( 33 - Jungkook )

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—Déjamelo a mi —Decías en un tono serio y dominante a Jason.

—¿Estás loca? —Dijo arrogantemente— No vas a poder si el decide revelarse y golpearte

—Déjate de estupideces —Jason era un imbécil en muchas ocasiones— ¿Quieres que te demuestre lo que en realidad soy capaz de hacer? —Te acercabas a Jason y lo golpeabas en su estómago dejándolo sin aire. Se retorcía del dolor y a la vez, para luchar por recuperar el aire. Sinceramente, te causaba mucha satisfacción golpear a ese imbécil que solo sabía hacer sufrir a los demás con tu ayuda— ¿Ahora qué opinas?

—Bien —Decía tosiendo mientras se levantaba con dificultad— Pero si lo dejas ir, te mataré —Salía del callejón caminando lentamente mientras emitía sonidos de queja.

Esperabas a que saliera para poder socorrer al chico recostado sobre una de las paredes del callejón. Su labio sangraba, su nariz igual y su pómulo estaba teñido de un tono violeta. Mientras te acercabas a él, su respiración se aceleraba con algo de miedo.

—No te voy a preguntar si estas bien porque no lo estás —Decías agachándote para revisar sus heridas— Dios, lo siento mucho —Sentías culpa y remordimiento por ver a Jungkook en ese estado. Después de todo, a pesar de no golpearlo, fuiste espectadora y eso te hace igual de culpable al perpetrador material— Pero esto se acabó —Ibas a ayudar a levantarlo, pero él se negaba.

—Déjame —Al moverse bruscamente por evitar tu ayuda, sentía dolor en una zona de su estómago al recibir un golpe algo fuerte hace unos minutos atrás

—Jungkook, déjame ayudarte —Suplicabas.

Hace unos años, llegaste a Estados Unidos por tu cuenta y sin nadie que te acompañara. Encontrar un hogar fue difícil, pero lograste rentar un pequeño departamento y conseguir un trabajo en un lugar de comida rápida. Allí fue donde conociste a Jungkook, conociste a ese chico que solo necesitaba la compañía de alguien más que lograra comprender su soledad. Un par de extraños que se volvieron amigos inseparables. Pero, un día la vida de ambos se caía lentamente ante la falta de dinero al ser despedidos. Nadie los quería en sus empleos al ser jóvenes, sin experiencia e indocumentados.

El destino los puso a cada uno en pandillas delincuenciales enemigas. Jungkook terminó en la pandilla alfa sur y tú en la pandilla alfa norte, ambas, buscadas por las autoridades. Al principio, nunca lo consideraste como opción, pero la desesperación te cegó y las malas amistades igual.
Decidiste no contarle a Jungkook sobre eso sin saber que el también te lo estaba ocultando, pero la verdad siempre salía a la luz de una manera u otra. En un encuentro de estás dos pandillas, se encontraron quedando impactados al verse el uno al otro en esas condiciones. La pelea comenzó obligándolos a unirse a la pelea, de lo contrario, serían asesinados por no ser leales a la organización.

En alguna ocasión, algunas chicas de la pandilla a la que pertenecía Jungkook se acercaron a ti mientras caminabas a tu casa para golpearte como advertencia y demostración de poder por sobre la pandilla contraria. Jungkook vio todo eso, el jefe de su pandilla lo había obligado a ir para presenciar esa escena sabiendo que ustedes dos solían ser amigos. Así pasó el día de hoy.

—¿Y LUEGO QUE? —Dijo comenzando a alterarse— NO QUIERO MORIR

—Yo tampoco Jungkook, por eso mismo te quiero ayudar —Querías que tu voz sonara lo más tranquila posible para no hacer que el se alterara mucho y perdiera el control

—¿Y COMO VAS A HACERLO?

—¿Podrías calmarte primero? —Suspirabas— Déjame ayudarte, el tiempo corre y necesito ese tiempo —Suplicabas mentalmente para que el aceptara. No querías tener que soportar esa situación una vez más— Mira, esta puede ser la única oportunidad para que nos dejen solos —Aunque, sabías muy bien que eso no era del todo real y Jason, el jefe de la pandilla, estaba observándote desde una distancia en donde tu no pudieras verlo, pero eso no era necesario para que tú lo supieras.

Jungkook lo pensó unos segundos y luego de acomodar sus ideas, dejó que tu revisaras sus heridas y las desinfectaras con algo de alcohol que traías en tu bolsillo. Lo habías preparado con anterioridad sabiendo lo que iba a pasar.

—Ya no quiero esto —Su voz sonaba exhausta— Ya no me importa el dinero, solo quiero que estemos bien —Una lagrima se resbalaba por su mejilla. La limpiabas suavemente y el disfrutaba de ese pequeño momento de tacto.

—Jungkook, ¿Qué tienes en tu departamento? —El se veía desconcertado por tu repentina pregunta, pero ante tu mirada de desesperación por su respuesta, entendía que debía responder.

—Mi teléfono y algo de dinero

—Escúchame bien —Advertías— Voy a salir de aquí y tu te vas a quedar recostado aquí por algunos minutos y yo me encargaré de que no regresen a este lugar mientras tu estes aquí. Luego, te iras a tu departamento, empacaras solamente lo necesario y esperaras hasta la madrugada que yo llegaré y tirare una pequeña piedrita a tu ventana. Saldremos de aquí esta misma noche

—¿Me lo prometes? —El solo quería salir de ahí

—Si, te lo prometo —Le dedicabas una sonrisa— Perdóname por no hacer esto antes

—No, perdóname tu a mi porque yo no hice nada cuando te golpearon —Bajaba la mirada en señal de arrepentimiento— Tengo mucho miedo

—Lo sé, por eso no tienes que pedirme perdón porque te comprendo —Tomabas su mano— Me voy, ten cuidado

...

Llegabas al edificio en donde vivía Jungkook. Su departamento estaba en el segundo piso por lo que tirar la pequeña piedra era facil. Lo hacías y Jungkook se asomaba ligeramente por entre las cortinas de su ventana.

—¿Listo? —Preguntabas a Jungkook una vez estuvo frente a ti. El asentía y tu mirabas a tu alrededor para asegurarte que nadie de alguna de las dos pandillas los estuviera observando, que bien que hiciste esto— Jungkook, ¿te sientes bien para correr?

—¿Qué?

—No están observando, a las tres corres para ese lado —Dirigías tu mirada a tu lado derecho, que era el lado contrario a donde estaban algunos de los integrantes de la pandilla, entre esos, Jason.

—Tengo miedo —Dijo. Estaba comenzando a alterarse

—Yo también, pero quiero que uses ese miedo para correr lo más rápido que puedas, no te detengas

Sin más, dabas la indicación para comenzar a correr. La persecución era desesperante, llegaron a una avenida la que cruzaron corriendo mientras cuatro hombres los perseguían, cuando ellos quisieron cruzar, el destino jugó a tu favor haciendo que dos autos les impidiera pasar dándoles vitales segundos de ventaja para poder esconderse en un contenedor de basura que por suerte estaba vacío ya que los camiones de basura habían vaciado estos contenedores el día anterior.

Hacían silencio y esperaban varios minutos que se convirtieron en horas ya que el miedo les impedía arriesgarse. Jungkook miraba su teléfono, las cuatro y cuarenta de la mañana.

—Salgamos, ya deben haberse ido —Susurraba Jungkook quien ya no sentía tanto miedo. Ahora, se le veía más decidido que nunca.

—Si, no creo que sigan ahí afuera —Tomabas tu mochila suavemente y te levantabas cuidadosamente. Jungkook te imitaba y ahora ambos empujaban la tapa que sellaba el contenedor para asomar un poco la cabeza y asegurarse de que no había moros en la costa— Vamos —Luego de inspeccionar los alrededores, tiraban sus mochilas afuera del contenedor para luego salir de este.

Comenzaron a correr en dirección a una de las avenidas principales de la pequeña ciudad con intenciones de hacer autostop* para que los llevara a lo más lejos que sea posible.

...

—¡Muchas gracias! —Decías con total emoción a una chica que conducía una camioneta cuatro por cuatro. Ella atendió al autostop manifestando que ella fue viajera mochilera y entendía lo frustrante que podría ser que nadie quisiera llevarte. Dijo que iría a Dakota del Norte lo que quedaba al otro lado de donde ustedes estaban— Suban, si quieren pueden ir un rato en el platón de la camioneta —Estaban en verano. Las altas temperaturas azotaban desde la mañana.

Se subían y ella comenzaba a conducir. Una vez salieron de la ciudad, sintieron que el aire era más fresco y liviano.

—Jungkook, estamos en camino a la libertad —Dijiste mirándolo con cariño. Sus ojos lentamente recuperaban ese brillo que tanto te gustaba.

𝘽𝙏𝙎 𝙤𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨 - 𝙄𝙄𝙄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora