Ir al parque de diversiones sonaba como una buena idea para un domingo soleado. Aquella salida sería el punto final de tu primer viaje con amigos a Estados Unidos. Fuiste con cuatro de tus amigas: Jessica, Nicole, Melissa y Lia. Se conocían desde la primaria, se graduaron juntas de la escuela, en la universidad no dejaban de verse cada que podían para luego graduarse, encontrar un trabajo, pero sin dejar de ser amigas. Cuando juntaron el dinero suficiente, organizaron un viaje a Estados Unidos, empacaron maletas y emprendieron el que probablemente sería el viaje de sus vidas.
La habían pasado muy bien, todo salió de acuerdo el plan y eso fue sumamente gratificante.
Al llegar al parque de diversiones, decidieron ir primero a las atracciones de más adrenalina para poder comer luego de esto sin preocupación de vomitar en uno de ellos.
—En la montaña rusa me dejaste totalmente sorda —Decía Jessica mientras metía su dedo meñique en su oído— Me gritaste tanto que no sabía si gritar por la montaña rusa o preocuparme por mi salud auditiva
—Hey, no fue para tanto —Melissa se defendía— ¿Qué tal te fue, Lia? —Al ser impares, en la mayoría de las atracciones una tendría que estar sola y compartir gritos con un extraño. La persona que se iría sola era elegida por una ruleta que habías instalado en tu teléfono.
—Fue bastante incomodo la subida, pero en cuanto comenzó a bajar, perdimos la vergüenza y nos desgarramos las gargantas gritando —La chica que estaba al lado de Lia era una chica de alrededor de quince años con una altura de veintidós años. Era increíble como muchos adolescentes resultaban ser lo suficientemente altos para intimidar a los mayores— Melissa, escuché tus gritos hasta el puesto donde yo estaba
—Si, Nicole y yo no podíamos parar de reír con tan solo escucharte —Exclamabas recordando los gritos de angustia de Melissa.
—Me dolía el estómago de tanto reír —Nicole sonreía— Hablando de estómagos, ¿Qué tal si compramos algo de pizza y comemos un poco? Digo, ya no hay atracciones que nos puedan hacer vomitar
La sugerencia de Nicole fue vista como buena por parte de ustedes. Se dirigieron a la zona de comidas para ordenar una pizza mediana con algunas bebidas. Al comprarla, buscaron una mesa vacía y se sentaron a disfrutar de aquel manjar mientras hablaban sobre sus momentos favoritos en el parque hasta el momento llegando a la conclusión que Melissa se quedaría sin voz al día siguiente.
Al terminar, revisaron el mapa que el mapa facilitaba a sus visitantes para que pudieran tener una vista más amplia de las atracciones. Decidieron ir a las sillas voladoras para relajarse un rato, no sin antes, usar la ruleta para descubrir quién sería la desafortunada en ir sola con un acompañante extraño.
—¡Nooo! —Tu nombre fue el seleccionado— Tanta buena suerte no podía ser buena
—Es justo teniendo en cuenta que nunca saliste tú, ya era hora
—Bueno, al menos un extraño no va a escuchar mis gritos —Decía desde una cierta posición de privilegio.
Caminaban por el parque encontrando aquella atracción la cual, tenia una fila considerablemente larga teniendo niños junto a sus padres en su mayoría. Se formaban y mientras la fila avanzaba, tu rogabas mentalmente que tu compañero fuera amigable a pesar de que no le hablarías ni un solo segundo por lo que comenzabas a escanear en la fila las diferentes personas que la conformaban.
Terminaba la fila y ahora tenían que elegir sus puestos, todos corrían por ganar dos disponibles ya que la mayoría venia con algún acompañante, tu solo esperabas por un asiento vacío junto a alguien que también estuviera solo. Te costó un poco encontrar un puesto libre pero no imposible, logrando ganar un puesto junto a un chico que se veía muy tranquilo y sereno en su silla disfrutando de los rayos solares de la tarde junto a una brisa fresca. Era alto, tez ligeramente morena, ojos rasgados con solamente un parpado lo que fue suficiente para saber que era del oriente de Asia.