Capítulo 55

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Sesshomaru estaba peleando contra uno de los Señores Cardinales, algo qué ponía todavía más nervioso a Inuyasha por la situación en la que estaba metido junto a su par de "sirvientes". Ahora sabía cómo pudieron meterse esos desgraciados porque su compañero se marchó. También sabía que era probablemente cierto lo qué dijo Yugen respecto a qué invadieron el castillo, aún sin Sesshomaru quedaban el resto de guardias y el guardián de la vieja DaiYōkai.

Conocía a esas alimañas y recordaba lo qué hicieron la vez que lo secuestraron siendo un humano. Apostaba qué se habían aprovechado del ataque al palacio para infiltrarse cómo cucarachas, después de todo ser escurridizos parecía ser la especialidad de los dos.

Aunque no halló explicación de cómo no pudieron oír nada, ni sentirlo con sus instintos. Sobretodo Hajime.

"Debieron evitar qué atacaran como tal el palacio y éstas sanguijuelas aprovecharon." Llegó a pensar Inuyasha mientras se quedaron todos quietos. Yugen seguía sonriendo tan satisfactoriamente, él tenía el control de toda la situación y eso le frustraba incontrolablemente a Inuyasha.

El Hanyō pasó saliva con pesar, sin apartar su mirada llena de furia del desgraciado DaiYōkai. Ahora más que nunca se sentía completamente inútil. "¡Vamos!, ¡Tessaiga, déjame pelear!" Pensó con gran frustración y deseo, pero de nada sirvió suplicarle a su espada. Sólo le hizo recordar su condición y la horrible realidad que estaba pasando.

Tragarse su frustración e ira era la peor sensación que pudiera experimentar pero se comenzó a forzar hacerlo. En su mente estaba Sayuri y su bienestar pero al mismo tiempo estaba el lazo, y el cachorro qué apenas se estaba formando dentro de sí.

── ¡Señor Hajime, por favor...! ── Gritó sorpresiva la mujer para los presentes, soltando sollozos en su profundo terror pero estando preocupada aún así por su amo. ── ¡Sólo haga lo mejor para el amo Inuyasha!, ¡Yo no importo! ── Exclamó con un fuerte sentimiento, implorando y suplicando.

Cada presente quedó sorprendido al oírla, más Inuyasha y Hajime qué los enemigos. Hasta el más tonto pudo haber captado lo qué quiso decir la mujer con aquellas palabras. Inuyasha se quedó mudo por unos momentos, así cómo el Guerrero Mono.

Yugen por su lado no evitó echarse a reír con una fuerte y maléfica voz.

── ¡Impresionante debo reconocer!, ¡Está dispuesta a morir para no ser un estorbo! ── Expresó con algo de reconocimiento.

Ukiyo aprovechó para hacer aparición otra vez, asomándose por un costado de Yugen, justamente a la altura de su cintura. A unos centímetros de la mujer qué estaba sometida del cabello.

Con una cara sorprendida y despistada exclamó. ── ¡Admirable!, ¡Tienes una fiel sirvienta, olor peligroso! ── Miró al final a Inuyasha con una sonrisa infantil.

El mitad bestia no se calló y gritó enseguida. ── ¡Déjate de estupideces, Sayuri! ── Dijo a la Yōkai con furia. Odiaba qué anduviera siendo ese tipo de cosas. ── ¡Déjala en paz, Yugen!, ¡A quién quieres es a mí!, ¡Así qué aquí estoy! ──

Intentó volver acercarse pero cómo imaginó fue retenido por Hajime.

Sayuri por su lado gritó. ── ¡No!, ¡No diga eso, amo! ── Sonó angustiada.

── ¡Cállate! ── Gritó el pelinegro y volvió a jalar fuertemente de los cabellos, haciendo gritar a la mujer. Llevó su mirada repentinamente seria y fría a Inuyasha, con una actitud completamente asesina. ── ¿No quieres qué la mujer muera? Entonces cambia de lugar con ella. ── Fue diciendo mientras obligó alzarse a la Yōkai y acercó más el filo de la larga cuchilla a su cuello.

Compañerismo. (Sesshōmaru x InuYasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora