Capítulo 25

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La salida con Wanda y los chicos fue muy divertida. Te trataban con total naturalidad, eras como una más de ellos, entre el montón de gente en el cine. Una persona completamente normal. Habían ido a una plaza a comer comida callejera, te dio algo de temor comer "hot-dogs", Peter y Wanda se divirtieron mucho al ver la cara que habías puesto. Ya habías comido muchas cosas extrañas en tu vida, pero el nombre de esa cosa te puso a pensar.

Mientras Wanda y Vision se tomaban su tiempo juntos, tú estuviste a merced de las ocurrencias de Peter y Pietro. Era una locura estar con ellos, gastándose bromas, dándose retos ridículos, de los cuales te hacían participar. Se pusieron a competir quien se acababa primero un frozen gigante; contaron hasta tres y comenzaron, terminaste como un rayo la bebida granizada, pero de inmediato sentiste un dolor entre las cejas que te dejaba helada la frente. A Pietro se le salió la bebida por la nariz al verte, se estaba burlando de ti, pues era la primera vez que bebías de golpe una cosa de esas, era tu primer "cerebro congelado". Peter se quedó a mitad de su bebida, pues no podía parar de reír, viéndote a ti y a Pietro. Mientras tú reías sosteniéndote la frente, contagiada por Peter y ver que a Pietro le escurría la bebida azulada por la nariz. No recordabas ningún momento en el que te sintieras tan a gusto y feliz. Quizás, después de todo, habías encontrado un lugar, en el que podrías al fin... ser tú.

En la mañana, saliste temprano de tu habitación, aun no amanecía y querías tomar los primeros rayos del sol en la azotea. Tenías ya un lugar en el que te ibas a sentar y meditar. Aunque Wanda había hecho algo con tus horribles pesadillas, dormir siempre se te dificultaba y estar en la cama te incomodaba. Había demasiado silencio en el Complejo, y eso te ayudó a entrar en un estado zen. Hasta que el sol te dio los buenos días.

Luego de cargarte de buenas vibras con el alba bajaste de la azotea, flotando en el aire, hasta la enorme pileta que había en el patio. Andabas ya descalza y en camiseta, habían toallas dispuestas en una mesita, no te vendría mal nadar un poco; así que después de tantear la fresca agua con tus pies, te sumergiste hasta el fondo. Era tan tranquilo, relajante y agradable. No supiste cuanto tiempo estuviste allí, sentada, de piernas cruzadas en el fondo de la pileta; cuando escuchaste unas voces afuera. Tu oído era muy bueno, aún sumergida en el agua. Rodaste con desagrado los ojos al reconocer una de las voces.

- ¿Listo Sam? - Steve Rogers salía todas las mañanas a correr con Sam Wilson. Pasaban en ese momento por la pileta, sin percatarse que estabas allí.

- Claro que si... - Sam amarraba sus agujetas y se estiró un poco - Como siempre.

Rogers avanzó, pero Sam no le siguió. Se veía pensativo.

- ¿Vamos? - Rogers también se detuvo y le miró confundido.

- Sabes, - Sam miró a su amigo de forma curiosa - estaba pensando en la chica nueva.

Steve de inmediato cambio su cara con desagrado y suspiró incomodo, miró a Sam, quien sonreía animoso.

- Es muy bonita, ¿No te perece? - Sam miró sugestivo a Rogers, levantando una ceja.

- Es un dolor de cabeza, créeme - Rogers se dio la vuelta y comenzó a trotar.

- Se ve simpática - Sam detuvo a su amigo, le miraba confundido.

- Es arrogante y engreída - dijo Steve con un deje de molestia - Si lo viste al terminar la reunión, ¿no?

- Caballeros... - saliste del agua a paso lento, sin quitar la mirada del susodicho que estaba hablando en mal de ti - Buenos días.

Sam y Steve inmediatamente parecieron un poco nerviosos, al saber que los habías escuchado. Notaste que Rogers te recorrió de pies a cabeza con una mirada fugaz, antes de mirar hacia otro lado. Estabas empapada, la camiseta que andabas se había pegado a tu cuerpo y al ser blanca, casi se había transparentado. Vale más que andabas algo debajo. Pero Rogers pareció abochornado, viste que sus mejillas se sonrojaron.

- Buenos... - Sam aclaró la garganta - Buenos días, T/N...

Sonreíste a Sam y él igual te sonrió muy animado. El único sin responder a tu saludo matutino fue el insufrible.

- Hola, Capitán Rogers... - tomaste una toalla y comenzaste a secar el exceso de agua.

- Buenos días... - Steve te sonrió de manera forzada y volvió a ver hacia otro lado, con cara de disgusto.

- Veo que amaneció agrio, como todos los días - te envolviste en la toalla y le miraste directamente a los ojos, él te miró muy serio.

- ¡Vaya! - Sam se rio y miró sorprendido a Steve - ¿Ya se llevan así?

- Wow... - bufó Rogers - Añade... mal educada... y confianzuda a la lista.

- Descuide, Capitán... - sonreíste maliciosa, lo miraste de pie a cabeza detenidamente, para hacerlo sentir incomodo, cosa que lograste al notar que había tensado su cuerpo - ...usted... tampoco me agrada.

Le lanzaste una mirada desafiante a Rogers, ¿Quién se creía éste para describirte de esa forma ante los demás? Levantaste la cara con orgullo, miraste a Sam y le sonreíste nuevamente, él igual te sonrió cortés. Inclinaste la cabeza hacia Sam en forma de despedida y caminaste en medio de los dos, no sin antes darle un empujón a Rogers cuando pasaste a su lado. Si ibas a caerle mal, le darías razones entonces.

¿QUIÉN ES ELLA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora