2- Amihermanos

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¡Por fin es viernes!

Wii.

En mí mente suelto un chillido de emoción y bajo a desayunar no sin antes tomar mi mochila con mi teléfono.

Si lo olvido me da un infarto. Él es mi mitad, estoy comprometida con él y nadie nos va a separar.

La muerte de la batería tal vez.

Conciencia, eres muy malvada.

Buajaja.

—¡Buenos días! —saludo a mis padres al llegar al comedor y beso la mejilla de los dos.

—¿Cómo dormiste? —mamá me pregunta.

—Con los ojos cerrados —bromeo y papá comienza a reír.

—Te pasas.

—See, lo pesado de tu padre lo traes en las venas —mamá rueda sus ojos.

—¡Mamá! No soy pesada —vuelvo a besar su mejilla riendo.

—Edward, dile que ella es una pesada —mamá le pide a papá.

—Sofía, la niña no es una pesada, sólo sabe bromear como Dios manda —y papá vuelve a reír—. Oh, por cierto, tú teléfono está vibrando, Camila.

—¿Mi teléfono? —frunzo mi ceño y luego sonrío al ver el nombre de: amihermano en la pantalla—. Ahora regreso.

Mis padres asienten y salgo del comedor para ir a la sala.

—¡Amihermano! —chillo apenas respondo la llamada.

—¡Amihermana! ¿Cómo estás?

—Bien, ¿y tú? ¿Y eso que me llamas tan temprano? —pregunto curiosa.

—Oh, lo que pasa es que estoy en la preparatoria.

—¿Qué? —enarco una ceja—. ¿Cómo dices? Tú no eres de los que llega temprano jamás.

—Lo sé —rie—. Pero como te he contado me han regañado por llegar tarde a la prepa y ahora decidí llegar más temprano.

—Oh, te veo grande Matteo —suelto una carcajada.

—Todo en mi es grande.

—Pesado.

—Soy tu pesado favorito, eso no lo puedes negar.

—Cierto —asiento aunque sé que no puede verme—. No lo negaré.

—Bueno, voy a colgar —me dice—. Estoy esperando a mis amigos y me apuesto que tú no has desayunado.

—Pues no, lo iba a hacer justo cuando tú me llamaste.

—Lástima no pudiera estar ahí para robarte una de tus tostadas.

—Te metería un puñetazo —le digo desafiante—. Mis tostadas con Nutella son intocables.

—Ajá, eso veremos cuando esté ahí...

—¿Qué...?

—Hasta luego Cami —se despide y cuelga.

Me encojo de hombros y vuelvo al comedor para sentarme a desayunar.

—¿Era Matteo? —mamá me pregunta.

—¿Cómo lo supiste?

—¿Bromeas? —papá enarca una ceja—. Tus chillidos de "amihermano" y la cara de tonta que traes justo ahora lo dicen todo.

—¡Papá! —sentencio al sentir mis mejillas arder.

—Creo que dentro de unos años hay boda —mamá canturrea.

Solo él✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora