Habías viajado a tu país para compartir tiempo con tu familia y amigos a los que no veías hace bastante tiempo. Tan pronto como las vacaciones se anunciaron por parte de la compañía, compraste un ticket de avión, armaste tus maletas, avisaste a los chicos que saldrías del país en camino al tuyo. Ellos se rieron al ver lo apurada y entusiasmada que estabas.
Tu familia te recibió con los brazos abiertos, te quedarías en la que era tu habitación antes de que toda esa locura pasara.
Todas las noches, conversabas con los chicos por el grupo de chat que tenían, pero hace dos días que no lograbas contactarte con ellos lo que fue bastante raro porque ninguno de los siete contestaba, sin embargo, decidiste tranquilizarte porque bien decían: Las malas noticias son las primeras en saberse.
Te fuiste a dormir un poco más temprano de lo normal porque no tenías con quien conversar y tenías bastante sueño.
...
La mañana llegaba, te despertabas por tu cuenta a eso de las nueve y treinta de la mañana. Te costaba algo, más bien, bastante, levantarte de la calientita cama. Tomaste tu teléfono para ver algo de contenido en internet mientras te quedabas unos cuantos minutos más en la cama.
Cuando el estómago ya no dio tregua, te levantaste, tomaste una bata térmica del closet y te envolviste en ella, guardaste tu teléfono en uno de los bolsillos que tenía la bata y, por último, te pusiste las pantuflas para salir de tu habitación.
Saliste de esta y caminaste pocos metros para llegar a la cocina y comenzar a preparar tu desayuno, pero para llegar a esta, tenías que pasar por la sala de comedor y estar.
—¡Sorpresa! —Este paso por la sala de estar era diferente, había siete hombres parados ahí con un desayuno sobre la mesa, gorros de cumpleaños y globos pegados al techo.
Era tu cumpleaños.
—Dios —El estruendo te sorprendió por completo y la inesperada presencia de aquellos chicos te tomó por completa sorpresa, pero aún no creías que estuviesen allí, era imposible porque ellos te habían dicho que tenían planes de viajar a Europa, otros a sus ciudades natales y otros se quedarían en Seúl. Restregaste tus ojos como si todo de eso fuera una ilusión.
Primera reacción lógica: Regresarte a tu habitación.
—¿A dónde vas? —Preguntó el Jungkook de la posible ilusión
—A consultar a un médico, creo que tengo esquizofrenia —Dijiste entrando a tu habitación
—¿Entonces crees que no estamos aquí? —Preguntó Jimin entrando junto a los demás y con el desayuno en mano
—Es imposible que estén aquí
—¿Una ilusión haría esto? —Namjoon tomó un poco de crema batida que estaba en la cima de los panqueques y la untó en tu nariz
—¡Oye! —Replicaste— ¡Pues que bien que no sean una ilusión, me ahorro la idea de tomar pastillas!
—¿Solo te importa ahorrarte las pastillas y no que estemos aquí de sorpresa por tu cumpleaños? —Yoongi se ponía en el papel de dramático y vaya que le salía de maravilla— Vámonos de regreso, aquí no nos valoran
—Ya, lo siento —Tomaste su mano deteniéndolo y él sonreía.
—Bien —Namjoon tomaba el liderazgo de la conversación— Ataquen
Todos comenzaron a tirarse sobre ti aplastándote mientras reían eufóricamente.
Algo corto, lo sé.
PERO fue con amor <3