¿QUIÉN ES ELLA?

Capítulo 35

Todos los explosivos que habías esquivado como si de un juego de tenis se tratara, estaban colisionando el helicarrier. Al fin, se le acabaron las municiones al desdichado. Te miró casi preocupado. Le sonreíste con sorna y te aproximaste con pasos fuertes, pero él, tiró el arma al suelo, salió corriendo y se lanzó por la borda, lo viste desplegar su paracaídas a lo lejos.

- Miserable cobarde... - reñiste los dientes muy molesta.

Una terrible explosión sacudió el helicarrier, y comenzó a desplomarse. Las granadas que habías solo esquivado habían dañado seriamente el sistema de navegación de la nave. Quizás... solo quizás era un poco tu culpa.

- ¡Rogers! - te aferraste al barandal, viendo hacia la pelea que abajo continuaba - Esta cosa se está cayendo...

- ¡Si...! - el Capitán y el Soldado se desequilibraron por la inclinación de la nave, que inmediato comenzó a sacudirse - Ya me di cuenta...

El helicarrier iba cayendo rápidamente, sentías como el estómago se te subía al pecho mientras luchabas por no resbalar en el barandal.

- ¡Rogers! - te estabas comenzando a marear por el descenso - Se acabó el tiempo... - una fuerte explosión detonó en el helicarrier haciendo volar grandes partes del mismo - Tienes que decidir que hacer... ¡Ya!

Las vigas del lugar comenzaron a desprenderse y cayeron sobre ustedes. Saltaste al lado del Capitán América y pudiste sostener unas con una campo de fuerza antes de que le cayeran encima. El Soldado se vio aprisionado con unas que le cayeron a él. Arrojaste los pesados pedazos de metal a un lado, mientras Rogers te agradecía con un gesto de cabeza.

- Ayúdame a sacarlo de allí - Rogers se aproximó a Barnes y forcejeó la pesada viga que le había caído encima.

- En seguida - te pusiste en el otro extremo de la viga y junto con el Capitán la levantaste, casi ni ayudaste, porque él la levantó toda por poco. No tenías idea de lo fuerte que era Steve Rogers.

- Barnes, sal ya... - miraste al Soldado que los veía confundido porque le estaban ayudando.

Tan pronto como salió te aproximaste velozmente al Capitán volando por sobre el Soldado. No les quedaba mucho tiempo en aquella chatarra.

- Rogers... - te pusiste a su lado, mientras veían a Barnes ponerse de pie - Tienes que hacerlo recordar... No nos queda mucho tiempo en esta lata.

- Si... - el Capitán se tomó del brazo herido y viste preocupada como supuraba sangre - Tienes razón.

Antes de que avanzara hacia el Soldado, lo halaste hacia ti y pusiste tu mano sobre su brazo. Rogers te miró sorprendido e inmediatamente hizo una mueca de dolor, miró hacia tu mano que estaba roja como brazas, y luego te miró fijamente a los ojos, acababas de cauterizar su herida. Te veía agradecido, solo sonreíste y le golpeaste en el hombro, para que fuera con Barnes, que ya estaba en guardia otra vez.

- Bucky... - el Capitán se aproximó a él. Pero tan pronto como lo tuvo cerca, el Soldado dio un brutal puñetazo a Rogers.

- ¡Steve...! - te quisiste aproximar pero el Capitán te detuvo con una señal de su mano.

- Estoy bien... - Rogers se reincorporó - Bucky... - volvió hacia el Soldado - Me conoces de toda la vida...

Barnes volvió a golpear al Capitán. Pudiste ver en su rostro duda y confusión, veía a Steve Rogers y sacudía la cabeza. Sabías que él estaba ahí, sus recuerdos quizás no estaban claros. Tal vez necesitaba más tiempo y esa lata voladora no se los estaba dando. Pensabas en otra forma de ganar tiempo. Entonces, tenías que desobedecer al Capitán América, seguro él te lo agradecería luego. Extendiste tus manos para sujetar toda la pieza de metal del helicarrier; era bastante grande, pero ya habías sostenido una nave más grande antes. Abarcaste todo el helicarrier con un campo de fuerza. El descenso comenzó a disminuir.

- Tu nombre... - Rogers volvió a ponerse de pie ante el Soldado - Es James... Buchanan Barnes.

- ¡Cállate! - el Soldado gritó con desespero, su cabeza daba vueltas en ese momento. Se aproximó al Capitán América y le dio otro golpe en la cara, arrojándolo al suelo.

- Tú lo sabes, Barnes... - miraste al Soldado, haciendo fuerzas sosteniendo la nave - Lo recuerdas...

El soldado caviló, te miró confundido, luego miraba a Rogers. El Capitán América se puso de pie y se quitó el casco. Barnes sabía que a él lo conocía de alguna parte, reconocía su rostro, su voz. 

- No pelearé contigo... - Rogers arrojó su casco y el escudo, que cayeron por un agujero del suelo al rio debajo de ustedes - Eres mi amigo.

Te sentiste conmovida. Un nudo en la garganta te estaba impidiendo respirar bien. Si tan solo tú hubieras tenido un amigo que te hubiese buscado y arrancado de las garras de Ronan. Pero no, nadie fue a tu rescate; tuviste que salvarte sola. El Soldado volvió a golpear a Rogers, sentiste el corazón pequeño, como si a ti te hubiera dolido el golpe. El estar sumida en tus pensamientos te distrajo y no te diste cuenta de que una viga más cayó sobre ti, te golpeó en la cabeza y te noqueó en el acto. El helicarrier volvió a caer en picada sobre el rio. El Soldado se arrojó contra el Capitán y lo derribó al suelo.

- ¡Ustedes...! - el Soldado estaba sobre Rogers, propinándole fuertes puñetazos  - ¡Ustedes son mi misión! - miró confundido al Capitán América, no se estaba defendiendo.

- Entonces termina, soldado... - Steve Rogers estaba bastante herido - Yo siempre estaré a tu lado.

Esa frase, esa simple frase, trajo otro montón de recuerdos al Soldado y miró absorto a Rogers. En ese momento, hubo otra explosión a bordo, partiendo en pedazos la nave; otras vigas cayeron y desplomaron el suelo del pasillo en donde estaban.

- T/N... - Rogers te buscó tan rápido como pudo con la mirada.

En cuestión de segundos, todos cayeron con los escombros al rio. A unos metros más retirado, cayó el helicarrier hecho pedazos.

Unos minutos más tarde, el Soldado sacaba del agua dos cuerpos, uno lo traía sujeto de los ojales de su traje y el cuerpo más pequeño cargado en el hombro.

Dejó a Steve Rogers en la orilla del rio. Lo miró por un par de segundos, indeciso, confundido. Te puso también sobre la arena, se arrodilló a tu lado y revisó el pulso en tu cuello. Después de un momento, cuando miró que te moviste, te cargó en brazos y se fue contigo del lugar.