Hoy te quedarías en el departamento de Jimin, hace tiempo no lo hacías y por suerte la mejor excusa llegó en el momento indicado: Jimin, cortaron el servicio de agua en mi departamento por reparaciones.
Igual, no era la primera vez que te quedabas en su departamento, después de todo eran pareja.
Ambos estaban cansados, tu estudiabas la universidad y trabajabas al mismo tiempo, por el lado de Jimin, acababa de graduarse de la universidad y estaba trabajando en una empresa de entretenimiento bastante reconocida en el país. Llegaste y él te recibió con una orden agrandada de pollo frito con refrescos lo que tu estomago agradeció sinceramente ya que no habías comido bien durante el día por la falta de tiempo.
—Siento que explotaré —Decía Jimin sobando su estomago y soltando bocanadas de aire— Y también que me desmayaré por el sueño, ¿vamos a dormir?
—Me gustaría, pero terminaré de enviar algunas cosas rápidamente por correo electrónico, pero si quieres, puedes ir metiéndote a la cama que yo te alcanzaré más tarde
—Esta bien —Hacía un puchero— Trata de no tardarte, necesito mi beso de buenas noches —A veces, no sabías si tratar a Jimin como un bebé o como un adulto. El se retiraba de la sala de estar en dirección a la habitación, tu encendías tu computadora y comenzabas a enviar los diferentes archivos a sus respectivos destinos. No recordabas que eran bastantes como para tardarte una hora, pero terminaste y solo pudiste estirarte un poco al sentir tu cuerpo algo entumecido luego de pasar un considerable tiempo sentada. Apagaste las luces y te dirigiste casi corriendo a la habitación donde esperaba Jimin, sinceramente, ibas a la expectativa de encontrarlo profundamente dormido, pero esto no fue así, estaba más que despierto viendo su teléfono con una sonrisa de oreja a oreja
—¿No que te estabas desmayando del sueño? —Decías mientras te sentabas al otro lado de la cama y te dejabas caer para atrás apoyando tu cabeza en el muslo de Jimin
—Algo me distrajo y se me quitó el sueño —Todo esto lo dijo sin despegar la mirada del teléfono. Al final de la oración, dejo salir una risa burlona
—¿Qué te trae tan feliz?
—¿Enserio quieres saberlo? —Te miraba ahora. Tu le contestabas con un "solo si me conviene" — Por supuesto que te conviene, mira —Te dejaba ver la pantalla de su teléfono y la sorpresa que te llevaste fue algo vergonzosa: Una foto tuya de cuando eras bebé con un pañal notoriamente cargado y los alrededores de tu boca llenos de caramelo de fresa mientras te mantenías de pie al intentar dar tus primeros pasos.
—Oh no —Te acercabas— Park Jimin, ¿se puede saber de dónde sacaste esa fotografía?
—Ah, ¿para que quieres saberlo? —Decías volviendo su mirada al telefono y sonriendo ampliamente
—Claro
—Digamos que tu madre confía mucho en mí que me las envió por chat
—¿Las? —Eso quería decir que había muchas más bajo su poder
—Podría hacer un álbum con ellas. Por cierto, ¿Qué te hizo creer que ponerte pintura naranja te haría ver bronceada natural?
—¡TENIA 6 AÑOS!