Las noches parecían eternas cuando tu mente parecía no querer parar bombardeando pensamientos que violentaban tu paz. Quedarse mirando a la nada, pero pensando en todo era casi como una condena al llanto, a la desesperación, al arrepentimiento.
Esta, era una de esas.
Dabas vueltas en la cama, esperando por un día mejor. Con sigilo, suspirabas para no despertar a tu compañero de cuarto, Taehyung
—¿Qué ocurre ___? —Un susurro lleno de emociones lograba despertar a Tae de su sueño haciéndote sentir culpable.
Decidiste no responder y fingir dormir, pero el insistió en que te había escuchado
—Lo siento, solamente estaba frustrada por no encontrar la posición más cómoda para dormir —Era mejor dar excusas que explicaciones.
—Me tratas como si te conociera de ayer. Te pasa algo y lo sé —Tae se levantaba de su cama dirigiéndose a la tuya en donde se sentó mirándote preocupadamente— ¿Estas bien?
A veces, una pregunta bastaba para dar permiso a soltarlo todo.
Ante aquella pregunta, tus ojos se llenaron de lágrimas difíciles de retener, escurrieron por tus mejillas desvaneciéndose en el final de tu mandíbula.
Taehyung se acercaba recostándose a tu lado mientras atraía tu cabeza a su pecho donde el tranquilo latido de su corazón te recibía para escucharte.
—¿Por qué las cosas se ponen tan difíciles? —Era una pregunta casi desesperada. Temias a la ausencia de respuesta.
—Por tu pregunta puedo deducir que algo te atormenta y que la estas pasando mal. ¿Quieres hablar de eso?
Tu asentías. Sentías dolor en cada palabra que decías, era tanto eso que venias soportando que era hora de dejarlo salir.
Accediste y abriste tu corazón hacia Tae quien acariciaba tu cabeza mientras escuchaba atentamente a todo lo que querías decir lo que agradeciste y te sentiste afortunada de tener a una persona como Taehyung quien te hizo saber que él te apoyaría en todo en lo que él se sintiera permitido.
Su camisa en la zona del pecho se marcaba con las huellas de tus lágrimas.
—¿Quieres que traiga un vaso con agua? —Tae quería que te sintieras lo más calmada y cómoda posible para seguir conversando.
Tu solamente emitías un sonido de "aja" lo que fue la señal para que Tae fuera a la cocina teniendo cuidado de no hacer demasiado ruido. Regresaba y te lo extendia, tu bebias un poco dejando el resto en la mesa de noche— ¿Mejor?
—Si, supongo —Sentías como tu cara estaba algo hinchada por el llanto.
—Hay veces en que la vida se pone difícil y esos momentos nos nublan la vista haciéndonos creer que no hay salida, es algo como, no ves el mar, pero sabes que está ahí y yo sé que llegaras a tu mar pronto. Las cosas puede que no parezcan claras ahora mismo pero las tormentas nunca son eternas, toma un respiro y esfuérzate por ver más allá de lo que puedes ahora —Era casi imposible no sentir una sensación de alivio al dejarlo todo y escuchar como Tae hablaba desde su corazón dándole consuelo al tuyo. Las lágrimas se seguían deslizando por tus mejillas— Las cosas buenas siempre llegan, pero hay que ser pacientes. No renuncies a todas las sorpresas y situaciones positivas que aún no llegan, resiste ante las malas y no fuerces nada.