30- En prisión

252 25 0
                                    

                  
Un día estás normal en tú casa con tus amigos y al otro estás caminando hacia la preparatoria y tres autos de policía te rodean y te colocan las esposas... el mundo.

Terminan de colocarnos estás y ninguno decimos nada. Estamos en shock, porque vamos, nos están colocando esposas y además...

Muerte de Kate Brown, Kate, esa chica que está en nuestro salón en la prepa, o más bien, estaba, de cabello rosa con mechones negros, de piel bronceada y cuerpo bien formado, hija de el político más importante de este país, popular, creída y de todo, pero al final la conocía, ella fue mi amiga y en el fondo duele.

—¿Esto es una jodida broma o qué? No nos pueden detener así —protesto enfadada—, ¡aunque sea déjenos llamar a nuestros padres!

El policía que me colocó las esposas se acerca a mí.

—Haga silencio sino...

Matteo se acerca a él.

—¿Sino qué? ¿Le vas a disparar? ¿No sabes quién es esta chica verdad? —el oficial que informó lo de Kate se acerca a Matteo con cara seria—. Claro, qué van a saber ustedes; ella es hija de los presidentes de Hamilton —el oficial abre sus ojos de par en par como si no se lo creyera, la empresa más grande de este puto país.

—Haga silencio, todo lo que ustedes digan será usado en su contra —el oficial nos mira y vocifera con voz fuerte.

—¿Que no saben decir otra cosa? Siempre es lo mismo "todo lo que ustedes digan será usado en su contra" —Alan imita la voz del oficial.

—Ya me cansé de ustedes, ¡subanlos a los autos! —el oficial ordena y los policías obedecen.

Sumisos como siempre.

—¡¿No les van a avisar a nuestros
padres?! —Samantha le grita al oficial.

—Sí les avisaremos, apenas lleguen a la delegación.

Nos suben a un auto de policías, un auto espacioso pero horrible, en la vida pensé que me llevarían a delegación. Los autos van a toda velocidad, en menos de diez minutos llegan a delegación, los oficiales nos bajan y nos meten a una celda a los cuatros. Sabe Dios cuántas personas han estado aquí.

—Estarán ahí hasta que se sepa quién fue el asesino.

El oficial Flipper, si Flipper —según leí en la placa que trae el uniforme —nos dice mientras cierra la celda.

—¡Obviamente nosotros no
fuimos! —Samantha le vuelve a gritar.

Menos mal nos quitaron las esposas para estar aquí adentro. Me acerco a Alan y lo abrazo, desearía que esto fuera una pesadilla, prefiero morir antes que estar aquí por algo que no hicimos. Bueno, tampoco así pero en fin.

—Claro que pueden ver a sus hijos —escucho que alguien dice, me separo de Alan y me asomo, por el pasillo vienen mis padres junto a los de Matteo y los de Alan y Samantha. El oficial abre la celda y nuestros padres entran.

—Hija —mis padres suspiran en alivio al verme y me abrazan.

—Mamá, papá, nosotros no hicimos nada, todo es mentira —les digo, ellos asienten todavía sin separarse de mí.

—Cariño lo sé, pero tendrán que esperar aquí un poco más, les van a hacer una serie de preguntas, nosotros no podemos hacer nada, pero ustedes saldrán de aquí hoy —mamá me dice acariciando mi cabello.

El oficial Flipper entra a la celda con su cara de indiferencia.

—Padres, ustedes deben esperar en la sala de espera, ahora nos llevaremos a sus hijos a la sala de interrogatorios.

Solo él✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora