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Capítulo 1466

Todas miraron su postura y empezaron a temer que les hiciera daño. A ellas solo les gustaba armar jaleo, ya que no tenían la más mínima idea de cómo era las pandillas en realidad. Sintieron miedo bajo la mirada fría de Yeineth.

"Vaya par de perdedoras".
Dijo Erin apretando los dientes mientras se iba del lugar muy enojada.

Yeineth le pellizcó la muñeca antes de soltarla, causándole mucho dolor. Por eso no se atrevió a pelearse con ella.

"¡Jum! Esta vez, las voy a dejar ir a ustedes dos. Pero no tendrán tanta suerte la próxima vez".
Dijo Erin. Y al decir esto la chica dio la señal a su gente para salir de ahí, y se retiraron maldiciendo por los pasillos. Aunque no quería dejarlas tranquilas, no se atrevía a luchar contra Yeineth.

Era de esas personas despreciables que disfrutaban mucho intimidando y abusando de los más débiles, pero ante los fuertes eran unas cobardes.

Yeineth se burló de ellas mientras se iban, sin quitarles la mirada de encima. Ella no sentía miedo cuando otras personas intentaban provocarle. Es más, ni siquiera cuando intentaban atacarla en grupo, sentía que debía temer y huir.

"Hilda, ¿estás bien?"
Miró hacia su compañera y preguntó. Extendió la mano y la ayudó a ponerse de pie, para luego sacudir la suciedad de su ropa.

"Estoy bien gracias. Las ofendiste tanto delante de tanta gente que creo que buscaran cómo vengarse de nosotras".
Dijo Hilda sacudiéndose la ropa.

Ella ya estaba acostumbrada a que Erin y su pandilla aprovecharan la más mínima ocasión para molestarla e intimidarla. Sabía por experiencia propia que el dolor de las palizas duraba solo unos días y que no era nada serio. Sin embargo, no estaba segura de lo que sucedería después de este fiasco, ya que Erin se fue muy enfadada, no sin antes lanzarles una mirada muy desagradable.

Se decía que no había nada más venenoso en el mundo que el corazón de una mujer, y en el caso de una mujer tan hermosa como Erin, el corazón no solo era venenoso sino también traicionero.

"Está bien. Si se atreven a molestarte de nuevo, no dudes en decírmelo. Estamos en la escuela, no en la mafia. No pueden actuar tan impunemente".
Dijo con calma. El lugar se veía desolado en ese frío día de invierno y donde se encontraban en ese instante estaba muy alejado. Parecía mucho más aislado que cualquier otro lugar del campus.

"No estoy tan segura de eso. Erin proviene de una familia rica, por lo que no me queda otra opción que aguantar sus abusos. Mi familia es una familia normal, sin riquezas y no puedo enfrentarme a ellos".
Hilda se sintió indefensa. No se veía bonita y venía de una familia común y corriente. No era raro que algo como esto le sucediera a personas como ella.

"Aunque sea rica, no tiene ningún derecho a intimidar a personas inocentes. Son un montón de idiotas sin escrúpulos. Y deberías cambiar tu forma de pensar. Ser pobre no es tu culpa, por lo que no debes sentirte menos que nadie ni dejar que abusen de ti. Y no te resignes a dejar que lo hagan todo el día".
Yeineth estaba enojada por la forma de pensar de Hilda. ¿Cómo podía esta mujer ser tan tonta? Si no fuera por el hecho de que le daba pena, no se hubiera metido en sus asuntos. Después de todo, no le gustaba meterse en los asuntos ajenos porque pensaba que lo único que importaba era su propia felicidad.

Ella nunca se consideró una buena persona. Es por esta razón que muchas personas podían pensar que era egoísta y de sangre fría, pero había nacido en el inframundo, y eso hacía que fuera diferente al resto de las personas.

