Un verdadero amor. 8a parte.

💘1490

Capítulo 1490

"Bueno, ella tendrá que acostumbrarse; el mundo está lleno de personas que puede que no le agraden, pero aun así a veces tendrá que socializar con ellas. Así son las cosas, no es lo que uno quisiera pero es así".
Dijo, viendo la expresión de su rostro.

"Ciertamente no podemos hacer mucho al respecto, es algo que se escapa de nuestras manos".
Dijo PolPruk, esbozando una amarga sonrisa. Para él, Saint era demasiado joven y le faltaba mucho camino por recorrer para entender cómo funcionaba el mundo. Era entendible, pues había sido un niño consentido por su familia; así que era de esperarse su actitud. Para el asombro de PolPruk, Saint podía ser muy ingenuo a veces.

"Lo sé, entiendo lo que quieres decir pero no puedo evitar sentir que sería agotador vivir de esa manera. Quizás solo necesite algo de tiempo para adaptarme".
Concluyó, dejando escapar un suspiro. El no pudo evitar deprimirse ante la idea de tener que socializar con ese tipo de gente en el futuro; ciertamente, eso no era lo que quería para él.

"¿Acaso tienes miedo? No es como si tuvieras muchas opciones".
La verdad era que PolPruk no lo decía en serio, tan solo intentaba asustarlo un poco. Si realmente no hubiera querido pasar tiempo con esas personas pretenciosas, podría haberlo evitado pues él no lo presionaría nunca a hacer algo que no quisiera. Al fin y al cabo, él no era el tipo de hombre que necesitara hacer sufrir a su esposo con ese tipo de situaciones. Además, a él tampoco le gustaba estar rodeado de gente tan falsa, y las evitaba siempre que podía.

"¿Será que algún día me volveré tan desagradable como esas personas? ¿Llegaré a dejar de ser yo mismo cuando me acostumbre a ellos?"
Dijo Saint, mirándolo con preocupación y con el ceño fruncido. En ese momento tuvo la sensación de que quizás la vida en matrimonio no era tan placentera como lo había imaginado; parecía que habían demasiadas responsabilidades y cambios que hacer para que funcionara.

"Lo dices porque quieres que te asegure que te amaré siempre, sin importar lo mucho que cambies".
Dijo con una pequeña sonrisa

"¿No es así?"
En ese momento PolPruk se volteó para mirarlo, quien lo había seguido hasta la cocina mientras él lavaba los platos. En sus ojos podía verse un destello de astucia, pues se había dado cuenta de que eso era lo que  quería escuchar de él.

"Si, tienes razón; pero no vas a decirlo, ¿no es así?"
Preguntó Saint, en voz baja.

"¿Crees que la vida es un cuento de hadas?"
Dijo PolPruk, casi regañándolo.

"No seas ingenuo, Saint; si alguna vez alguien te promete eso, es porque te miente para hacerte feliz por un momento. Esa es la verdad y te lo digo porque nunca he querido mentirte".
Dijo, al tiempo que cerraba el grifo y se secaba las manos con una toalla. Una sonrisa permanecía estampada en su rostro.

"¿No crees que a veces son necesarias las mentiritas piadosas?"
Dijo, quien estaba apoyado en la puerta, mirando a PolPruk, mientras esperaba su respuesta.

"Depende de las circunstancias, pero basta de cháchara".
Dijo PolPruk tratando de cambiar el tema.

"¿No habías dicho que tenías mucha hambre? Ven, vamos a comer".
La verdad era que PolPruk no quería discutir con él en ese momento, así que lo agarró de la mano y lo condujo hasta el comedor, donde estaba servida la cena. Cuando vio la comida, le brillaron los ojos y PolPruk dio el tema por terminado.

A pesar de que le había advertido al llegar a casa, PolPruk se sorprendió de todas maneras al ver todas las bolsas de ropa que había en su habitación. ¿Para qué necesitaba comprar tantas cosas? ¡Parecía como si hubiese cargado con toda la tienda!

"¿Acaso te sorprende?"
El sabía que PolPruk reaccionaría así. Y, para ser honestos, Saint también se había sorprendido al dejar todas esas cosas allí, porque fue en ese instante que se dio cuenta de la cantidad de cosas que había comprado.

"Ehm... Es que es muy... impresionante".
Dijo PolPruk, esbozando una sonrisa. Al parecer, a su madre le agradaba tanto Saint, hasta el punto de querer entrenarlo para ser como ella; pero no se dio cuenta de que a Saint no se le daba tan bien socializar con la gente. Así que sin importar lo mucho que su madre le enseñara, él nunca llegaría a estar a su nivel.

Saint sonrió pícaramente luego de ordenar todas las bolsas. Era claro que la adaptación le llevaría algo de tiempo, pero luego de una pequeña lucha interna, decidió aceptar su destino. De todas formas, no podría evitarlo, así que lo mejor era aceptarlo y prepararse para ello.

Saint se propuso socializar con todo el mundo, incluso con aquellas personas que no le agradaban.

Era una mañana particularmente fría en la Ciudad S. Yeineth, quien tenía el pelo corto y vestía de forma poco femenina, caminó hacia la parada de autobús. Quienes la vieron supusieron que ella era una joven vivaz, pero en realidad se le hacía tarde para su clase de la mañana.

"Sube al auto".
Dijo alguien, imperativamente. En ese instante, un elegante auto negro se detuvo a su lado y se bajó una de las ventanillas, dejando ver el apuesto e inexpresivo rostro de Lucas. Por su parte, lo miró con incertidumbre.

"¿No se te hace tarde para ir al trabajo?"
Preguntó ella, perpleja. Pensaba que Lucas ya se había ido a la compañía pero en vez de eso, había ido a buscarla.

"Alguien más se está encargando de Hyun. ¡Date prisa! ¿No se te hace tarde?"
Preguntó Lucas, frunciendo el ceño. Era obvio que él era un hombre impaciente y estaba ansioso por retomar la marcha.