Me hace girar y quedar arriba de ella. Coloca ambas manos en mi cintura y la aprieta suavemente. Tomo su rostro y seguimos con el beso. Creo saber cómo terminará esto, he notado la tensión entre nosotras debes que llegó.
Me muevo un poco porque mi entrepierna me pide ayuda con la presión que se está creando en ella. Mari mete ambas manos bajo mi camiseta y comienza a tocar mi espalda. La aprieta y entierra los dedos en ella.
Empieza a besar mi cuello de nuevo, sus manos suben un poco más, sintiendo cada centímetro de mi piel. Se sienta en la cama, sin apartarse ni un segundo de mí.
— ¿Has estado con una mujer antes? —Pregunta sin apartarse de mi cuello. Niego rápidamente y ella me mira. — ¿Y quieres hacerlo? —Vuelve a preguntar y yo asiento. Soy incapaz de responder, tengo la garganta seca y la respiración agitada.
Mari me mueve para ella poder levantarse y quedar de pie frente a mí. Hace un gesto con la mano para que me siente en la orilla de la cama, lo cual hago obedientemente. Se arrodilla frente a mí, coloca sus manos en mis piernas desnudas, una descarga de electricidad recorrer mi columna y termina en mi entrepierna.
— ¿Puedo? —Pregunta jugando con el borde de mi camiseta. Asiento y no tarda en deshacerse de ella. Mira mis pechos descubiertos. —Joder.—Jadea y los toca con cuidado. Me mira antes de comenzar a besar mi pecho. Se siente bien, muy bien, de hecho.
Lame uno mientras toca el otro. No puedo evitar jadear mientras juega con ellos. Es muy diestras en esto y que bien se le da. Sus manos bajan de nuevo a mis piernas y las acaricia. Necesito que me toque, en ese justo punto.
Me remuevo en busca de alivio, pero no lo consigo. Ella me mira y con la mirada me pide permiso para quitar mi shorts, asiento y ella comienza a besar mi abdomen hasta llegar a mi vientre. Quita mi shorts con ambas manos y de una manera lenta.
Siento mi humedad por toda mi feminidad. Mari abre un poco más mis piernas para estar más cómoda. Me tiembla el cuerpo y estoy nerviosa por lo que va a pasar. Me besa los labios, luego los pechos hasta llegar a mi vientre.
Sin dejar de mirarme baja un poco más y deja un beso justo en el punto que necesitaba atención. Utiliza su lengua y mis piernas comienzan a temblar. Esto se siente tan bien.