¿QUIÉN ES ELLA?

Capítulo 24

De alguna forma, Wanda había conseguido que Stark te dejara salir con ellos. Te dirigías a tu habitación por un abrigo, puesto que ya era bastante tarde, en el trayecto te encontraste con Peter, quien había estado esperándote muy ansioso; comenzó a preguntarte por cómo te había ido en tu primera reunión con los Vengadores. Le contaste todo lo sucedido. Se mostró muy feliz al saber que todo había salido bien al final.

- Yo te lo dije - tenía una sonrisa de oreja a oreja, - ¿Si o no? Te lo dije, T/N.

- Si... me lo dijiste, Peter - te agradaba mucho este chico - Pero eso no le quita que fue muy intenso afrontar a todos "los Vengadores" - hiciste un poco de mofa del nombre.

- Eso es cierto - Peter levantó las cejas y luego estalló en risa junto contigo.

- Oye, Pet - te sentiste un poco apenada - Wanda me invitó a ver una película... ¿Tú quieres ir?

- ¡Por supuesto! - Peter casi saltó de la emoción - pero, ¿Cómo? ¿El señor Stark te dejó ir?

- Pues no sé que le diría Wanda... pero si - te encogiste de hombros sonriendo.

- Ja, ja, ja... Wanda es genial - Peter la buscó por el pasillo con la mirada.

- ¿Vienes entonces? - te sentías feliz de que Peter te acompañara.

- Si... - la emoción de Peter te contagiaba - solo déjame llamar a Tía May.

- Ok... Wanda dijo que nos vería en el auto. Pero iré a mi habitación por un abrigo.

- Allí te busco - Peter había tomado su teléfono ya.

Le sonreíste con entusiasmo y con paso apresurado llegaste a tu cuarto.

- ¿Thor?... - cual fue tu sorpresa al encontrar al príncipe de Asgard, parado justo en medio de tu pieza. Sus miradas se conectaron, ambos se sintieron acongojados.

- T/N... - susurro Thor, sintió un nudo en la garganta y apretó los dientes - ¿Podemos hablar?

- Si, claro... - seguías de pie en la puerta, tomaste todo el aire que pudiste y pasaste con paso dudoso.

- Yo... - Thor caviló en su puesto - yo quiero que sepas que puedes contar conmigo siempre.

- Lo sé, Thor - estabas a solo dos pasos de él, completamente perdida en sus bellos ojos azules - y te lo agradezco mucho.

- Si tú... - Thor bajó la mirada, jugaba sus manos nervioso y volvió a verte a los ojos - Si aquí no te sientes cómoda... yo podría ayudarte a encontrar otro sitio. A veces los Vengadores son... difíciles.

- Gracias... - sonreíste con tristeza, Thor se veía tan lindo cuando estaba nervioso - Pero... creo que ahora todo estará mejor.

- Esta bien... - Thor también sonrió tristemente. Su mirada pasaba de tus ojos a tu boca y eso te puso más nerviosa. Sentías que el corazón te palpitaba con mucha fuerza.

- ¡Hey, T/N! ¿Nos vamos? - Peter entró de repente, puesto que habías dejado la puerta abierta. Se detuvo de golpe, mirándolos sorprendido.

- ¿Vas a salir? - Thor miró desconfiado a Peter, que inmediatamente se puso tenso.

- Ah... si, iremos a ver una película... - hiciste que Thor volviera la mirada a ti, parecía que quería golpear a Peter, y Peter parecía que se iba a desmayar - Wanda y Vision nos invitaron.

- Creo que te esperaré en el auto con Wanda... - Peter seguía muy asustado y salió con mucha prisa de la habitación.

- Bien... - Thor carraspeó - que disfrutes tu película.

- Thor... - inconscientemente te acercaste a él y le tomaste del brazo.

- ¿Si?... - Thor también se acercó, demasiado. Se miraron en silencio. Sentías un impulso desmesurado por arrojarte a sus brazos, querías refugiarte en su cálido pecho, sentir una vez más su aroma masculino, sentirte protegida por él. Abriste la boca sutilmente, ahora querías besarlo con ardor, te quemaban los labios y tu corazón lo exigía. Thor tomó tu mejilla con suavidad, había un brillo en sus ojos, miraba tus labios con deseo.

- ¿Thor? - susurraste.

- Si... - su voz se escuchó ronca, tus rodillas dudaron. Thor se inclinó hacia ti, pero tu mano en su pecho le impidió descender más.

- Lo siento... - agachaste la cabeza. Estiraste la mano para tomar tu chaqueta que estaba tendida en una silla junto a ustedes. Caminaste hasta la puerta con determinación, dejando tu corazón en el piso, con Thor - Debo... debo irme.

Saliste apresurada y caminaste a toda prisa. Tenías un nudo en la garganta. Sabías que ya no podías estar con él. Pudiste sentir como salió hasta el pasillo a verte ir. Tomaste todo el aire que podían tus pulmones y continuaste tu camino.