Me aferro a mi abrigo y miro a ambos lados de la calle antes de cruzarla. Me tapo bien el cuello con la capucha. Está haciendo un frío de locos gracias a las lluvias. Todo está empapado y muy frío, es casi imposible llegar completamente seco a algún lado.
Me adentro en un café con la intención de tomar algo caliente y poder seguir hasta la casa de Fer. Me siento en uno de los taburetes de la barra. Espero pacientemente para que me atiendan, no tengo prisa en salir a ese clima que te podría congelar hasta el culo.
Miro el tablón del fondo de la barra tratando de escoger algo del menú.
— ¿Ahora quién es la acosadora? —Murmura con burla y quedo perpleja.
—No sabía que trabajabas aquí. —Digo en mi defensa. Miguel ríe y me mira.
— ¿Qué te gustaría ordenar? —Saca una libreta pequeña y su boli para tomar mi orden. Miro una vez el menú antes de decidirme.
—Un café con crema y un pedazo de biscocho. —Anota todo en la libreta y se da la vuelta. Lo miro preparar mi café. Es bastante alto, un poco flaco y su cabello siempre parece desordenado.
—Ten. —Me pasa la taza y el platillo con el biscocho. Le murmuro un pequeño gracias y él asiente con la cabeza. — ¿Qué tal las clases? —Pregunta para crear conversación.
—Van bien. —Me encojo de hombros y él asiente. — ¿Qué tal las tuyas? —Digo de vuelta.
—No me quejo. —Murmura mientras comienza a limpiar la barra. — ¿Cómo vas con tu novia falsa? —Se burla y hace que mi humor se vaya al suelo.
—¿Siempre eres así de odioso o es sólo con las mujeres que no gustan de ti? —Refunfuño antes de tomar de mi café.
Miguel ríe y se va para que pueda comer y beber en paz. Pero que hombre más pesado.