—Le repito que no puede estar aquí si es menor de edad —Decía el hombre del mostrador impidiéndote el paso.
—Pero mi amigo es menor de edad y está aquí así que no veo lógica alguna en su argumento
—Solo puede venir el representante legal de su amigo y por lo visto, no es usted —El hombre parecía arto, pero era precisamente eso lo que querías lograr: que su paciencia se agotara.
—Entonces, tendré que hacerlo a la fuerza —Sin dejarlo responder, corriste hacía dentro de la comisaria para comenzar a buscar a Yoongi en donde sea que estuviera mientras aquel policía del mostrador te perseguía. Un vistazo rápido y veías a Yoongi sentado frente a un escritorio; A su lado, un hombre de unos cuarenta y dos años, rostro serio y muy enojado— Yoon —Dijiste al pararte frente a él— Te sacaré de aquí —Jadeabas
—¡Oye, no puedes estar aquí! —El policía que te perseguía ahora estaba tomándote del brazo forzándote a salir del lugar, pero tú te resistías.
—¡Yo también estuve yendo a ese lugar junto a este chico! —Declarabas— ¡Vengo a entregarme! —La palabra "entrégame" sonaba demasiado fuerte. No eras una criminal.
—¿Es cierto eso? —El policía del otro lado del escritorio preguntaba a Yoongi. Él te miraba confundido y tú solo le guiñabas el ojo como seña de que debía responder con la verdad.
—Eh...S-si —Respondía cabizbajo
—Así que son dos vándalos mocosos, ¿Qué no tienen que estudiar? —El hombre malhumorado intervino. Su tono de voz era irritable y se notaba muy molesto— Debería darles vergüenza.
Te sentabas junto a Yoongi y le dabas una palmaditas muy disimuladas en el dorso de su mano para darle algo de tranquilidad. El suspiraba y fijaba su mirada al suelo.
—Bien, se supone que tengo derecho a una llamada —No sabías de donde diablos estabas sacando tanta valentía frente a esos oficiales.
—Es demasiado grosera —Dijo el hombre.
El policía asintió a tu reclamo. Antes de dejarte hacer la llamada que tanto reclamabas, tomó una planilla y te la dio para luego indicarte que debías llenarlo con tus datos personales solo en la casilla donde te indicó. En cuanto terminaste, te dejó llamar desde el teléfono del escritorio. Llamaste a tu madre y le explicaste la situación, ella lo comprendió de inmediato y dijo que pagaría la fianza tuya y de Yoongi sin problema. Ella adoraba a Yoongi como si de su hijo se tratara, estaba al tanto de la situación que él estaba pasando con su familia y sabía que podían detenerlos por estar en aquel lugar.
—Resuelto —Le susurraste a Yoongi procurando de que no lo escucharan los demás presentes. Él se veía confundido, pero tú solo asentías para que no se preocupara.
—Bien muchachos, ¿nos pueden explicar que estaban haciendo en ese lugar? —El policía depositaba parte de su peso en el escritorio prestando toda atención.
—Solamente estábamos ahí para practicar con el piano que está ahí, es todo —Yoongi hablaba en un tono totalmente neutro recostando su espalda sobre el espaldar de la silla con sus brazos cruzados viéndose totalmente despreocupado— No estábamos haciendo nada malo
—¡No es cierto! —Objetaba el hombre
—Si lo es —Yoongi respondía tranquilamente— No hicimos nada malo, solo tocaba el piano y nada más
—¡Entonces los destrozos en una de las salas fueron hechos por arte de magia!
—Señor, con todo respeto, pero ese lugar no es como si estuviera en las mejores condiciones. Es decir, una raya más al tigre —Yoongi soltó aquella afirmación con un toque de arrogancia. El hombre se tensó.