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Capítulo 1470

"Estuvo bien, mamá. Gracias por preocuparte".
Respondió Yeineth cortésmente, veía a Cynthia como una dama elegante y sofisticada que venía de un mundo muy diferente al suyo.

"Vamos, Yein. No tienes que ser tan formal conmigo. Diviértete y cuídate mucho".
Le aconsejó Cynthia quien nunca la había menospreciado por su pasado humilde, y creía firmemente que Hyun y Lucas no necesitaban casarse con ricos de cuna, pero que sí necesitaban parejas que fueran lo suficientemente fuertes como para mantenerse a su lado en todo momento.

"No te preocupes, mamá. Así lo haré".
Dijo obedientemente.

Aunque Jonathan y Cynthia siempre habían tratado a Lucas como a su propio hijo, eso no cambiaba el hecho de que él era adoptado. Por eso él siempre se preocupó por tratar a los miembros de la familia Kim con el mayor respeto, y como esposa de Lucas, también se aseguraba comportarse de la misma forma.

"Debes estar cansada, asegúrate de descansar un poco. ¡Hasta luego!"
Dijo Cynthia. Sentía que la trataba con demasiada cortesía y que cuando le hablaba, se dirigía a ella como si estuviera hablando con su jefe, y no con su suegra.

Cynthia decidió que sería una buena idea tener una larga conversación con ella cuando regresara.

"De acuerdo, mamá. ¡Hasta luego!"
Se despidió, y después de colgar el teléfono, lanzó un largo suspiro de alivio.

"Yein, ¿por qué le hablas a tu madre con tanta formalidad?"
Le preguntó Hilda, confundida y sin poder entender por qué trataba con tan poca familiaridad a su propia madre, pues no sabía que ella estaba casada y la 'mamá' a la que refería era su suegra.

"Ah, es que es una persona disciplinaria y le gusta la formalidad. No le des importancia, mejor vamos a comprar nuestros trajes de baño".
Dijo, mientras tomaba su billetera y salía de la habitación con Hilda.

Erin también había venido al balneario, pero Yeineth decidió ignorarla y divertirse en las aguas termales.

"Yein, ¿de verdad también me vas a comprar uno a mí también? Todo lo que venden en este lugar es bastante caro, escuché que cuestan cientos de dólares. Todo aquí cuesta hasta diez veces más que en el centro comercial, aunque los productos son de mejor calidad".
Hilda no dejaba de parlotear, así que Yeineth puso los ojos en blanco e ignoró sus quejas.

"¡Ah, cielos! ¿Qué estás haciendo aquí, gordita? ¿Viniste a comprar un traje de baño? Pues, la verdad es que no creo que vayas a encontrar alguno que te quede".

"Bueno, al menos ella todavía conserva su rostro original, a diferencia de alguien que ha tenido innumerables cirugías estéticas".
Se burló Yeineth, y de ninguna manera iba a soportar insultos y humillaciones en silencio.

Como decía el refrán: "Quien me busca, ¡me encuentra!"

Nadie la había intimidado nunca, y como Lucas no estaba cerca, no tenía que fingir ser amable.

"¿Qué dijiste? ¡Nunca me he hecho ninguna cirugía estética!"
Gritó Erin, enojada y con la cara roja de rabia. Nunca se le había ocurrido pensar que tuviera ojos tan agudos.

"¿Ah, no? Entonces, ¿por qué estás tan enojada?"
Le preguntó con desenfado mientras se metía tranquilamente las manos en los bolsillos. Le gustaba usar prendas masculinas porque la hacían lucir muy linda y pícara.

"¡Eres una..!"
Erin estaba tan furiosa que no lograba terminar la oración. Además, estaban rodeadas de chicos que compraban trajes de baño, y lo más importante era que el chico que le gustaba a Erin, Bradley, también estaba allí.

Lo había estado persiguiendo durante todo el semestre, pero él ni siquiera la había mirado, y su rechazo la hacía sentir muy frustrada.

Bradley le echó una mirada a Yeineth. Ahora su opinión sobre ella había cambiado completamente.

Al principio creyó que era una chica arrogante como Erin, porque había logrado entrar a la universidad gracias a sus influencias, pero al parecer la había mal interpretado.

Yeineth decidió comprarse un traje de baño conservador, porque quería ocultar las cicatrices y los tatuajes de su cuerpo, ya que pensaba que no era apropiado que los otros estudiantes los vieran.

Hilda también eligió algo simple porque era una chica de talla grande, pero su traje de baño revelaba mucho más.

"Yein, noté que el chico más guapo de la escuela te estaba mirando, ¿crees que siente algo por ti?"
Le susurró Hilda muy emocionada ante la idea.

"¿El más guapo de la escuela? ¿De qué estás hablando?"
Preguntó de forma casual. Lo único que sabía era que en la escuela se decía que Erin era la más guapa.

"¿Qué? ¿No lo conoces? ¡Te hablo de Bradley, todo el mundo lo conoce! Es un pintor muy talentoso y buen estudiante, ¡pero lo más importante, es que es increíblemente guapo!"
Le dijo Hilda, ruborizada por la emoción. Cada chica tenía su príncipe azul, y Bradley era el suyo.

"No lo conozco".
Respondió con indiferencia. Ya estaba casada con Lucas, así que nunca prestaba atención a los chicos de la clase. Además, todos los estudiantes siempre estaban intentando llamar la atención de Erin, excepto Bradley.

"¿En serio? ¿Me estás tomando el pelo? ¿Acaso nunca notaste la cantidad de chicas que vienen a nuestra clase durante los descansos? Pues, vienen solamente para tratar de acercarse a Bradley, pero él siempre guarda las distancias, no parece estar interesado en alguien".
Dijo Hilda con una expresión que divirtió a Yeineth.

"Entonces, ¿tú también sientes algo por él?"
Le preguntó sonriendo.

"Sí... Pero no hay forma de que se vaya a enamorar de una chica como yo".
Le confesó Hilda, desanimada. Le faltaba confianza en sí misma debido a su figura y a su origen humilde.

"No digas eso. Quién sabe, quizás podría enamorarse de ti algún día".
Le dijo tranquilamente, y no sólo para darle ánimos, lo decía muy en serio.

Hilda era una chica muy dulce, cualquiera tendría suerte de tener una novia así. Ella sacudió ligeramente la cabeza y sonrió, porque pensaba que Yeineth solo lo decía para ser amable.

Yeineth no tenía interés en el chico más guapo de la escuela, porque le prestaba toda su atención a Lucas, aunque, por otro lado, su esposo no mostraba ningún interés en ella. Le había dicho que no necesitaba de su amor, y eso la había lastimado mucho.

Un verdadero amor. 8a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora