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Capítulo 1411

En una habitación privada del Hospital, Saint conversaba con Yeineth, quien acababa de casarse.

Aunque todavía no podía caminar solo, su condición física había mejorado bastante. Por eso estaba de buen humor.

"Bueno, Yeineth, ¿cómo estuvo la noche de bodas? ¿Fue emocionante?"
Saint bromeaba mientras la miraba de arriba a abajo en un intento de encontrar chupetones u otros signos de haber pasado una noche salvaje.

"¡Que te den! ¡Deja de decir tonterías! ¡Eres un brujo! Por cierto, ¿cómo está tu pierna?"
Yeineth empujó suavemente su hombro. Aunque tenía una gran sonrisa en su rostro, pero lloraba por dentro.

"No trates de cambiar de tema. ¿Cómo evaluarías las habilidades de tu esposo del 1 al 10? ¿Qué puntuación le darías?"
Si Saint supiera el estado real del matrimonio de Yeineth, no se burlaría de ella de esa forma.

"Está bien. Si de verdad quieres saber cómo es una noche de bodas, ¿por qué no te casas con el doctor Zee? ¡Así podrás calificarla tú mismo!"
Yeineth puso los ojos en blanco hacia Saint. Ella también quería saber cómo era una noche de bodas, pero ni siquiera había sido capaz de tomar de la mano a Lucas y mucho menos tener una noche de bodas salvaje.

"Oye, deja de burlarte de mí. Estamos hablando de ti y Lucas. No nos desviemos".
Saint no tenía la intención de dejar que Yeineth se escaqueara tan fácilmente.

"Bueno. Pues una noche de bodas es como... eh... un hombre y una mujer duermen en la misma cama... eh... se besan y....".
La cara de Yeineth se puso roja de vergüenza. Ella había sido miembro de una pandilla y nunca había salido con alguien, de hecho, todavía era virgen. Además, era difícil describir algo que nunca había experimentado.

"¿Qué? ¿Crees que soy un niño de 3 años? Quiero sabes los detalles, ¿vale? Tamaño, duración, sensación. ¡Ese tipo de cosas!"
Cuanto más se negaba Yeineth a darle los detalles, más se interesaba Saint. Él tomó las manos de Yeineth, rogándole que le contara más.

"¡No! No te diré nada más. ¿Por qué no te casas con el doctor lo antes posible? Así me cuentas tú cómo ha ido tu noche de bodas. ¡Es una idea increíble!"
Replicó Yeineth, lanzando a Saint una mirada de desdén. Ella no sabía que Saint fuera un chico tan persistente y que fuera a insistir tanto para llegar al fondo del asunto.

"Solo tenía curiosidad. Por cierto, ¿por qué estás vestida así? ¡Te ves muy rara!"
Preguntó Saint confundido mientras miraba a Yeineth de pies a cabeza. Llevaba un vestido de seda y unos zapatos a juego. Se veía hermosa, pero no era su estilo para nada.

"¿Me veo rara? ¿Por qué? Kikí me dijo que a los hombres les gustaban las mujeres delicadas y sensibles, así que elegí este vestido. En realidad no me gusta, pero...".
Yeineth se quejó con una sonrisa amarga. Había vivido con un grupo de personas descuidadas y creció siendo masculina. La verdad era que se sentía incómoda con un vestido largo y sedoso como el que llevaba.

Ella era más de ponerse botas grandes, chaquetas de cuero y jean rotos.

"¡No seas tonta! Kiki es un chico delicado y dulce, y se ve muy bien con diversos atuendos. ¡Pero tú no lo eres! Deberías volver a ponerte tu propia ropa, si no te verás muy extraña".
Saint soltó una risita mientras la miraba fijamente.

En realidad las personas que no la conocían pensarían que se veía hermosa con ese vestido, pero las que sí, como Saint, la veían rara.

"Oye, escuché mi nombre. ¿Estaban ustedes dos hablando mal de mí a mis espaldas otra vez? ¡Falsos amigos, traidores!"
Dijo HongKi con una sonrisa burlona cuando de repente entró en la habitación con un termo en la mano. Como siempre, le llevaba a Saint algo de comer.

"¡Jaja! Nos pillaste con las manos en la masa. Pero no te diré de qué estábamos hablando".
Dijo Saint. No estaba avergonzado en absoluto, ya que él y HongKi eran mejores amigos y siempre se burlaban el uno del otro. Esa era la forma en que expresaban el cariño que se tenían.

"¡Está bien, está bien! Cuando hables mal de mí la próxima vez ¡asegúrate de que yo no esté detrás de ti!"
HongKi puso los ojos en blanco hacia Saint. Siempre le llevaba una sopa nutritiva para ayudarlo a recuperarse.

"Apenas me puedo mover. Me duele incluso cuando giro el cuello, así que no puedo comprobar si estás cerca. ¿Qué llevas ahí? No será sopa otra vez, ¿no? Dios mío, estoy seguro de que he ganado mucho peso últimamente de tanto comer sopa".
Se quejó Saint con el ceño fruncido.

Las personas que se encontraban ingresadas en el hospital normalmente perdían peso y él era una excepción. HongKi le llevaba comida rica y nutritiva todos los días. Estaba seguro de que cuando le dieran de alta en el hospital, estaría gordo. Él se preguntó si lo hacía a propósito.

"Oye, deja de quejarte, ¿de acuerdo? Me llevó horas preparar esta sopa. Deberías agradecérmelo en lugar de quejarte".
Dijo HongKi regañándolo. En su opinión,  estaba demasiado delgado en el pasado y ahora se veía más hermoso, después de aumentar un poco de peso. Su cuerpo se había vuelto más sexy, con unas curvas perfectas en los lugares correctos.

"¿Me hiciste engordar y ahora no dejas que me queje? ¡Qué tirano eres!"
Bromeó Saint. Sabía que HongKi estaba haciendo eso por su propio bien y que solo estaba metiéndose con él. Podían hablar entre ellos de la manera que quisieran y decirse cualquier palabra malsonante. Así se comportaban los verdaderos amigos.

"¡Bueno, sí! La verdad es que planeo venderte a un precio más alto después de engordarte. ¡Estabas muy delgado antes! Ningún hombre estaba interesado en ti, ¿a que no?"
HongKi sonrió con orgullo, ya que tenía un buen cuerpo: una cintura delgada, un pecho turgente y el trasero en su sitio. Él era sexy y lo sabía.

"¡Pfff! Creo que solo tienes una cola pomposa".
Se burló Saint mientras miraba con picardía el trasero de HongKi. Según él, estaba fantaseando y debía despertarse.

"¡Solo estás celoso!"
Se defendió HongKi, mirándose los gluteos y sacudiéndolos un poco.

'¡Saint debe estar envidioso!', pensó para sí mismo.

"¿Mejor le pregunto a Kyu, no? Estoy seguro de que él lo sabe".
Dijo Saint riéndose. Estaba de buen humor como para tener una pequeña conversación pícara con sus amigos. Nunca podrían hablar así en público.

"¡Bah! Mira quién habla. No me dejaré engañar por ti. ¿Dónde está Pol? Será mejor que lo llame para que pueda darte una lección".
Espetó HongKi, mirandolo con una sonrisa astuta.

Un verdadero amor. 8a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora