Llegaste a casa encontrándote a tu madre sirviéndose algo de té. Era realmente sorpresivo tenerla en casa a esa hora puesto que se suponía y debía estar en el trabajo, aunque, agradecías cualquier razón por la que estuviera allí porque lo que menos querías era estar sola en casa.
—Hija, ¿qué haces aquí? —Tu madre salía de la cocina con una taza humeante en su mano y con sus pies descalzos.
—Me dolía la cabeza y la maestra me aconsejó que fuera a enfermería y pues la enfermera me dijo que era mejor que me fuera a casa a descansar —Sonreíste débilmente— Ya sabes, puede ser por el estrés de los exámenes finales
—Entiendo, ¿quieres una pastilla para el dolor? —La evidente preocupación de tu madre se dio a mostrar sin que ella lo dudara ni un segundo.
—No mamá, creo que descansando se me pasará —Le dijiste con seguridad para darle un poco de tranquilidad.
Terminaste tu conversación con ella luego de asegurarle que estarías bien y que con algo de reposo te sentirías mejor. Subiste las escaleras y entraste a tu cuarto en donde te dejaste caer en tu cama para cerrar los ojos y quedar profundamente dormida. Era algo desconcertarte para ti el hecho de sentirte tan cansada, como si hubieras tenido un día lleno de actividades, pero, solamente tomaste dos clases así que no sabías con exactitud de donde venía tanto agotamiento.
...
Era de noche, la luna alumbraba incesantemente y el cielo estaba repleto de estrellas. Estabas parada frente a un castillo majestuoso, era realmente impresionante lo hermoso que era.
Veías gente alrededor entrar en aquel recinto con trajes y vestidos de la época victoriana. Miraste lo que traías puesto, vinotinto y con algunos adornos que le daban un toque de finura.
Caminaste al interior del castillo y observaste los acabados delicados y elegantes del interior. El beige, dorado y café predominaban en las decoraciones.
Seguías a las demás personas quienes caminaban por un pasillo que desembocaba en un gran salón en donde se escuchaba música instrumental que era tocada por una banda en uno de los rincones del salón; En el techo, colgaba un candelabro que proporcionaba luz a gran parte del lugar, las mesas estaban repartidas en los costados del salón y cubiertos con un mantel blanco de seda, las sillas hacían juego con las tonalidades del lugar. Por último, en el costado norte, había una mesa solamente con bocadillos y bebidas.
Decidiste dirigirte a una mesa en el costado derecho con la intención de sentarte en una de ellas en la cual, se encontraban 3 invitados que conversaban amenamente.
—Buenas noches —Saludaste con una leve reverencia a las 3 personas quienes devolvieron el saludo con una cálida sonrisa— ¿Puedo sentarme?
—Claro, adelante —Una mujer joven te asentía con una agradable sonrisa— ¿Cómo te llamas?
—Oh, soy ______, mucho gusto
—Lindo nombre. Yo soy Leia, él es Charles y él Trevor —Señaló a sus dos acompañantes quienes te saludaban mientras eran nombrados por Leia.
Sus portes eran refinados, rasgos caucásicos y tonos de voz suaves.
Sinceramente, no sabías con exactitud que hacías ahí, pero era agradable aquel elegante lugar.
Comenzaste a entablar una conversación de temas triviales que se ajustaran a la época cosa que fue realmente impresionante ya que salían de tu boca como si fuera un tema que dominaras a la perfección. Estabas tan impresionada de ti misma teniendo en cuenta la poca atención que prestabas en clase de historia.