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Capítulo 1404

Había pasado una semana desde que Yeineth vio a Lucas por última vez. Durante ese tiempo, ella estuvo en un pueblo apartado y remoto, con la excusa de viajar. Pero, la realidad era que quería alejarse de la Ciudad S por un tiempo para meditar sobre sí misma y sus sentimientos por Lucas.

Yeineth siempre fue de la clase de personas que expresaban sus sentimientos sin miedos e inhibiciones de ningún tipo.

Para ganarse el corazón de Lucas y que cambiara su actitud, tenía que ser lo suficientemente fuerte como para poder soportar el dolor que él le causaba una y otra vez. Lo amaba tanto que estaba dispuesta a resistirlo todo.

El ambiente entre ellos todavía era frío, y Yeineth no podía evitar sentirse pequeña frente a él, a pesar de ello, levantó la barbilla y se le acercó orgullosamente.

"¡Oye! Pedazo de hielo".
Dijo, intentando con todas sus fuerzas saludarlo con voz firme y una expresión tranquila. Aunque le habló en un tono casual como si acabara de toparse con él, en realidad lo había seguido hasta allí.

Lucas la vio pero no le hizo caso, y actuando con indiferencia, continuó bebiéndose el té que tenía en la mano.

Hyun estaba con Saeng, por lo que no esperaba ningún tipo de encargo de su hermano y jefe. Simplemente estaba disfrutando del poco tiempo libre que tenía, estaba feliz de que Yeineth no lo hubiera molestado en una semana entera, lo cual agradecía enormemente.

Pero justo entonces, apareciendo de la nada, allí estaba ella tomándolo desprevenido. Durante esos días él había pensado que quizá ella ya se había rendido.

Yeineth, por su parte, aunque ya se había acostumbrado a la actitud de Lucas, no pudo evitar sentirse incómoda cuando él ni siquiera le respondió. Era como si no se conocieran y ella estuviera hablando a voces con otra persona. No pudo hacer otra cosa que sonreír, en un intento de ocultar su vergüenza.

"¿Puedo sentarme?"
Yeineth le pidió permiso, pero se sentó antes de que Lucas respondiera. Sabía que no debía darle ninguna posibilidad de rechazarla.

Él ni siquiera miró en su dirección, ignorándola por completo, haciéndole ver que no le importaba si ella estaba allí o no. Miró hacia abajo con los labios fruncidos y los ojos muy abiertos, parecía avergonzado, como si se quejara a alguien, a pesar de que no había nadie más que Yeineth.

"Lucas, ¡así que te gusta el té!"
Dijo ella, teniendo dificultades para encontrar un tema interesante. Sentía que el aire que los rodeaba estaba tan cargado y era tan estresante que casi no podía respirar. A pesar de esto, ella no dio su brazo a torcer y lo miró con ojos halagadores y una brillante sonrisa en su rostro, esperando encontrarse con su mirada.

A veces, cuando a un hombre no le gustaba una mujer, la consideraba invisible y la ignoraba por completo. Lucas hacía esto a la perfección, pensaba que el hecho de ignorar con total indiferencia a alguien podía ser el arma más poderosa para apagar la pasión y el interés de esa persona.

Pero ella no se sentía intimidada fácilmente, por lo que no le importó en absoluto y siguió mirándolo. En ese momento, se dio cuenta de que había mejorado sobrellevando el estrés, de hecho era capaz de permanecer paciente y tranquila frente a alguien que actuaba con semejante crueldad.

Todo ese tiempo Yeineth estuvo mirándolo con ojos apasionados y, aunque Lucas era un hombre frío, finalmente comenzó a sentirse incómodo, no pudiendo evitar fruncir el ceño al estar molesto.

La táctica de Yeineth al fin estaba funcionando. Lucas no quería enojarse con ella, así que trató de contenerse. Realmente tenía grandes dificultades para entender por qué ella no podía simplemente renunciar a él y dejarlo en paz, sobre todo después de todas las cosas malas que le había dicho y hecho. ¿Acaso no tenía sentido de la vergüenza? Se enervaba al darle vueltas a este pensamiento.

"No me dejarás tranquilo nunca... no importa cuántas veces te rechace, verdad?"
Dijo Lucas, incapaz de contenerse por más tiempo. El tono de su voz y de su mirada seguían siendo fríos.

"No me rendiré jamás. Al menos hasta que te cases".
Realmente le gustaba mucho, tanto que nunca le importó lo grosero que era con ella. En el fondo sabía que esa manera de actuar era solo una fachada. Tal vez le hicieron daño en el pasado y ahora había renunciado a todas las mujeres del universo.

Pero ella no se rendiría, y seguiría buscándolo por todas partes hasta que él se acostumbrara a su presencia y, poco a poco, comenzara a apreciarla y a quererla.

Solamente dejaría de molestarlo si se casaba. No quería ser una perdedora desvergonzada que persiguiese a un hombre casado. Sí, era una peleonera y tenía conexiones con lo más bajo de la sociedad, pero también tenía sus límites y debía trazar la línea en algún momento. Llegado a cierto punto, ella ya sabía lo que debía y no debía hacer.

"Está bien. En ese caso, ¡me casaré contigo! Pero debes hacer algo antes: ve y convence tus padres. No esperes que te ayude con eso, no soy de los que visitan a la familia y piden la mano de su hija en matrimonio".
Dijo Lucas finalmente, y añadió.

"Ya me dirás cuando lo hayas arreglado".
Diciendo eso, se puso de pie.

Los padres adoptivos de Lucas, Cynthia y Jonathan, no podían dejar de preocuparse por su futuro y, en especial sobre el matrimonio.

Él estaba en deuda con ellos por haberle dado esta vida y quería que dejasen de preocuparse por él. Además, Yeineth era la única mujer soltera que conocía, por lo que consideró que valía la pena intentarlo.

Ella ansiaba desesperadamente tenerlo y él necesitaba casarse. Lucas pensó que, mientras sus padres fuesen felices, no le importaba en absoluto quién fuera su esposa.

Un verdadero amor. 8a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora