27- Mala vibra

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¡Hoy es el día!

Alan y yo iremos a la playa del amor.

Papá nos llevará al aeropuerto dentro de unos minutos. Matteo no se quiere despegar de mi, desde que me desperté está a mi lado.

—Camila, te voy a extrañar demasiado, promete que me llamarás todas las noches —Matteo me dice abrazándome.

—Claro que te llamaré, solo será una semana Matti, si sigues así vas a hacer que me sienta mal.

—Ay, ok, Alan promete que cuidarás a mí amihermana y no la dejarás sola en ningún momento —Matteo señala a Alan con su dedo índice.

—Matteo lo prometo, y tú promete que pasarás todo el día con Samy.

—Lo prometo, ahora vayan, salgan de aquí antes de que los secuestre para que no se vayan.

Miro a Matti y sonrío, creo que es la primera vez que no voy a salir con él, me acerco a él y le doy un fuerte abrazo, beso toda su cara me separo de él abrazo a Samy y luego a mamá.

—Hija cuídate, ¡jamás has estado tan alejada de mí por tanto tiempo! —mamá comienza a secar sus lágrimas.

—Mamá, por favor solo es una semana, no empieces igual que Matti.

—Ok, felíz viaje, se cuidan y
Alan —mamá lo señala—, ¡ven dame un abrazo!

Los dos se abrazan, mamá quiere más a Alan que a mí. Cargo a Rush en mis brazos y lo abrazo, beso su cabecita.

—Mamá cuida a mi niño.

—Hija, Rush estará en buenas manos, Samantha y Matteo también prometieron cuidarlo —mamá dice, miro a Samantha y a Matti y ellos asienten.

El claxon del auto de papá se escucha dentro de la casa, Alan y yo cogemos nuestras maletas y salimos de la casa, colocamos las maletas dentro del maletero, entramos al auto. Papá pone el auto en marcha, miro por la ventanilla y mamá, Samantha y Matti nos están diciendo adiós.

—Ni que se fueran a España por Dios —papá murmura y yo sonrío.

                      (......)

Llegamos al aeropuerto, sacamos las maletas del maletero, las colocamos en el suelo, me acerco a papá y lo abrazo, él me levanta en el aire y besa mi frente, luego le dá un abrazo a Alan.

—Alan, que mi niña no llegue embarazada ¿okey? —papá le dice serio, yo me pongo roja de vergüenza.

—Tranquilo Edward, el embarazado capaz sea yo.

—Los dos son unos pesados —les digo enseñándoles la lengua.

—Bueno, ya, entren antes de que se les vaya el avión —papá hace un ademán de abrir la puerta del auto, lo detengo.

—Te voy a extrañar, papá —lo vuelvo a abrazar.

—Yo también hija, ahora, ya, ¡vayan!

Tomamos nuestras maletas y entramos al aereopuerto.

                        (....)

Juro que voy a vomitar, bueno más bien vamos a vomitar, porque Alan está igual que yo, nos bajamos del avión, Alan deja su maleta en el suelo y sale corriendo con una botella de agua hacia un arbusto.

Ya a mi se me ha pasado un poco, pero por Dios, estaba súper mareada. Alan sale detrás del arbusto, abre su maleta, saca una toalla y seca su cara.

—Era mi primera vez Camila, tenías que decirme que sería así, casi quedas
viuda —Alan protesta y yo sonrío.

Solo él✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora