54

12 3 0
                                    

Mi respiración dejó ser normal hace mucho. Mari me mira con cierta satisfacción mientras yo me aferro a las sábanas y trato de no derretirme en sus brazos.

—Tócame. —Suplico casi sin aliento. Mari se separa un poco de mí para mírame, lame sus dedos y sin dejar de hacer contacto visual, los va introduciendo poco a poco dentro de mí. Ella lo está disfrutando casi tanto como yo, puedo ver su cara de satisfacción mientras mueve sus dedos en mi interior.

Jadeo por lo bajo mientras voy sintiendo como va aumentando la velocidad en la que mueve sus dedos. Su lengua no tarda en volver a jugar con mi feminidad a su antojo dejándome sin aliento.

Llevo una mano a su cabello y lo acaricio, no quiero que pare de tocarme. Se siente tan bien, nunca antes me había sentido igual. Siento como mi cuerpo vibra y en mi vientre se va creando una presión.

Creo que voy a explotar sí sigue torturándome con su boca. Mi cuerpo es sólo sensaciones en éste momento y no puedo concentrarme en nada más que no sea el movimiento de sus dedos.

— ¿Lo estás disfrutando? —Pregunta apenas separándose de mí. Intento pronunciar alguna palabra pero no me sale nada. —Tienes que decir algo o voy a parar. —Su voz es suave pero firme, también suena como una especie de amenaza, pero no quiero que pare así que recupero la respiración y digo un sí entre gemidos.

Su boca ya no vuelve a mi sexo, pero besa mis muslos y mi vientre. Saca su cara de entre mis piernas y lleva su boca hasta mis pechos mientras sigue moviendo su mano sin ningún tipo de clemencia.

Inclino mi cadera hacia delante en busca de más contacto con su mano y poder tener mi liberación. Besa mi cuello y lame mi oreja, no sabía que era tan sensible hasta que ella lo succiona y siento de nuevo la descarga por mi columna.

Mis piernas se tensas y luego viene el climax, me sujeto de su cuello y ella me admira mientras gimo en silencio. Saca lentamente los dedos y se los lleva a la boca. Me da un corto beso y se sube completamente sobre la cama.

Busco mi shorts en el suelo y me lo coloco junto con la camiseta. Sé que me está mirando fijamente, pero no me atrevo a mirarla. Siento un poco de vergüenza, lo cuál es algo tonto considerando lo que acaba de pasar.

— ¿Por qué te vestiste? —Pregunta inclinándose un poco hacia mí. No sé que decir o hacer. Ella se levanta y queda frente a mí. —Aún no hemos terminado. —Tira de mi camiseta y me besa.

Joder, ¿eso era el principio?

El Sol en tus Ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora