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Capítulo 1463

Mientras tanto, Yeineth yacía en la cama, un tanto aturdida. Se había dado un baño caliente y había tomado un poco de té de jengibre para entrar en calor pero, aun así, se resfrió.

Como su puerta estaba abierta, pudo escuchar cuando Lucas llegó a la casa y sintió algo en el corazón al oír sus pasos detenerse frente a la puerta. Pero para su decepción, los pasos siguieron su camino sin entrar a verla.

Estaba particularmente sensible, quizás por el mismo malestar que tenía y no pudo evitar sentirse mal luego de que Lucas la ignorara, a pesar de que se había repetido hasta el cansancio que él no era un hombre afectivo.

Las lágrimas no tardaron en inundarle el rostro, pues ya ella había elegido a Lucas como su esposo y ahora no podía hacer más que aguantarse en silencio.

Si se hubiera casado con otro hombre, quizá podía sentir algo de ternura, pero estaba segura de que Lucas no la amaba en absoluto.

Sabía que era un caso perdido pero no podía convencer a su corazón de que aceptara esa realidad; para ella, él era su hogar, una especie de puerto seguro donde su corazón podía reposar a salvo.

A media noche, le dio una fiebre muy alta, su cuerpo ardía y se sentía débil y aletargada, mientras que el sopor se apoderaba de ella. Era como si no estuviera presente del todo, y las sensaciones la sofocaban.

Seguidamente, ella se puso a tantear la mesa de noche para encender la lámpara y poder encontrar algo que la ayudara a bajar la fiebre, pues, en su terquedad, no había querido avisarle a Lucas a pesar de lo débil que estaba. Y en lo que intentó incorporarse en la cama, se cayó al suelo y se golpeó fuertemente en la cabeza.

"Es tardísimo, ¿qué haces despierta?"
La voz de Lucas la sorprendió, pero en el buen sentido, estaba parado en la puerta y había encendido la luz.

Él iba a bajar las escaleras, en busca de un poco de agua, cuando escuchó el ruido proveniente de su habitación y se encaminó hacia allí, pensando que algo podía haberle pasado. Fue en ese instante que la encontró en el suelo, sobándose la cabeza.

"Lo siento, ¿te desperté?"
Estaba colorada y su voz era ronca, lo cual hizo que Lucas se preocupara.

"¿Te encuentras bien? Tu voz se escucha extraña".
Dijo, frunciendo el ceño. Pensó que sería mejor dejarla sola para que descansara, pero antes de que pudiera darse cuenta, estaba acercándose a ella.

"Sí estoy bien; debe ser que me acosté demasiado temprano anoche y por eso me desperté en plena madrugada".
Dijo, con la mirada perdida sin poder verlo fijamente. Por su parte, él hizo un ademán para intentar sonreír.

"No soy estúpido, ¿de verdad crees que me puedes convencer con una excusa tan burda?"
Dijo, poniéndole la mano en la frente y frunciendo el ceño al comprobar lo caliente que estaba.

"Tienes mucha fiebre".
Continuó, con preocupación. 'Las mujeres son tan delicadas', pensó.

"Es solo un resfriado, con un poco de antigripal bastará".
Ella tosía y la mano de Lucas en su frente no ayudaba en nada a bajarle la temperatura.

"¿Desde cuando estás enferma? ¿Por qué no me habías dicho nada?"
De no haber sido porque Lucas había ido a buscar agua a la cocina, ella habría pasado toda la noche delirando de la fiebre sin que él lo supiera. Al hallarse sin una excusa, Michelle soltó un suspiro de derrota.

"No pensé que fuera grave, por eso no te dije nada, la fiebre me tomó por sorpresa".
No era que no hubiese querido decírselo, pero temía que él fuera indiferente luego de saberlo y no había querido enfrentarse a su rechazo.

"Acuéstate, voy a buscarte algo para la fiebre. Eres un verdadero dolor de cabeza".
Se quejó y salió a buscar la medicina. Él casi nunca se enfermaba, pero estaba seguro de que debía tener algo para la fiebre en la casa.

Por su parte, Yeineth se mordió el labio y se recostó en la cama obedientemente. La actitud de Lucas la había hecho sentir mal, pues desde un principio ella no había querido causarle molestias. No fue su intención golpearse y hacer ruido. Al cabo de un rato, Lucas volvió con un vaso de agua y un par de pastillas.

"Tómate esto, y si la fiebre no te baja, tendré que llevarte al hospital".
Dijo, dándole las pastillas y luego el vaso de agua cuando ella ya se había sentado.

Su tono había sido imperativo, por lo que no se atrevió a discutirle, y tan solo sonrió tímidamente y murmuró un apenas audible. "Gracias".
Él asintió.

"Duérmete tranquila, me voy a quedar aquí por si acaso".
En ese momento, Yeineth sintió un tipo distinto de calor en su cuerpo. Esa era la primera vez que Lucas se quedaba voluntariamente en el dormitorio principal, pero estaba consciente de que solo lo hacía porque estaba enferma.

"No te preocupes, me puedo cuidar sola".
Si bien ella quería que él se quedara, no pudo evitar decir eso.

"No quiero que la gente piense que soy tosco contigo".
Le respondió. Lucas era un hombre de pocas palabras; apartando a Hyun, él casi no hablaba con nadie y Yeineth resultó ser la otra excepción, aunque todavía no se había dado cuenta.

Súbitamente, un pensamiento embargó a Yeineth: Lucas no se había quedado porque le preocupara su salud, sino por lo que pensarían los demás, y eso le dolió.

Pero en realidad no conocía bien a Lucas, pues si lo hiciera, habría sabido que él no hablaba en serio; a Lucas no le importaba el qué dirán ni los chismes, pues sus oídos eran sordos para esas tonterías. De hecho, quien estaba más molesto en ese momento era él, porque no podía descubrir qué lo motivaba a quedarse allí con ella.

Luego de que se quedara dormida, fue que pudo llegar a la conclusión de que actuaba así porque tenía miedo de que la fiebre le empeorara en su ausencia y le pudiera causar convulsiones. Esa era la razón, miedo.

Por fortuna, luego de ese episodio, el sistema inmunológico de Yeineth hizo un buen trabajo y la medicina actuó óptimamente mientras dormía, por lo que Lucas no tuvo mucho más que hacer al respecto y se fue antes de que ella se despertara.

Cuando finalmente abrió los ojos, se sintió decepcionada por encontrarse con María y no con él.

"Sra. Yein, por fin ha despertado. ¿Cómo se siente? ¿Algo mejor?"
Dijo la señora, acercándose a la cama al ver que estaba despertándose.

"Sí, Estoy mejor".
Sus ojos recorrieron la habitación y no pudo evitar reírse de sí misma. Al pensar en lo que había pasado la noche anterior, se dio cuenta de que había sido demasiado condescendiente consigo misma. Lucas le había dicho que se quedaría y ella se lo había tomado muy a pecho. 'Qué tonta', pensó.

"¿Quisiera un poco de congee?"
Dijo María, interrumpiendo sus pensamientos.

"Antes de irse, el Sr. Lucas me pidió que le preparara un poco, dijo que probablemente querría algo caliente cuando se despertara".
Si bien el tono de María era muy serio, Yeineth no pudo evitar verla con desconcierto.

"¿Cómo dice? ¿Lucas pasó la noche aquí?"
Las palabras de María habían despertado cierta esperanza, y por eso la miró ansiosamente.

"Sí, se veía cansado cuando se fue, como si no hubiese podido dormir nada anoche".
María se regocijó al ver que la tensión entre los dos empezaba a disminuir y que su relación crecía poco a poco. En ese instante pensó que no tardaría demasiado en que tuvieran una relación normal, pues la noche había sido prometedora.

"¿Dijo a dónde iría?"
Preguntó, con gran emoción. Al parecer, él había cumplido su palabra después de todo y se había quedado con ella anoche. Eso tenía que ser un progreso, ¿no es así? ¿Finalmente Lucas empezaba a aceptarla como su esposa?

"Me temo que no dijo nada; pero seguramente debe estar con el Sr. Hyun ahora".
A María le pareció extraña la pregunta, ¿cómo iba a saber ella el paradero de Lucas?

"Está bien. Gracias por eso, María; puedes seguir en lo tuyo. Iré a alistarme y estaré abajo en un momento para comerme el congee".
No tenía apetito en ese momento, pero Lucas había hecho que María le cocinara ese congee, y de solo pensarlo no pudo evitar sonreír de felicidad, así que tendría que comérselo para no despreciar su gesto.

Un verdadero amor. 8a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora