Yoongi era un chico amante de la música, adoraba componer y producir. Todo lo que sabía lo había aprendido por sí solo colándose en clases, grabaciones y viendo uno que otro video en el basto mundo de internet. Pero si hablamos de consentidos, el piano era su consentido. Más allá de ser supremamente útil para él a la hora de componer, adoraba este instrumento más que cualquier otro.
El solía quedarse unas horas más en la escuela luego de que las clases terminaran para refugiarse en la sala de música de la escuela donde había un piano que el usaba. Desafortunadamente, tenía que hacer esto porque su familia no lo apoyaba en este sueño. Le decían que estaba perdiendo su tiempo tocando esas cosas, que debería entregarse de lleno al estudio y aprovechar que tenía uno de los mejores promedios de su generación para entrar a la mejor universidad de Seúl con una beca y convertirse en un hombre de negocios.
¿Yoongi quería eso?
Por supuesto que no, ese no era su sueño.Como si la mala suerte no estuviera contenta con eso, la sala de música ahora estaría cerrada tan pronto las clases terminaran así que Yoongi no podría seguir yendo a ese lugar luego de clases. Por eso, Yoongi y tú, su mejor amiga, estaban buscando un lugar nuevo en donde Yoongi pudiera ensayar gratis.
Si, gratis. Yoongi no tenía manera de pagar el alquiler por horas de algún estudio o cosas parecidas.
Había una academia de música abandonada no muy lejos de la escuela y probablemente ahí habría un piano que Yoongi podría utilizar.
Tan pronto la campana de la escuela sonó, tomaron sus mochilas y salieron rápido del establecimiento.
—¡Corre! —Apurabas a Yoongi quien respondía con una mueca de fastidio. Odiaba la actividad física.
El comenzaba a correr sosteniendo la tiranta de su mochila sobre su hombro esquivando a los demás estudiantes. Mientras corrías, Yoongi te sorprendía tomándote de la muñeca haciendo que te detuvieras abruptamente.
—Oye, no es como si alguien nos estuviera esperando allí —Su respiración agitada hacia que hablara pausadamente para poder tomar ligeras bocanadas de aire para recuperar el aliento.
—¿Qué tal y sí? —Dijiste juguetonamente, sin embargo, el pelinegro no lo había tomado tan a juego lanzándote una mirada irritante— Perdón, eres demasiado susceptible
Comenzaron a caminar en dirección a la academia. En cuanto llegaron, se dieron cuenta que la puerta de reja cerrada por un candado.
—Tendremos que saltar —Dijo Yoongi cosa que te sorprendió ya que no pensaste que la persona con menos entusiasmo en actividad física propusiera eso— ¿Qué?, ¿No me crees? —Yoongi echó un vistazo a su alrededor para asegurarse de no ser visto por alguna persona que pasara por el lugar. Descolgó su mochila y la lanzó al otro lado de la reja para luego caminar con decisión hacia ella y comenzar a treparla. Tu solo podías mirarlo con total asombro sin poder creer aún que era Min Yoongi quien estaba haciendo todo eso.
Una vez llegó al otro lado, suspiró victorioso y te hizo una seña con su mano invitándote a cruzar como el lo había hecho. Maldijiste mentalmente, pero sin remedio alguno, lanzaste tu mochila al otro lado en donde Yoongi la atraparía.—Espero no estar equivocándome —Suspiraste y con algo de dificultad, escalaste la reja teniendo sumo cuidado con cada paso que dabas procurando no caer. Tan pronto tus pies tocaron suelo, sentiste un alivio inmenso al haber completado el primer desafío.
—¿Viste que no era tan difícil?
—Lo dijo el "señor atlético" —Sacudías tus rodillas con tus manos para quitar un poco el polvo que habías recogido en tu recorrido al otro lado.
Tomaron sus mochilas y caminaban a la puerta del lugar encontrándose con la triste pero obvia noticia de que la puerta estaba cerrada con un candado que parecía no tener tanto tiempo ahí, lo que los preocupó ya que eso significaba que alguien solía ir a ese lugar. Sin embargo, trataron de no prestarle mucha atención a ese detalle y comenzar a buscar una forma de entrar.
—Bingo —Dijiste al encontrar una ventana abierta en la parte trasera del edificio. Yoongi tan pronto te escuchó caminó rápidamente al lugar donde estabas— El destino está de tu lado, ¿Qué sientes?
—Creo que quiero vomitar de la emoción
—Si, mejor no te hubiera mostrado esto. De todas maneras, si vomitas, hazlo en esa esquina —Señalabas a una esquina con pasto sin cortar— Como sea, entra tú primero —Hiciste una reverencia como un príncipe de cuento de hadas.
Yoongi rodaba la mirada y entraba por la ventana. Tú le seguías el paso al fin estando dentro de aquella edificación. Antes de decir cualquier cosa, se tomaron un tiempo para observar su alrededor dándose cuenta de que estaban en lo que parecía ser un salón de clases. Había atriles para partituras con su respectiva silla y una pizarra llena de escritos de personas que habían ido con anterioridad.
Morías por explorar el lugar, pero Yoongi actuó primero que tú encontrando un piano en el salón de al lado.
—¡______, ven aquí! —La emoción que su voz transmitía era símbolo de una completa euforia al haber encontrado el tesoro que los piratas habían estado buscando por siglos.
Al llegar a su encuentro, él ya estaba sentado frente al piano soplando un poco sobre la tapa de este para apartar la capa de polvo que se había formado sobre esta. Al retirar un poco, levantó la tapa y sin pensarlo, comenzó a tocar.
Mientras el tocaba, tu observabas como él se dejaba llevar por cada nota. Algunos rayos de luz se colaban por la ventana de aquel salón decorando el rostro de Yoongi dándole un brillo especial a su rostro el cual solo reflejaba una expresión de realización y tranquilidad.
—Wow —Fue lo unico que tu boca pronuncio cuando el terminó de tocar— Extrañaba verte frente a un piano
—Créeme que yo lo extrañaba más —Una sonrisa ladina y un suspiro te aseguraban que la felicidad que Yoongi sentía en ese momento— Además, este lugar es lindo —Tenía razón. La energía que emanaba ese lugar no era más que una pacífica y muy acogedora que te hacía pensar que allí se respiraba un aire musical con un toque de alegría cuando aún estaba en funcionamiento.
...
Ya habían pasado al menos dos meses desde que tú y Yoongi iban a ese lugar todos los días despues de la escuela para que el pudiera practicar mientras tú disfrutabas hacerle compañía.
En el transcurso de los días, limpiaron y decoraron el lugar para que pudieran hacerlo más suyo y se sintieran más cómodos. Aprendieron a escabullirse más rápidamente, la hora en la que tenían que irse para no levantar sospechas y una vía de escape por si algo ameritaba usarla.
Hoy Yoongi ensayaría una nueva canción que había compuesto para el recital que la escuela cosa que lo tenía demasiado emocionado.
Yoongi fue a la academia solo ya que tú llegarías una hora más tarde por algunos pendientes que tenías que hacer de manera urgente. Aprovechaste que, en el camino a la academia, viste una tienda de conveniencia en donde compraste algo de comida y bebidas para llevarle a Yoongi quien debería estar hambriento.
—¿Qué está pasando? —Frenaste en seco frente a la academia al ver que un auto de la policía estaba estacionado con un oficial de policía entrando a este en la parte trasera y otro por el otro extremo. Un tercero ya estaba allí en medio de ambos policías— Yoongi —Fue en el primer personaje en el que pensaste. Comenzaste a caminar rápidamente hacia el vehículo para verificar que esto no fuera así. Al llegar, viste por la ventana confirmando que era Yoongi quien estaba sentado en medio de los dos policías con una expresión seria— ¡Yoongi! —Llamaste su atención. Él volteaba rápidamente dándose cuenta de su presencia, abrió sus ojos sorprendidos, pero no pudo si quiera tratar de decirte algo porque la patrulla aceleró y se alejó.
Lo llevarían a la estación de policía del sector.