Capítulo 77

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La luz de la habitación se consumió, quedando solamente el rayo de luz que venía del techo. Strange continuó con el hechizo. Los símbolos a tu alrededor se mezclaron, volviéndose una cadena, que giraba como espiral y que poco a poco se iba estrechando más hacia ti. Estabas comenzando a asustarte. Stark estaba en un rincón, bastante nervioso por cierto. Strange hizo un último movimiento, que congeló la cadena en el acto.

- ¿Me muestras tus... poderes? - Strange estaba conteniendo con fuerza el hechizo, dándote el tiempo para que hicieras tu parte.

- Ok... - suspiraste nerviosa. Empuñaste tus manos y tu cuerpo empezó a despedir energía.

- ¿Eso es todo? - Strange te miró confundido.

- ¿Qué tanto ocupas? - te encogiste de hombros.

- Señorita... - se notaba que Strange estaba haciendo un esfuerzo - Sácalo todo...

- ¿Todo? - Stark miró a Strange.

- Todo.

- ¿Estás seguro? - dudaste.

- ¡Hazlo ya! - el hechizo se estaba yendo de las manos de Strange.

Tomaste todo el aire que tus pulmones te permitían. Sacaste todo lo que llevabas dentro. Tu cuerpo se volvió incandescente, brillaba con una imponente luz cegadora. Todo el lugar comenzó a temblar. Sentías tu pecho arder como un sol y tu consciencia parecía desvanecerse. Tu cuerpo se volvió energía pura, tu cabello parecía llamas y tus ojos dos fulminantes supernovas. Un calor insoportable inundó la habitación, mientras un sordo zumbido incomodaba a los presentes. Las paredes de la habitación vibraban y el polvo y escombros parecían ceder ante la situación.

- ¡Strange! - Stark corrió hasta el hechicero; sintió temor, jamás creyó verte así.

- Ahora voy a sellarlos...

Strange cerró sus puños y cruzó las manos en su pecho, al mismo tiempo que la cadena que te rodeaba se comprimió en ti y apretó con gran fuerza. Gritaste, las cadenas estaban penetrando tu cuerpo, quemándote la piel. Caíste de rodillas, mientras las ataduras te ceñían. Gritabas de dolor, sentías como si un millar de agujas estuvieran incrustándose en ti; tu cuerpo comenzó a apagarse, volviendo poco a poco a la normalidad. 

Strange relajó los brazos, te miraba con intriga. Las cadenas se habían desvanecido en tu cuerpo; estabas tirada en el suelo, jadeante, casi ahogada. Stark corrió hasta ti y te ayudó a ponerte de pie. Te sentías más liviana, débil. Miraste tus manos temblorosas, trataste de sacar una chispa o algo, pero no había nada.

- Lo hiciste... - reíste feliz. Estabas sollozando - Ya no está... 

- ¿Cómo te sientes? - Stark seguía sujetándote. Te miraba preocupado, estabas sudando y sentía calor emanar de tu cuerpo. Te lanzaste a abrazarlo, estabas muy emocionada.

- ¡Feliz! - te colgaste de su cuello y lo abrazaste con más fuerza - Y aliviada... de ser solo yo... otra vez...

- Ok... cálmate... - Stark pareció ponerse un poco incómodo y te soltó - No vayas a besarme de nuevo.

- ¿Qué? - le miraste confundida, secando tus lágrimas con el dorso de tu mano.

- Bien - Strange chasqueó los dedos y la habitación volvió a la normalidad - Si eso es todo, Stark...

- Gracias por la ayuda - Tony miró con asombro alrededor y estrechó la mano de Strange.

- Señor Strange... - te acercaste a él.

- Doctor Strange... - te interrumpió.

- Doctor Strange... - rectificaste - Estoy en deuda contigo.

Strange hizo un gesto, inclinando la cabeza y te sonrió. No dejabas de tener esa sensación de que lo conocías de alguna parte. Salieron al vestíbulo del edificio, en donde terminaron de despedirse.

¿QUIÉN ES ELLA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora