Capítulo 34

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Las mejillas de Inuyasha estaban rojas por la vergüenza que sentía, era abrumador estar en una situación tan íntima como la que ocurría en esos instantes. Permanecía quieto y se dejaba lavar la espalda por las finas manos de Sesshomaru.

La tranquilidad y calma con la qué Sesshomaru lavaba la espalda de Inuyasha le hizo pensar al Hanyō, "¿Sesshomaru siempre ha sido así de delicado?"

Inuyasha sabía que la respuesta era sí.

Sesshomaru solía tener demasiada tranquilidad al hacer todo, Inuyasha hasta ahora se lo recalcaba en la cabeza, y fue entonces que pensó, "Debe odiar el ruido." Y se dió cuenta de lo ruidoso que él podría llegar a ser, y que aunque no siempre, Sesshomaru le tenía cierta paciencia desde hacia mucho tiempo. Incluso él mismo le llegó a tener cierto trato amble a su medio hermano.

La relación de ambos había mejorado en la época donde Kagome y Rin llegaron a sus vidas. Gracias a ellas no se habían matado desde que empezaron con ese embrollo del lazo.

Una vez más Inuyasha se recalcó muchas cosas en su cabeza, aunque no sabía porqué lo hacía. Tal vez era el lazo haciéndolo guardar la calma para qué guardará la compostura. Lo qué fuera, funcionó. Estaba mejor.

Se dejó seguir lavando la espalda y los hombros, hasta que Sesshomaru dejó de hacerlo y comenzó a lavar su cabello. Inuyasha sintió sus largos dedos lavar con mucho cuidado su cabeza, podía notar el cuidado que tenía de no lastimarlo con sus garras. En realidad desde hacía mucho notaba cómo Sesshomaru sin importar la situación tenía cuidado con sus garras, a veces parecía que hasta podía ocultarlas.

El Hanyō cerró los ojos y se relajó más en el agua caliente. Desde ahí Inuyasha sólo se dedicó a disfrutar del baño que le estaban dando, su cuerpo y alma agradecían poder relajarse tanto, realmente necesitó de un baño así para descansar de todo.

Por poco se quedó dormido pero se logró mantener despierto hasta el final.

Salió de la tina junto a Sesshomaru, Inuyasha no lo ayudó a bañarse y hasta ahora se daba cuenta, pero ofrecerse ahora de nada servía, pues Sesshomaru estaba más que limpió. Inuyasha pensó, "Estaba tan relajado que ni siquiera me di cuenta cuándo él se bañó."

Sesshomaru bajó la vista al sentir la mirada de Inuyasha, ambos se miraron durante unos segundos y luego la mano del más alto subió para acariciar la mejilla del menor. Las miradas siguieron conectadas y el ambiente se sintió cálido, independientemente por el vapor del agua, fue algo más que ambos sintieron durante lentos segundos. Una rara pero agradable sensación qué no sabían decir sí era por el lazo.

El DaiYōkai bajó la mano y apartó la vista hasta qué no pudo más. Se separó del Hanyō para alcanzar unos trapos para secarse y cubrirse el cuerpo. Inuyasha por su lado se había quedado un poco en las nubes por lo de hacia unos momentos atrás, pero acabó apretando los dientes y tragando saliva, regresando a la realidad para pasar a secarse también.

Una vez seco planeó ponerse la misma ropa pero se percató de unas mudas de ropa sobre un mueble de bambú, Sesshomaru no tuvo problemas en tomar aquellas prendas y pasar a ponerselas, por lo que Inuyasha se sintió en confianza de tomar las otras y pasar a ponerselas también.

El kimono de Sesshomaru era similar al que solía llevar siempre, de color blanco pero con lirios azules dibujados, en los bordes de sus mangas tenía azul. Se puso su armadura y estola encima, además de su listón de siempre que ocupaba para sujetarse la armadura y sus espadas. Otra cosa que le dieron fueron botas negras, similares a las suyas pero un poco más largas.

A Inuyasha en su lugar le dieron un yukata rojo con crisantemos blancos, él tomó su mismo listón rojo de siempre para sujetarse el yukata y su espada. También le dieron unas sandalias y unos calcetines pero no se los quiso poner, estaba acostumbrado a ir descalzo siempre, y le era extraño usar cosas en los pies.

Compañerismo. (Sesshōmaru x InuYasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora