Capítulo 45

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Caminaron por un largo pasillo, además de otros pasillos más cortos, Inuyasha no prestó mucha atención al camino, su atención se fue más al Yōkai peliazul, habiendo escuchado su voz anteriormente lo había podido reconocer, era el Yōkai qué escuchó cuando cruzaron la frontera. También lo sabía por su olor, aún dentro de la carroza lo había podido oler.

Tenía un olor particular, así cómo Aiko y otros sirvientes que había tenido cerca en el tiempo que tenía en las Tierras del Norte, y es que olían a Aves. Aiko especialmente olía a un Tengu y a otro tipo de Yōkai qué no lograba recordar, suponía que uno qué tenía cuernos porque los Tengu no tienen cuernos como la pequeña Hanyō.

El Señor del Norte no poseía cuernos pero era evidente que él también era mitad de aquel tipo de Yōkai, ó debía tener algún antepasado qué sí lo era. No podía saberlo con certeza porque no podía olerlo pero era lo que podía suponer.

Por el lado de Shigehiko tampoco podía saber con certeza que tipo de Yōkai Ave era, aún sí podía percibir su aroma a la perfección, Inuyasha no conocía su especie, era el primero que conocía.

Era un poco sorprendente pero al final no le importaba mucho, aún así tenía cierta curiosidad por Shigehiko, parecía ser fuerte, hasta él podía darse cuenta.

Y podía darse más cuenta de ello al poner cierta atención a Hajime, en lo poco que había estado acompañado del Guerrero además de lo vivido con él en el pasado sabía lo entregado qué era con su deber, pero tras darle un par de miradas notó al DaiYōkai Mono mirando un poco al Yōkai Ave.

Inuyasha sólo con eso podía darse cuenta que hasta Hajime sentía curiosidad por Shigehiko.

Siguió pensando un poco hasta que terminó despejando su mente. Se daba cuenta que de nada servía pensar en algo así y siguió caminando junto a sus sirvientes.

No pasaron muchos minutos para qué se detuvieran frente a unas puertas, las dos sirvientas de la Señora del Norte se acercaron a ellas para deslizarlas y reverenciar al hacerlo. Ante esto la Señora del Norte siguió su camino adentrandose en la nueva habitación.

Inuyasha la siguió y estando adentro con Sayuri y Hajime, pudo ver las pequeñas mesas individuales dónde era claro que servirían los alimentos.

Kirime qué se había dado vuelta para ver a Inuyasha, sonrió al verlo.

── Inuyasha, por favor, tome asiento. Podemos seguir conversando mientras llegan nuestros Señores. ── Dijo amablemente Kirime mientras extendió su brazo izquierdo a las mesitas de dicho lado, invitando con su gesto al Hanyō a tomar asiento.

Inuyasha al ver su gesto asintió y se acercó a las mesas, por cómo estaban acomodadas supuso qué debía tomar asiento en una de las dos mesas que estaban más al frente de otras dos que estaban más atrás y a cada esquina de las dos mesas.

Se detuvo un momento para pensar en qué lado sentarse y fue entonces qué su lazo le hizo recordar cual era el lado en el que siempre se le ponía a Sesshomaru, y justamente a que lado Sesshomaru lo ponía al tomarle su mano, especialmente cuándo fue su nombramiento cómo Señor del Oeste.

Incluso el mismo lado qué tomaba al dormir con él.

Su corazón dio un fuerte latido y antes de ponerse rojo de las mejillas, tragó saliva y se apresuró a tomar asiento.

Estando sentado e intentando despejar la mente miró al frente y se dió cuenta que Kirime había tomado asiento frente a él también, ella estaba sonriéndole, parecía que se había dado cuenta de algo o lo había estado observando qué sintió ternura por su comportamiento. Terminó mirando a otro lado y cruzando los brazos con un gesto malhumorado para disimular.

Compañerismo. (Sesshōmaru x InuYasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora