Salías del trabajo más feliz de lo normal, pues, era día de paga así que tendrías algo de dinero para gastar en lo que te gustaba.
Aunque, desde que te mudaste a tu departamento y luego de recorrer la zona, encontraste una librería realmente linda en donde comenzaste a comprar y/o intercambiar libros cada día de paga. Así que eso era lo que harías.
Al llegar, saludaste a Eunbyol. Ella trabajaba en esa librería desde hace muchos años y fue ella quien te ayudó a adaptarte a tu nuevo hogar. Se convirtieron en muy buenas amigas, casi las mejores.
Además, tenerla como amiga tenía sus ventajas dentro de la librería. Entre ellas, poder tener libros recién traídos de las editoriales. El primero de la caja.—Hey, niña rosa —Saludaste. Eunbyol se había tinturado su cabello a un rosa bastante llamativo. Según ella, quería arriesgarse en su primera tintura de cabello— ¿Qué tal el día?
—Deja de llamarme así. Me queda bien ese color, admítelo —Despegó su vista de su ordenador para presarte atención. Se levantó de su silla en el mostrador para poder verte fácilmente.
—Nadie dijo que no te veías bien. De hecho, gracias a ti ahora quiero tinturar mi cabello
—Hazlo, ¿qué te detiene?
—La idea de quedarme calva. Eso me detiene —Reíste— En fin, ¿Qué tienes de nuevo para mí?
—¿Podrías dejar de ser tan interesada?
—Okey, okey —Reías juguetona— ¿Cómo has estado, niña rosa?
—Contigo nada es enserio, ¿verdad? —Negó con su cabeza mientras sonreía débilmente— Y si, tengo algo nuevo y jugoso para ti —Te sonrió pícaramente y se dirigió al lado derecho del mostrador en donde había dos cajas selladas. Ella tomó un cortador y quitó la cinta que sellaba la caja. Abrió las pestañas de la caja y dejó ver el montón de libros de portada azul con un texto en el centro que le daba un toque minimalista. Eunbyol tomó uno del montón y te lo extendió— Este cargamento llegó esta mañana
—Veamos —Buscaste con tus ojos el nombre del autor del libro. Un tal "Kim Namjoon" — Nunca había escuchado sobre este personaje y al parecer es coreano, como tú —Eunbyol nació en Daegu en Corea del Sur, pero su familia se mudó a los Estados Unidos cuando ella tenía diez años.
—Déjame ver —Le diste el libro y ella leyó el nombre del autor. Cuando lo hizo, una mueca de orgullo se marcó en su rostro— Que orgullo —Te devolvió el libro y tú reíste divertida ante su inesperada reacción patriótica.
"Camino: Destino"
Era el título del libro.
—Tenemos aquí algo interesante —Examinaste el libro por última vez para decidir si comprarlo o no— Lo llevaré
—Decidiste rápido. ¿Estás bien? —Se burló de ti. Le entregaste el libro para que ella lo registrara y tú pudieras llevártelo a tu casa.
Estabas curiosa acerca de ese libro. Es decir, no era muy común que un libro con autor anónimo llegara a esa librería. Además, el llamativo, pero sutil título, hacía aún más tentadora la compra.
Ella escaneó el código de barras y luego te lo entregó. Pagaste y empacaste el libro en tu mochila con la emoción de querer abrirlo en casa para leer su contenido.
Te despediste y saliste del lugar en dirección a tu departamento.Al parecer, el cansancio te hizo caminar mucho más rápido.
—Dios mío, siempre es bueno llegar —Te quitabas los zapatos en la entrada del departamento. La sensación de relajación fue casi instantánea.