Capítulo 40

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Inuyasha despertó después de que cayera la noche, se despertó precisamente porque sintió a su compañero muy lejos. Lo había sentido alejarse mientras dormía pero al estar tan lejos no pudo seguir resistiendo y terminó por despertarse por la gran ola de malestares que atormentaron su cuerpo hasta llevarlo al límite.

Se alzó de golpe sintiendo la dura y pesada distancia para él, el lazo y el cachorro. Se encorvó respirando lento y pausado sin poder hablar, tocando el punto especial de su abdomen. Había descansado bien durante un rato pero dejó de hacerlo cuándo sintió a Sesshomaru alejarse más y más, y los malestares comenzaron con pesadillas para irse tornando peor poco a poco.

Sentía el desespero por no tener a Sesshomaru cerca comenzar hacerse presente y podía verse en su rostro, y las gotas de sudor frío caer por su cara. Todo le llegó de golpe y ni siquiera pudo expresarlo bien, sólo se quedó en aquella posición sintiéndose terriblemente fatal.

Ayaka qué estaba con él se sobresaltó cuándo se levantó de golpe pero se preocupó al verlo en aquel estado claro de malestar. La Yōkai se alzó un poco sobre sus rodillas y se inclinó hacia su amo.

── ¡Amo Inuyasha!, ¡¿Qué ocurre?!, ¡¿Siente náuseas?!, ¡¿Algo?!, ¡Dígame para poder ayudarlo, por favor! ── Habló sumamente preocupada la Yōkai, llegando a estirar su mano a la frente de su amo para tocarlo y medir su temperatura cómo primera revisión, pero terminó haciendo un gesto escalofriante de sorpresa y terror al sentir cómo descendía su temperatura. ── ¡No puede ser! ── Exclamó con horror y preocupación.

La Yōkai se levantó al momento y sonó su campana con fuerza, las dos criadas Tanuki aparecieron al instante ya alertadas por lo fuerte de la campanada.

── ¡¿Señorita Ayaka, qué ocurre?! ── Gritó preocupada Rio acercándose rápidamente a la nombrada.

── ¡Señorita Ayaka! ── Gritó Nara yendo tras de Rio.

Ambas voltearon al mismo tiempo hacia su amo y gritaron horrorizadas cubriéndose la boca al ver a Inuyasha apenas sostenerse con sus manos en su abdomen.

── ¡Amo Inuyasha! ── Gritaron al mismo tiempo tan preocupadas cómo asustadas por su amo y el cachorro.

En eso Ayaka sostuvo fuerte a Rio y a Nara por un brazo a cada una y las jalo para que la vieran. ── ¡Vayan por agua caliente y toallas!, ¡Rápido!, ¡Traigan algo para mantenerlo caliente!, ¡Está poniéndose frío!, ¡Y manden a Sayuri y más sirvientas!, ¡Debe estar perdiendo al cachorro! ── Ordenó gritando con fuerza y manteniéndose dura repentinamente por la situación.

Ambas Tanuki Yōkai asintieron repetidamente y entonces desaparecieron para llevar a cabo las órdenes de la señorita Ayaka.

Al quedar sola la Yōkai peliazul regresó rápido con su amo y lo volvió a tocar, se estaba poniendo más frío y cerraba los ojos con fuerza mientras respiraba más debil. Ayaka sintió más miedo y horror, quería llorar pero debía ser fuerte. Sabía que el Señor Del Oeste no estaba en el palacio y no podía pedirle ayuda.

Tragó saliva con un duro nudo en la garganta y recostó a su amo Inuyasha para revisarlo bajo las sábanas pero no halló ninguna mancha de sangre, se desconcertó ante eso pero sin perder más tiempo pasó a poner sus manos sobre el pecho y aquel punto especial en el abdomen de su amo. Cerró los ojos mientras tomó respiraciones para relajarse y conectar con sus instintos de Yōkai.

Se quedó así, meditando, y entonces apareció Sayuri gritando.

── ¡Señorita Ayaka!, ¡¿En qué puedo ayudarle?! ── Gritó la pelinaranja pero al verla en aquella posición guardó silencio y la esperó tomándose de las manos mientras intentaba contener su terrible miedo al ver en aquellas condiciones a su amo Inuyasha.

Compañerismo. (Sesshōmaru x InuYasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora