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Capítulo 1531

"¿Estás diciendo que soy un hermano terrible?"
Una sonrisa de maldad se dibujó en los labios de SunMin. Luego levantó las cejas y le lanzó a ShangGuan una mirada burlona.

"¿Qué? No sé de qué estás hablando, yo nunca dije eso".
Respondió ShangGuan intentando permanecer casual.

Apoyó la espalda contra la cabecera de la cama y esperó relajarse; quería mantener la calma, pero los peligrosos ojos de SunMin lograron que los escalofríos invadieran su columna vertebral. Aunque sabía que no le haría nada en ese momento, temblaba de miedo. Pensó que eso era muy extraño ¿Podría ser algo en su aura? Simplemente no sabía por qué no conseguía ignorarlo.

"Deja de discutir conmigo. Te darás cuenta de que te equivocas cuando hayas dado a luz a nuestro bebé".
SunMin miró el vientre de ShangGuan con una expresión seria. Unos segundos después, levantó la mano para tocar su pancita ligeramente, mientras pensaba: '¿Quién dijo que los chicos son los únicos que sufren durante el embarazo? Yo también estoy sufriendo'.

"¿Me estás amenazando? Bebé, ¿escuchaste eso? Tu padre no nos ama".
ShangGuan frunció el ceño y luego miró su propia pancita también. Fingió estar muy triste; sin embargo, en el fondo estaba feliz. Incluso estaba sonriendo en secreto mientras hablaba con su hijo.

SunMin solo movió un poco la boca mientras pensaba: '¿Este chico realmente cree que no puedo hacerle nada? ¿Es por eso que me provoca tan descaradamente?'.

"En verdad crees que no te haría nada ahora, ¿cierto?"
Sin más preámbulos, SunMin se dio la vuelta de repente y se colocó sobre ShangGuan, inmovilizándolo tácticamente contra la cama.

Luego presionó la parte superior de su cuerpo contra la de él sensualmente, teniendo cuidado de no presionar su pancita. En un instante, se lanzó hacia sus labios para darle un beso apasionado que fue lo suficientemente explosivo como para hacerle perder la cabeza.

"¿Qué estás haciendo?"
Los ojos de ShangGuan se abrieron en estado de shock mientras pasaba saliva. Sus mejillas se sonrojaron lentamente cuando la suave presión de SunMin encendió pequeños fuegos en su piel.

'¡Oh, Dios mío! ¿Va en serio esto?'

"Lo que querías, ni más ni menos".
Resopló antes de besarlo profundamente de nuevo. Sus labios saboreaban cada grieta de su boca con ansiedad y hambre; había una pizca de enojo en la forma en que lo reclamaba, y esto hacía que la mente de ShangGuan diera vueltas ante tantas sensaciones.

¿Qué era el amor? ¿Un beso? ¿Una mirada? ¿O un sentimiento especial que existía en los corazones de las personas?

Sin importar lo que fuera, una cosa era segura: el amor no necesitaba demasiadas palabras. Lo único que necesitaba era dos personas para ser felices. La mayoría de las veces, eran los más valientes quienes tenían acceso a la vida que querían.

KyuJong llegó temprano a casa de SunMin al día siguiente. Aunque en su rostro era evidente lo agotado que estaba, nadie podía negar lo guapo que era.

"Parece que no dormiste anoche; ¿tan ocupado estás?"
Fue lo primero que dijo SunMin en cuanto vio la cara cansada de KyuJong. Simplemente no pudo evitar burlarse del militar.

"Sí. Llevo varios días en servicio y quedándome en la base militar, por eso me veo tan cansado".
KyuJong no notó el sarcasmo en el tono de SunMin y confundió su comentario con preocupación genuina.

"Papá te está esperando en el estudio".
Escuchar una respuesta tan tranquila de KyuJong hizo que SunMin se sintiera aburrido y prefirió continuar leyendo el periódico que tenía en la manos.

"Entonces, con permiso".
Dijo cortésmente antes de dirigirse a la sala mencionada. Sin importar lo mucho que SunMin se burlara de él, no había forma de que se sintiera insultado; él era un hombre sereno por naturaleza y se necesitaban muchos insultos para poder irritarlo.

Unos segundos más tarde, KyuJong ya estaba de pie junto a la puerta del estudio; sin embargo, no llamó al instante. Se quedó allí parado como si estuviera pensando profundamente. Ya había pasado un tiempo cuando finalmente se movió para levantar la mano y tocar la lujosa puerta.

"Adelante".
Una voz fuerte se escuchó desde el estudio. El simple sonido de su voz bastó para que todos supieran que Manuel gozaba de buena salud.

"Feliz año nuevo, papá. Lamento no haberte visitado hasta ahora".
Saludó KyuJong con todo respeto tan pronto como se abrió la puerta. Siempre había admirado a Manuel, no solo porque era el padre de HongKi, sino porque era simplemente un gran hombre. Visitarlo siempre era oportunidad de aprender más y más cosas.

"Kyu, aquí estás. ¿Por qué estás tan delgado?"
Preguntó Manuel al ver a su yerno. La sonrisa que le resquebrajó la cara fácilmente reveló lo amable que era.

"¿De verdad? Tal vez sea porque no he dormido mucho estos días. Esa también debe ser la razón por la cual me veo extremadamente exhausto".
KyuJong se pasó los dedos por el cabello con torpeza. Todavía llevaba puesto su traje militar, ya que había ido allí directamente después de su turno. Aun así, seguía viéndose erguido y formal incluso después de tantas noches de insomnio.

"Toma asiento. ¿Qué quieres tomar? Haré que te lo preparen".
Honestamente, a Manuel le entusiasmaba más la visita de KyuJong que la de su propio hijo; se sentía muy orgulloso de ser su suegro.

"No hay necesidad, les traje un poco de té".
Dijo SunMin, quien entró sin llamar a la puerta. La renuencia en su rostro era demasiado evidente mientras caminaba; en realidad no pensaba llevarles de beber. Sin embargo, ShangGuan le pidió que lo hiciera y le advirtió que lo haría él mismo si se negaba; y como él no quería que hiciera nada que pudiera cansarlo mientras estuviera embarazado, terminó aceptando cualquier cosa que le pidiera.

"¿No vas a ir a la empresa hoy?"
Preguntó Manuel sorprendido cuando vio a su hijo servirles el té.

"Sí iba a ir. Pero cambié de planes cuando llegó Kyu; no quise ser maleducado con él".
SunMin puso el té sobre la mesa.

KyuJong reaccionó inmediatamente, ayudando a su cuñado a organizar el espacio para ello. Sabía que lo estaba provocando, pero él solo sonrió y no mostró ninguna reacción.

Sintió que el comentario de su cuñado era una señal de que lo aprobaba; sabía que él no era el tipo de persona que hablaría con alguien si no le importaba.

Un verdadero amor. 8a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora