.
Espera, ¿qué?
¿En casa?
¿Se había vuelto loca?
Ni de casualidad.-No.- Contesté firme, mirándola. No sabía por qué me extrañaba que Sarah tuviese esas ideas tan graciosas. Siempre había sido así.
Pero aquí estaba yo para pararle los pies con sus disparates.
-Venga, Chris.- Se acercó a mí, pero me alejé.- Por los viejos tiempos... Ya sabes.
Sí. Lo sabía muy bien. Y ahí estaba el problema.
Porque en los viejos tiempos se quedaba a dormir, sí. Pero también se tiraba a Álvaro cuando prefería dormir con él.¿Cómo se podía tener tanta cara?
-No puedes quedarte aquí.- Estaba al borde de perder los nervios.
ESTÁS LEYENDO
Y todo por una Nerd.
Teen Fiction¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...