51- Viejo pesado y amargado

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¿Kevin? ¿Qué Kevin? ¿El hermano de Olivia? Pero si yo no le dije nada a Wendy... O talvez..

—Cuánto tiempo, estás... ¿estás bien? —el tal Kevin le pregunta a Wendy, esta todavía lo está mirando con los ojos de par en par.

—Es-Estoy bien, ¿y tú? —Wendy le pregunta nerviosa, algo que me da ganas de sonreír, a veces para ver a Wendy nerviosa habría que pagarle.

—Bien —Kevin sonríe.

Wendy asiente y agacha la cabeza, de pronto entra a la casa, dejándome sola con Kevin.

—¿Qué tiene? —el chico me pregunta, mirándome a los ojos y... diablos.

En la vida había visto unos ojos tan... hermosos. Sus ojos son verdes, y le quedan bien. Él es guapo y su cuerpo está en forma, en una forma rebuena. Definitivamente este es el hermano de Olivia.

Pensé que encontrarlo iba a ser difícil.

—No sé que tiene... si tú no lo sabes... —le respondo la pregunta, él enarca una ceja y sonríe un poco divertido.

Se parece demasiado a Olivia.

—¿Por qué lo sabría yo chiquilla?

Hora de ponerse a la defensiva.

Siempre.

—Chiquillo, no te diste cuenta de como se puso al verte, ¿o estás ciego?

—Bueno, sí me di cuenta pero... —se queda pensativo, luego sacude su cabeza—. Me tengo que ir.

Pasa por mi lado, me apresuro a agarrar su brazo.

—Tú... emm... ¿luego puedo hablar contigo?

Kevin frunce el ceño para luego asentir.

—Dime a qué hora.

—Emm, bueno, ¿a la una... ?

—Está bien, a la una en mi casa, vivo en la tercera —señala la tercera casa, yo asiento.

—Ok —suelto su brazo y él sale apresurado.

Toco la puerta ya abierta. No escucho a nadie adentro. ¿Dónde se metió Wendy?

¿Se habrá escapado?

Me pongo de espalda a la puerta y observo las casas de aquí. Casi todas son igual a esta, pero de diferentes colores. Hay varios niños jugando en un pequeño parque que se ve a lo lejos, personas mayores caminando y hablando, chicas de mi edad haciendo bailes y grabándose con sus teléfonos...

Una mano en mi espalda hace que suelte un pequeño chillido.

—Disculpa, no quería asustarte —alguien dice, esa voz es como de una mujer, me doy la vuelta, lentamente.

Cuando la veo lo primero que viene a mi mente es mamá. Es igual a mamá, el mismo rostro...

—Hola —le digo, un poco bajo y con una sonrisa tímida.

—Hola, ¿cómo estás?

—Bien, ¿y tú... usted? —digo torpemente, eso hace que la mujer suelte una diminuta carcajada.

—Bien querida, vamos a dentro, así conversamos mejor.

La sigo. Al entrar me siento a su lado, busco con la mirada a Wendy, ella parece darse cuenta.

—Wendy está en el patio trasero con Mugfy.

—¿Mugfy? —repito con el ceño fruncido.

—Mugfy es mi gato, tiene dos años, Wendy lo ama, dice que es su hermano —ella se ríe al decir lo último.

Solo él✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora