27- El gato fuera de la bolsa

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¿Conoces el amor a primera vista?

Tae podría decir que sí.

Todo había comenzado semanas atrás, cuando la facultad de ingeniería debía asistir a un par de talleres en otra universidad hermana.

Sí, era un estudiante de ingeniería y poseía un apodo Cool. ¿No lo convertía esto en un estudiante con personalidad? Por supuesto, una de estas afirmaciones era falsa. ¿Cuál de ellas? Sus padres realmente no le habían dado ese nombre. Tae realmente se llamaba...

¡Ahora no era el momento de revelar ese misterio!

Volviendo a esta historia de amor, Tae había perdido a sus amigos y la orientación del camino que debía seguir para encontrar el aula donde se celebrarían los talleres.

La clase debería haber empezado ya y Tae sólo había tropezado con un campo de deportes. Llegaría tarde y sería el hazmerreír. ¿Cómo podía una persona adulta seguir perdiéndose como un niño? Los gritos de un grupo de estudiantes de deportes llamaron su atención. A él le gustaba el fútbol, entendía varias reglas y hasta tenía un equipo favorito que jugaba en las grandes ligas. Así que entendía el sentimiento que exudaba estos jugadores. La persona que gritaba de un lado a otro poseía un aura intimidatoria, la persona que estaba a su lado seguía sus pasos.

¿Sería la persona intimidante el capitán de este equipo? Una vez que el silbato sonara y el entrenamiento terminara, Tae se acercaría para pedir ayuda. Justo cuando todos empezaban a reunirse para despedir la práctica del día, desde el lado opuesto del campo, se acercaron dos jóvenes estudiantes.

En ese instante, y sin esperarlo, Tae puso los ojos en uno de esos chicos. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Su respiración se detuvo por un segundo mientras miraba boquiabierto al chico que se había ganado su atención.

Era la primera vez que conocía a Technic.

Sin embargo, su repentina emoción se disipó un poco al ver que una de las salidas más cercanas estaba obstruida por él y un jugador del equipo le preguntó si estaba vivo.

Por supuesto que estaba vivo. Su corazón latía más rápido que nunca.

Tae asintió y el desconocido siguió hablando.

— Oohoo, ¿Entonces por qué no te haces a un lado?

Otro alumno que estaba a su lado lo regañó y lo llamó Can. Luego de unas cuantas palabras este chico con personalidad arrolladora se alejó.

Y a Tae no le importó.

Sus ojos no podían dejar de mirar a ese joven estudiante.

Oh. Oh. Oh.

Aquel chico de rostro apuesto, perfilado y con bonitas mejillas se estaba acercando a Tae.

Tae empezó a sudar y no era precisamente por el calor característico de Tailandia. Estaba sudando porque estaba nervioso y ansioso, como un fan que conoce a su ídolo favorito de cerca. Pero era más que eso. ¿Qué iba a hacer? No quería parecer un bicho raro.

¿Podría pedirle que me mostrara el camino?

Pero por su uniforme, el chico no era un universitario.

Eso lo desanimó.

Aun así... podía intentarlo. ¿Qué tenía que perder? Su corazón ya había sido capturado por este chico desconocido.

Un paso... 

boom boom boom

Dos pasos...

El Lobo y la OvejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora