Pasaban los días y la cercanía de Jin contigo se había visto afectada luego de aquella breve conversación. Te sentía profundamente culpable por haber lanzado aquella pregunta sin el tacto que te hubiera gustado pero lo que ya estaba hecho, hecho estaba.
—Jin, ¿podemos hablar? —Te sentabas frente a Seokjin en la mesa de comedor. Él dejaba de lado su libro y prestaba su atención a ti para asentir suavemente— Jin, he estado leyendo mucho acerca de cómo podría regresarte a tú época, pero simplemente no logro comprender algo por más que lo intente y eso me frustra porque de verdad quiero ayudarte
—______ —Trataba de detenerte, pero tú no podías dejar de sentir esa culpa e inutilidad por no regresar a Seokjin a casa.
—De verdad quiero ayudarte en regresar a casa, aunque eso me queme por dentro —En la inconsciencia y desesperación de querer solar todos esos sentimientos reprimidos, esos que tanto miedo tenías de aceptar, pero negarlos simplemente era inútil— Seokjin, quiero que te quedes aquí, conmigo, pero no puedo ser egoísta y solamente pensar en lo bien que me hace que estés aquí mientras tú te sientes triste porque extrañas tu vida —Para este punto de la confesión, ya picaban tus ojos y tu cuerpo solamente temblaba. Seokjin ya era demasiado importante para ti y tener que dejarlo ir sonaba doloroso— Seokjin, yo solo quiero tu felicidad. Solo eso —Las lágrimas se deslizaban sin pudor, bañando tus mejillas en la profunda incertidumbre por un futuro sin Seokjin. En cuanto él se percató de este desborde de emociones, tomó delicadamente tu cabeza y la atrajo a su pecho en donde simplemente sollozaste aferrándote a su pecho.
—Ven, siéntate —Dijo depositando suavemente tu cuerpo en el sillón que solo se encontraba dos pasos tras de ti. Él se sentó junto a ti y dejó que lloraras en él mientras acariciaba tu cabeza. Lentamente, el cansancio te ganó y caíste profundamente dormida en sus brazos.
A la mañana siguiente, despertaste en tu cama lo que interpretaste como que Seokjin te había llevado a ese lugar para que descansaras más plácidamente. Era sábado así que no tendrías que preocuparte por salir a tu trabajo.
Te levantaste de tu cama y caminaste directamente a la silla de tu escritorio para hacer lo que venías haciendo hace semanas: buscar en internet lo que sea que fuera útil para ayudar a Seokjin. Sabías bien que no ibas a encontrar nada útil pero aun así, lo hacías sin falta.
Un toque en la puerta te desconcentraba de tu tarea.—¿______? —Seokjin preguntó desde el otro lado de la puerta— ¿Puedo pasar?
—Si, adelante —Seokjin abría la puerta y tú evitabas su mirada a toda costa. Te avergonzaba el hecho de que te hubiera visto tan vulnerable la noche anterior.
—Buenos días, ¿cómo te sientes? —Preguntó suavemente
—Mejor, lamento que tuvieras que ver eso —Dijiste bajando la mirada, avergonzada al recordar la noche anterior.
—¿Por qué te disculpas?, digo, todos lloramos y eso es lo más humano del mundo —Jin sonreía cálidamente— Preparé algo de café esta mañana, ¿quieres un poco? —Asentiste— De acuerdo, te lo traeré
Jin salió de la habitación y regresó en menos de dos minutos con una taza humeante llena de café. Te lo pasó advirtiéndote que tuvieras cuidado porque estaba caliente. Tus fosas nasales percibieron el olor de café recién hecho.
Jin se sentaba en tu cama y se quedaba en silencio, ese silencio fue tan incomodo que beber un sorbo de café parecía ser inútil. Jin echó una mirada rápida a lo que estabas buscando en tu computadora, negaba con su cabeza mientras una débil sonrisa se pintaba en la curvatura de sus labios.