"Simplemente no quiero causar ningún problema. Además, en esta sociedad, los ricos son siempre los primeros. Así que a una persona débil como yo solo le toca aguantarse".
Dijo Hilda impotente. Ella sabía claramente que su familia no era rica, por lo que no podía darse el lujo de jugar a este juego. Si algo salía mal, esta gente podían usar su dinero para solucionarlo, pero ella no tenía esa posibilidad. Su única opción era sufrir en silencio.

Hacía mucho tiempo que había aceptado este tipo de realidad social. Los labios de Yeineth se movieron ligeramente, pero finalmente optó por no decir nada ya que se dio cuenta de que no podía refutar sus palabras. Después de todo, era verdad. El mundo funcionaba así. Los ricos vivían una vida llena de privilegios mientras que los pobres como Hilda solo podían vivir humildemente.

Después de este episodio, Yeineth se vio obligada a enfrentarse con Erin, quien no dudó ni un instante en hacerle la vida imposible en la escuela.

Algunas veces ponía un ratón en su escritorio, o pintura fresca en su silla. Sin embargo, Yeineth se reía cada vez que veía ese comportamiento tan infantil. Para ella no significaba gran problema, y podía lidiar con esas situaciones sin que le causaran mucho estrés.

A pesar de todo esto, un buen día se dio cuenta de que este tipo de vida en el campus también era positivo, ya que no tenía tiempo para aburrirse. Era como si cada día le esperara una aventura nueva, cada uno de esos pequeños accidentes era como pruebas que tenía que superar.

"Lucas, este domingo voy a dibujar fuera de la ciudad con mis compañeros de clase".
Dijo emocionada mientras iba de vuelta a casa. Aunque sabía que era muy probable que Lucas no le respondiera, ella todavía guardaba la esperanza de poder llamar su atención.

"OK".
La respuesta de Lucas fue muy concisa. Así era él, y esa actitud con los extraños no estaba mal, pero era su esposa. Todavía le dolía que no mostrara el más mínimo interés o cariño por ella.

Guardaron silencio durante todo el camino a casa. Sentía que en estos triviales acontecimientos diarios ella empezaba a dejar de ser la persona que era. Por más que trataba de buscar en su interior, no podía encontrar nunca más la mujer libre, sin ataduras, que conducía una motocicleta completamente despreocupada, yendo y viniendo alegremente por las calles.

La persona que alguna vez fue cada vez quedaba más lejos. Esta vida matrimonial tan fría le hizo perder la felicidad que solía tener, y por eso adquirió la madurez necesaria para lidiar con todo, aunque como consecuencia cada vez se sentía más sola.

Sus ojos ya no estaban llenos de entusiasmo como antes, y reflejaban una melancolía que antes no estaba ahí. Cualquiera pensaría que su forma de actuar era muy rara. Incluso Lucas, que se mostraba completamente indiferente con ella, notó su cambio.

"Algo te preocupa".
Ese día en particular, cuando Yeineth se sentó en silencio en el columpio del jardín, Lucas apareció repentinamente a su lado con la duda grabada en su rostro.

"¿Te importa?"
Yeineth le preguntó. Era cierto que ella lo amaba, pero también era cierto que si continuaba viviendo así perdería todas las ganas de vivir.

"¿Puedo no preocuparme? Mamá me ha preguntado por qué estás rara últimamente".
Lucas la miró fijamente. Si no fuera por el hecho de que Cynthia lo había regañado, ni siquiera se preocuparía por ella.

"Sé que no te preocupas por mí. Seguro que te ha regañado y por eso vienes a preguntar si me pasa algo. Pero no te preocupes, puedes seguir ignorándome. Después de todo, solo soy tu esposa en apariencia. ¡En tu corazón, cualquier extraño importa más que yo!"
Yeineth se mordió con fuerza el labio inferior y se le puso muy rojo. Miró hacia el cielo e intentó contener las lágrimas. No podía llorar, especialmente ahora que estaba frente a él. Debía contener las lágrimas cueste lo que cueste.

Un verdadero amor. 8a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora