El Lobo y la Oveja

32.3- El principio del placer: Tómalo como referencia

Cómo dice el viejo dicho popular:

La curiosidad mató al gato.

P'Tae estaba a punto de demostrarlo.

......

¿Sabía siquiera lo que Nic le estaba haciendo?

Durante todo el camino hasta la casa de Technic, la temperatura había bajado un poco y la noche era realmente agradable, pero no era suficiente para calmar el calor abrazador que Tae sentía por aquellas manos debajo de sus brazos. Tampoco ayudaba el hecho de que su lindo nong hubiera trasladado todo su peso a su espalda. Incluso con el casco puesto, Nic había apoyado su cabeza en el hombro de P'Tae, susurrando cosas que el universitario no podía oír.

Nic estaba muy apegado a él.

Tae inhaló hondo y exhaló temblorosamente todo el aire de sus pulmones.

Aquel que manejaba su moto por la carretera intentaba mantenerse concentrado, dejando atrás esos nervios crecientes que zumbaban en su interior.

Tae llegó a los suburbios y se detuvo frente a una casa que conocía muy bien. Tuvo cuidado de maniobrar la moto sin perder de vista a Nic. Apagó el motor y bajó el soporte para que la máquina permaneciera estable. Sacó el casco de su cabeza y suspiró.

Nic frunció el ceño y parpadeó. La moto dejó de vibrar bajo él y sintió que alguien lo llamaba.

— Nong Nic...

Tae le quitó el casco y Nic sintió que la brisa le hacía cosquillas en la nuca sudada.

Esa sensación lo despertó un poco de su neblina alcohólica.

Tae dijo:

—Aquí estamos. Espera... Déjame... Agarra mi mano...

La voz tenía un tono suave y al mismo tiempo un matiz de preocupación.

Nic volvió a parpadear, lentamente. Sus ojos se sentían muy pesados pero sus piernas.... Se sentían flojas. Dios, no tenía fuerzas para estar de pie mucho tiempo. Nic enfocó sus ojos entreabiertos en la persona que estaba a su lado, llamándolo con tanta urgencia.

— Tú...— su garganta estaba seca—. ¿P' Tae? P' Tae...

Nic recordó vagamente. Su hermano, Kengkla.... Tae y él comiendo y bebiendo.

Recuerda vagamente a Kla hablando con P'Tae.

—Sí, sí, soy yo.

Tae le sonrió, pero algo en esa sonrisa inquietó a Nic. Observó cómo la mano de P' Tae se apoyaba en su hombro mientras el mayor decía:

—Nong... ¿Puedes pasarme las llaves de tu casa?

¿Las llaves?

¿Casa?

La parte racional que aún parpadeaba como la flama de una vela (a punto de apagarse) parecía emitir una advertencia desde el fondo de su mente. Pero lo descartó porque estaba en un estado de embriaguez y no quería pensar. Sólo quería apoyar la cabeza en una superficie blanda y que no lo molestaran.

Nic miró con curiosidad a su acompañante y luego a la casa. El movimiento fue tan rápido que gruñó en el acto. Mierda. Cerró los ojos e intentó respirar. La cabeza le seguía dando vueltas, pero, en el exterior, todo el cuerpo de Nic parecía tambalearse.

—¡Nong Nic!

Tae entró en pánico y sujetó a Nic para que no se cayera de la moto.

Nic volvió a despertar de su aturdimiento y suspiró. Una presión lo envolvía, alguien lo estaba abrazando. Respiró y olió un aroma perfumado. Estaba atrapado entre el calor y el aroma... Dejó escapar otro suspiro, pero esta vez de comodidad.