22- Rush

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Madre mía, es que o sé decir...

No nos conocemos tan bien, pero Alan me gusta. Joder.

Podría decirle que deberíamos tomarnos las cosas con calma, ir lento y ver lo que pasa.

—¿Qué dices? Dime algo , por favor—junta sus manos en forma de súplica.

—Sí —la respuesta sale automática, creo que ni siquiera pensé.

Ir con calma.

No, ya valió madres.

Alan suspira en alivio y agarra mi mano.

—No te vas a arrepentir, Cami. Te prometo no hacerte daño —deja un beso en mi mejilla y de pronto algo peludo se cuela entre nosotros.

Uh, la mano peluda te la quiere agarrar.

¡Conciencia!

Un cachorrito. Un hermoso, pequeño y peludo cachorrito es lo que se ha colado entre nosotros.

—Aww —Alan lo toma entre sus brazos y lo acaricia—, ¿a que es lindo?

—¡Es tan tierno! ¿Tendrá dueña? —pregunto pasándole la mano por la pancita al cachorrito.

—Sí, y esa eres tú.

—¿Qué? Yo no. No me dejan tener mascotas —comienzo a sacudir mi cabeza.

—A mí no me dejan tener más de una, ya tengo a mi gatito, tus padres tal vez ya te dejen tener una; no lo dejarás abandonado.

—No, claro que no lo dejaría abandonado, pero criar a un cachorrito es como criar a un niño pequeño, y ¡agh! mamá odia que esté el suelo sucio; y otra cosa, tal vez tenga dueña, así que no podemos hacer nada, Alan.

—No tiene dueña; no trae collar, y está sucio, se ve que tiene hambre, y está flaco. Ahora es tuyo, ¿que nombre le pondrás? —me mira sonríendo.

Ok, tengo que cuidarlo, además, ¡Yo quiero una mascota!

Pero sé que mamá no me dejará. La conozco demasiado bien.

¡Pero es tan lindo!

Obvio que ya es mío.

—No sé, ¿Firulais? —el cachorrito me mira al instante pero no como que le gustara el nombre, Alan niega con su cabeza ríendo.

Un nombre para un cachorrito...

Toto, Campeón, Walter...

¡Agh! No sé.

Rush...

¡RUSH!

—Ya lo tengo, ¡Rush! —chillo y el cachorrito mueve su cola como si le gustara y esta vez Alan asiente.

—Es un nombre bonito y muy original, creo que es la primera vez que lo escucho —Alan hace una pausa—, ahora vamos a tu casa, hablas con tus padres sobre Rush, lo alimentamos y lo bañamos.

Asiento y nos levantamos para ir hasta mi casa.

Al llegar a mi casa ya estoy nerviosa, si mis padres dicen que no me puedo quedar con Rush entonces se quedará en la calle, ¡solo y abandonado!

Abro la puerta, Alan carga al cachorrito y me hace señas para que entre de primera. Mamá y papá están sentados en la sala, conversando.

—Hola —decimos Alan y yo al unísono, el cachorrito ladra y mamá lo mira con los ojos muy abiertos, sin embargo papá se levanta, saluda a Alan y acaricia al cachorrito.

Solo él✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora