Capítulo 21

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── ¿Entonces saquearemos alguna aldea de por aquí cerca?, ¿Eh?, ¿Yūgen? ──

Musitó sin mucho afán, creía que era momento de saquear alguna aldea de humanos pero primero debía consultar con Yūgen, él era más su jefe qué compañero de viaje y fechorías.

Ante eso sólo quedó en espera por una respuesta positiva desde la roca que había tomado como asiento

── Hay un olor... Que viene desde muy lejos... Y me está llamando. ──

Contestó seriamente pasando completamente de darle una contestación a lo dicho por su compañero, era algo que hacía comúnmente, Sin embargo; en esos momentos fue especialmente, tenía tiempo percibiendo un olor que sentía le llamaba.

Ukiyo estaba acostumbrado a contestaciones por parte de Yūgen que no tenían nada que ver con lo que le decía por lo que dejó de lado su creencia y se interesó inmediatamente por las palabras de su jefe-compañero.

Se dedicó a sonreír de forma que mostrase bien sus puntiagudos dientes, y a observar a Yūgen que se hallaba dándole la espalda a una distancia no muy alejada de él.

── ¿Un olor qué llama? ── olisqueó alrededor suya en forma tonta. ── Yo no detectó nada. ── dijo con los ojos cerrados y con aura bromista.

── No comiences con juegos, Ukiyo. Sabes perfectamente que aunque lo hagas en broma de todas formas te diré que tu mediocre olfato de Yōkai simple no se compara con mi olfato de DaiYōkai. ── habló arrogante y ligeramente irritado.

El Yōkai era estresante a veces para el DaiYōkai por su evidentemente intencional forma de ser despistado y bromista. Era retorcido.

── ¡Jaja!, no tienes porque ser tan brusco, Yūgen, ¿Sabes? Te apreció y tu tacto tan malo me lástima. ── dijo con tristeza exagerada mientras fingía limpiarse lágrimas.

── Tsssk. ──

El sonido molesto que hizo el DaiYōkai fue lo que avisó al Yōkai de que bromear un poco más lo haría terminar con un golpe en su pálida cara ó posiblemente en uno de sus ojos verde-azul. Optó por tomar un poco más de seriedad hasta donde podía adoptarla.

── Pero bueno, cuentame sobre ese olor, ¡Eh!, Yūgen. De ese olor que te llama a ti, Oh señor Gran Yōkai. ──

...

Habían pasado demasiados días desde la armoniosa reconciliación entre los compañeros.

Inuyasha lucía más normal, había dormido mucho entre los brazos de Sesshomaru y sobre éste cuando tras su encuentro carnal fue llevado por éste mismo al árbol donde durmieron por primera vez juntos. Sesshomaru se encargó de la alimentación de Inuyasha una vez éste durmió lo suficiente, Bakusaiga y su otro lado lo obligaron a hacerlo. El Hanyō comió varias cosas que aunque en su mayoría no fueron deliciosas sí fueron necesarias para la recuperación de su fuerza y energía.

Entre lo más desagradable que probó fueron los ojos y las tripas machacadas de un pez extraño y horrible, su cuerpo era deforme, tenía patas de tortuga, dientes afilados, forma de pez común, piel babosa y oscura, ojos totalmente negros, no tenía aletas y su cara era simplemente fea. El Hanyō pudo ver como su hermano frente suya le sacó los ojos y las tripas que eran verdes opacas al pez horrible, se negó a comerse las tripas y los ojos machacados y combinados pero al final lo hizo. Involuntariamente lo hizo, Tessaiga le hizo comérselo.

Recordar que comió aquello y otras cosas no muy apetitosas para una pronta recuperación era desagradable, pero ya habían pasado unos días y ya su compañero no se encargaba de su alimentación, volvía a ser él quien se encargaba de su comer aunque no evitó notar el día anterior que de tardarse en comer algo en lo que va del día el DaiYōkai lo enfrentaría por eso, cuando descubrió eso su hermano le dijo precisamente «¿Quieres volver a matarte de hambre?, no haz comido nada, Inuyasha. No me causes más problemas.» con su tono tan apagado, y tras un intercambio de palabras en donde el Hanyō se controló muy bien de no dejarse llevar por sus impulsos terminó comiendo la fruta más cercana que encontró antes de que el DaiYōkai le diese algo asqueroso para comer y no pudiera evitarlo.

Compañerismo. (Sesshōmaru x InuYasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora