46- Alan el pálido

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       (antes hay otro<333)

Entro corriendo a delegación, abro la puerta de la celda-cuarto. Alan apenas me ve se lanza sobre mí y me abraza.

—¡No sabes cuánto te he extrañado! —comienza a besar toda mi cara —. Estaba muy preocupado Camila.

—Lo que importa es que estás libre.

—Eres mi heroína, floja.

—Yo sola no soy tú heroína, sin Matteo y Samantha no lo hubiera logrado.

—Vamos a casa, tenemos que festejar que estoy libre, y por fín ya no estamos en peligro.

Salgo junto a Alan de delegación, Matteo y Samantha nos están esperando afuera en el asombroso auto de... Matteo.

Samantha apenas ve a Alan comienza a chillar, se lanza sobre él y caen al suelo.

—¡Por fin! ¡Los cuatro juntos de nuevo!

—Samantha por favor, estamos en el medio de la calle —Alan intenta separarse de ella pero es imposible.

Al final Samantha se levanta. Matteo y Alan se dan un fuerte abrazo, diciéndose no sé que cosas.

Entramos al auto, Matteo acelera y como siempre, a toda velocidad.

—Alan ahora tienes que tomar más sol, estás súper pálido —Matteo lo mira a través del retrovisor.

—Un mes entero en esa puta celda-cuarto —Alan suspira.

—Tú mano estará fuerte, ¿no? —Matteo le pregunta, todos lo miramos y hechamos a reír.

Pesado.

—¿A dónde vamos a festejar? —Samantha pregunta, todavía ríendo.

—A una disco... —Matteo sonríe de lado y acelera, de nuevo.

  

                              (.....)

Los chicos de negro...

Bien podríamos llamarnos así, los cuatro andamos vestidos de ese color.

Samantha y yo con un top negro y unos jeans de igual color, ajustados. Matteo y Alan, ni decir, parecen gemelos, camiseta y unos vaqueros.

Duda y Louis se negaron a venir. Ellos siempre de raros.

—Me estoy arrepintiendo de venir —Matteo hace una mueca y se pone una mano en la cabeza —Estoy cansado.

Entramos a la disco.

—Y yo —suspiro, Alan se ríe.

—Disfruten hoy, mañana estarán castigados.

—¡Ay es verdad! —Samantha chilla y le golpea el hombro a Matteo.

—¡Por qué me golpeas!

—¡Porque no quiero estar castigada! —Samantha chilla de nuevo, menos mal aquí dentro no se escuchan los chillidos.

—Yo también estaré castigado, si ustedes no pueden salir yo tampoco —Alan pasa su brazo por mi cintura.

—Si es verdad, ¡me alegro! —y Samantha vuelve a chillar.

—Eres una pesada —Matteo le chilla, ella lo mira con mala cara.

—No chilles.

—¿Y tú si puedes?

—A mí me pega, cariño, a tí no —Samantha sale caminando, moviendo sus caderas hasta la barra.

Nos acercamos a ella.

Solo él✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora