Archibald's POV

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Jueves por la noche.

"Cállate. Quiero terminar de ver una cosa."

Seguí escribiendo según caminaba hacia el porche.

No sabía qué podía ser tan importante para ella como para que llevase rechazándome media hora. Lo averiguaría pronto.

"En realidad no estoy hablando, ¿sabes?"

La idea de imaginar una Bianca enfadada mirando su teléfono me hacía sonreír y querer verla cuanto antes.

El qué estaba pasando con ella era ajeno a mí, pero desde luego que pensaba disfrutarlo. Bianca era muy complicada, pero eso también tenía su parte divertida -como en momentos como este-.

Además, no es que fuera una relación seria o algo así (el amor era algo que estaba fuera de mi alcance). Más bien era un constante tira y afloja, pero no estaba mal en absoluto.

No podía compararla con Sarah, pero es que tampoco quería. Bianca era preciosa también, pero por lo demás eran incompatibles. Además, los sentimientos que había tenido alguna vez por Sarah no estaban ahí con Bianca y al revés. La adoración física y el enamoramiento estúpido típica de un niñato se habían sustituido por una importante atracción, ya no solo a nivel físico sino psicológico. Bianca suponía un reto y me gustaba estar con ella, no había de por medio mierda como lo había cuando compartía a mi novia con Álvaro.

Mi móvil se iluminó vibrando.

"Pues deja de escribirme."

Miré al frente, y volví a sonreír.

"Pues ábreme la puerta."- Llamé con los nudillos al tiempo que enviaba el mensaje.

"¿Qué?"

Solté una carcajada. Que se sorprendiera por todo era realmente gracioso.

"Tú abre."- Volví a llamar.

Sonaron unos pasos a través de la puerta y luego cedió lentamente, dejando ver a una Bianca con los ojos muy abiertos y una mueca de algo irreconocible en sus ojos.

Pasé la vista por su cuerpo, y levante una ceja de manera inconsciente. Llevaba una camiseta negra con solo una frase "Your argument is invalid" y unos pantalones cortos con símbolos de Mickey Mouse allí donde mirases.

-Muy guapa.- Me apoyé contra el marco, sin dejar de mirarla.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó ignorándome, pero sabía que me había oído perfectamente por el leve rubor de sus mejillas.

Solo ella podía alegrarse tanto de verme, teniendo en cuenta que ahora estábamos saliendo o lo que fuese esto.

-Tengo un examen el lunes- señalé la mochila en mi hombro- ¿no piensas ayudarme?

-Creí que nuestro trato se había terminado, Christian.- Se pasó una mano por el pelo, evitando mirarme con todas sus fuerzas.

Levanté su barbilla.

-No recuerdo haber dicho eso en ningún momento.- Enfoqué mis ojos en los suyos.

-Yo pensé...- Susurró bajando la voz, pero no la deje terminar.

-Creo que sería mejor para la humanidad si no pensaras.- Respondí en el mismo tono, y su expresión cambio inmediatamente a una indescifrable. Podría decir que no me lo esperaba, pero sería mentira.

Si algo había aprendido de Bianca desde el principio era que le daba demasiadas vueltas a las cosas. Y cuando lo hacía, todo parecía torcerse.

Parecía a punto de decir algo cuando volví a hablar.

-¿Me dejas pasar?- Me incliné hacia ella, pero me quedé en el sitio. Sus ojos bajaron a mis labios por un momento.- Por favor.- Junté mis manos, pero ella no desvió su mirada.

Mierda, quería besarla.

-O eso, o te beso aquí mismo.- Regresó sus ojos a los míos inmediatamente.- Tú decides, pero te recuerdo que la última vez no salió muy bien.

Se sonrojó hasta las entrañas, y solté una carcajada. En los tres días que llevábamos "saliendo", había hecho eso como cien veces. Y digo saliendo así, porque era la primera vez que salía con alguien y no me acostaba con ella casi instantáneamente. Pero es que mis relaciones anteriores se basaban solo en eso, en el sexo.

Aunque con Bianca no sentía esa necesidad imperiosa, era evidente que mi cuerpo la deseaba. Pero podía soportarlo algún tiempo más.

-Pasa.- Se apartó de golpe despertándome del trance. Entré y me dirigí al salón.

-Bien.- La atraje hacia mí nada más llegó a mi lado.- ¿Me das ahora mi beso?

Miré sus labios. A estas alturas ya no tenía sentido negar que me gustaba besarla... bastante, para ser sinceros.

-No.- Susurró medio enfadada y yo me di una palmada mental para felicitarme por esperarme su respuesta. Aun así, no iba a rendirme tan fácilmente.

-Bianca...- Acerqué más mi cara a la suya.- Venga, quiero besarte.

-¿Pero quién te crees que...?- Ya está. Eso fue todo lo que pudo decir antes de que posase mis labios sobre los suyos.

Pero tampoco llegó a mucho más, porque Bianca me pegó un empujón digno de cinturón negro de karate. A veces dudaba de la fuerza de esta chica, aunque nunca solía apartarme de esta manera sino estaba verdaderamente enfadada.

Y podía jurar que la había visto más enfadada que ahora en muchas ocasiones.

-Apártate.- Abrí mucho los ojos.- Luego podemos estudiar si quieres, pero ahora quiero terminar de ver Gossip Girl.- Estallé al oír ese nombre.

Gossip Girl.

Reí todo lo fuerte que pude. Tanto que creo que nunca me había reído tanto como en ese momento.

¡Así que era esa serie! Esa maldita serie que había dado para meses de martirio con Daf -su nivel de fanatismo llegaría a un punto insospechado hasta para la NASA- y que seguía sin entender donde todos eran unos putos niños ricos que podían permitirse comprar hoteles como golosinas.

Nunca me hubiese esperado que le gustase a Bianca, la verdad. Pero era curioso, sí.

-No me digas que te gusta.

No estaba dispuesto a soportar que nadie más me hablase de ella. Ya se me hacía inaguantable cuando Dafne trataba de contarme alguna cosa en los pocos días que estaba en casa, como para tener a otra persona -que además veía bastante más a menudo- haciéndolo también.

-¿Bromeas?- Soltó de repente, y quise soltar todo el aire contenido.- ¡Es mi serie favorita!

Clase magistral de cómo hacer trizas las ilusiones. Premio a la mejor demostración para Bianca.

-De Daf también.- Solté sin pensar.

Por una parte estaba sorprendido de que pudiesen tener algo en común. Pero eso era bueno, ¿no?

Bianca sonrió débilmente, pero pronto dejo emerger su enfado de nuevo.

-Bueno, pues quiero terminar el capítulo.- Levanté una ceja y me volví a acercar a ella.

No sabía qué tenía esa actitud, pero me atraía como nada.

-Primero mi beso.- Rocé sus labios con los míos sin darle tiempo a rechazarme, y profundicé el beso en cuestión de segundos.

Bianca terminó cediendo, dejando sus manos caer sueltas en su costado. Yo la cogí de la cintura.

Besaba de maravilla, pero la simple idea de imaginar a Álvaro con ella en esta misma situación siempre estaba atormentándome.

No volvería a tocarla, jamás. Me encargaría personalmente de ello.

-Me gustas mucho.- Susurré sin romper el beso y sin mentir.- Demasiado.

-A mí también.- Pero no me dejó mucho más tiempo para procesar sus palabras, porque escondió el rostro en mi cuello.

Pero simplemente así fue como un ridículo escalofrío me recorrió la espalda.

Y todo por una Nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora