Estabas tan cansada que no podrías soportar más tiempo de pie. Llegabas a casa encontrándote con un departamento oscuro sin señal de presencia de alguien llegando a la conclusión que Hoseok aún no había llegado. Dejabas tu mochila sobre la mesa de comedor para dirigirte directamente al refrigerador en donde comenzaste a buscar algo que pudieras comer, sin éxito, pero sin rendirte, buscaste en las estanterías encontrando tazones de fideos instantáneos a los que solo tardabas veinte minutos en preparar.
Mientras el agua de tus fideos hervía, cambiaste tu ropa por tus pijamas para encontrar más comodidad. Tomabas tu teléfono junto a una bocina para reproducir algo de música y no sentir el abrumador silencio del departamento. Era realmente silencioso sin Hoseok en él.
Terminaste de preparar tus fideos, apagabas la bocina y te sentabas en el sillón frente al televisor para encenderlo y disfrutar de tus fideos mientras mirabas alguna serie o video que llamara lo suficiente tu atención como para reproducirla.
Al dar el ultimo bocado de fideos, desechaste el empaque y regresaste al sillón, no sin antes, tomar una manta de la habitación para no pasar frio. Te pusiste cómoda logrando relajarte lo suficiente como para quedarte dormida profundamente.—Hey, despierta —No sabías cuantas horas o minutos habían pasado pero unos suaves toques en tu hombro lograban despertarte. Abrías los ojos lentamente sintiendo bastante pesadez en ellos encontrándote con Hoseok intentando despertarte— Buenas noches, veo que dormir es tu pasatiempo favorito
—¿Pasatiempo? —Te levantabas del sillón para poder sentarte y a tu lado, Hoseok haría lo mismo— Es normal que la mayoría de las personas duerman a esta hora —No tenías ni idea que hora era, pero por el profundo oscuro del cielo y teniendo en cuenta tu hora de llegada, podías deducir que era muy en la madrugada. Para tratar de confirmar eso, tomabas tu teléfono para mirar la hora quedándote sorprendida ante un número tres en el relojero. Eran las tres y veinte de la mañana.
—Tienes un punto, pero hay noches que ofrecen muchas más cosas interesantes que el día —Sonreía mientras acomodaba mechones de tu cabello por detrás de tu oreja— Teno que mostrarte algo —Se levantaba del sillón para dirigirse a la isla de la cocina tomando la bocina que habías utilizado horas antes para conectarlo con su teléfono y llevarlo a la mesa de café al frente del sillón para comenzar a reproducir una canción en un volumen bastante moderado. El no paraba de sonreír.
—¿Qué estoy escuchando? —Frotabas tus ojos mientras disfrutabas de la suave canción que se reproducía en ese momento
—Por esto me tardé ayer y hoy. Es la canción en la que he venido trabajando y al fin esta lista por eso quiero mostrártela —Sus ojos brillaban ante la expectativa de tu opinión y su felicidad al escuchar su nueva obra realizada— Levántate, déjame vivir esta experiencia de película romántica
—Explícate —El te extendía una de sus manos la que tomaste lentamente mientras bostezabas. El tomaba tu mano suavemente obligándote a levantarte. Luego atraía tu cuerpo hacia el suyo poniendo una mano en tu cintura mientras la otra aun sostenía tu mano. Por tu parte, apoyabas tus brazos por encima de sus hombros dejando caer algo de peso en estos, en realidad querías dormir.
El comenzaba a mecerse de un lado a otro como si de una pieza de vals se tratara mientras de que en la bocina se reproducía una canción con una letra nostálgica con una tristeza muy marcada. Estabas viviendo una de esas escenas de las películas románticas que solías consumir no muy seguido.
El verso por seguir era dirigido por un delicado rap por Hoseok lo que te hizo abrir de par en par tus ojos para encontrarte con la mirada orgullosa de Hoseok la cual respondiste con una sonrisa de admiración.—Vaya, esa voz se me hace conocida
—No solo se te hace conocida, esa voz participó en la composición y producción de lo que escuchas
—¿Enserio? —Sonreías aún más. Ver la felicidad de Hoseok luego de culminar alguna canción, era una sensación que no reemplazarías por nada en el mundo
—¡Si! —Dejaba salir una voz más aguda por su notoria felicidad— ¡Fui yo!
Hobi había convertido la sala en su pista de baile, aquel momento se convertía en algo único.
—Déjame decirte que tienes un talento nato —Siempre que podías, le recordabas a Hoseok lo talentoso que era y que no tenía por qué dudar de eso— Eres increíble, lo digo enserio
—Eres tan dulce
—Lo sé —Un corto beso fue plantado en tus labios que fue interrumpido por el repentino cambio de canción a una más enérgica y algo agresiva provocando un pequeño susto por ambas partes.
—¡Playlist del demonio!
—Hey, no le digas así. Esa playlist se parece a mis estados de animo
—Si, pero no tan agresivo —Se separaba de ti para apagar la bocina, pero esta acción se vio interrumpida por el sonido del intercomunicador del departamento que comunicaba a la caseta de seguridad del complejo de edificios en donde vivían, con cada departamento.
Tú te sorprendías y respondías el llamado. Era una llamada de atención por algún vecino quien estaba quejándose por el ruido. Ambos se reían ante esta llamada.
—El vecino no soportó tu nueva obra de arte —Decías burlona— Es muy gruñón, esa canción podría ayudarlo a dormir.