SWEET (Terminada)

•12•

El teléfono vibraba a su lado en el sofá. Lo ignoraba por completo, se imagina como la oficina de su padre explotaba con el escándalo de su madre ¿New York se iba a caer porque a él le gustaran los hombres? Por supuesto que no, pero la familia Namikaze, aunque no discriminaba, era muy conservadora. Su lugar en la sociedad a veces era más importante que la felicidad de sus miembros.

Terminó su tercer trago y tomando el celular, lo apagó. Ya al día siguiente lidearía con el problema, en ese momento lo único en lo que podía pensar, era en ese chico de ojos negros que lo tocó como nadie nunca lo había hecho, solo con una simple danza.

Dejando el vaso en la mesa, caminó hasta la salida de la biblioteca rumbo a su habitación, pero al abrir la puerta casi tropezó con Itachi. Ambos rieron y se compusieron de inmediato.

—Casi me aplastas— mencionó el Uchiha, con una enorme sonrisa.

—Lo lamento, estoy un poco distraído— se disculpó.

—Venía a preguntar lo que ocurrió con Sasuke. La mucama me dijo que te vió entrar aquí.

—Sí, bueno...— se rascó la nuca —Tenía una llamada importante.

—Entiendo— Naruto estrechó los ojos, ante la expresión repentinamente relajada de Itachi —¿Sasuke...?

—Ah, claro. Ven, vamos a sentarnos y te cuento.

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—¿De verdad estás bien?

—Sí. Ya me has preguntado tres veces— Sasuke, acabando de salir del baño, respondió la llamada de su amigo cuando todavía secaba su cabello con una toalla.

—Es que la madre de Sakura parecía histérica— rió Suigetsu —No pensé que ese tipo fuese a ir a la academia.

Sonrió ante la mención de Naruto y aún con la toalla en la cabeza, se dejó caer en el colchón.

—Yo tampoco— admitió.

—Y no te enojes, eh... pero se ve aún más bueno en persona. Ahora entiendo mejor tu obsesión, aunque sea un viejo.

—No es un viejo— aclaró.

—Lo que digas... ¿Y bien? No me contaste si tu plan funcionó.

—No, fué un desastre— suspiró —Me dijo que me aceptaría si tuviera díez años más.

—Rayos— maldijo Suigetsu —Pero no te rindas...

Sasuke se quedó en silencio por unos minutos.

—Me dejó en claro que no podía ocurrir nada entre nosotros. Pero creo que ahora somos amigos.

—¿Qué? ¿Me perdí de algo?— inquirió.

—Nada, estoy cansado. Hasta mañana.

—Oye espe...

Miró la pantalla de su teléfono y luego lo arrojó a la cama. Todavía sentía la adrenalina de haber bailado para Naruto, y era genial. Su cuerpo vibraba en un sensación nueva y dudaba que pudiese dormir. Recordando lo que había pasado la noche anterior, se paró frente al espejo y bajando su pantalón, observó la marca amoratada en su glúteo derecho. Pero en lugar de molestarlo, lo excitó. La temperatura de su mano fuerte acariciando su muslo y luego azotándolo, era algo que quería conservar, porque dudaba que pasase nuevamente.

—¿Entonces eso es lo que te gusta?— preguntó a la nada y miró el computador, repentinamente impulsivo a aclarar su curiosidad.

Cerró la puerta con seguro y se sentó delante de la pantalla. Con las rodillas encogidas y la barbilla apoyada en ellas, tecleó su búsqueda. Las imágenes que aparecieron lo hicieron enrojecer. Eran muy turbias ¿De verdad Naruto hacía todo eso? Las correas, cadenas, mecanismo de contención... vibradores, fustas...

Sasuke se mordió el labio y escondió el rostro. No tenía nada de experiencia en el sexo, y había saltado a lo más profundo de ese mundo. Decidido, se atrevió a poner un vídeo. Sus ojos permanecieron bien abiertos en el trascurso de toda la escena y sin darse cuenta apretó los muslos, pudiendo percibir su erección en medio de sus piernas.

Cuando latió, puso pausa y cerró la página ¿Se atrevería? ¿Pensando en él? No había objetivo antes de Naruto en la masturbación, pero ahora el deseo lo quemaba. Solo buscó en su Instagram una imagen donde sabía que Naruto aparecía sin camisa, sudado, al parecer había terminado una sesión de ejercicios, y miraba a la cámara con descaro, orgulloso de su cuerpo marcado y bien trabajado.

Lentamente metió la mano dentro sus pantalones y se acarició, notándose increíblemente sensible. Envolvió su miembro y lo frotó de forma lenta y rítmica, pero no duró prácticamente nada. El orgasmo lo sorprendió repentino y lo dejó jadeando, con un desastre en su ropa y la frente apoyada a la mesa de la computadora.

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—Ya casi está todo listo para la fiesta— dijo Itachi y después introdujo un pedazo de fruta en su boca, de la ensalada que tenía para desayunar.

—¿Qué fiesta?— preguntó Naruto.

—¿Ya te olvidaste? Te mencioné que era buena idea hacer una para que conocieras mejor a los accionistas.

—Damn, it's true! (¡Rayos, es cierto!)— exclamó e Itachi rodó los ojos con diversión.

Su conversación fué interrumpida por Sasuke, quién después de ocupar su lugar, le sonrió a su hermano, dejándolo helado en su silla.

—Buenos días...— mencionó y luego miró a Naruto, quién escondió su diversión detrás de su taza de café —Buenos días— repitió.

—Good morning, Sasuke. (Buenos días, Sasuke)— respondió, con una leve inclinación de cabeza.

—¿A qué se debe tan buen humor?— preguntó su hermano.

—Tomé una decisión, y estaba ansioso por decirte— respondió el chico.

—De acuerdo ¿Cuál es?

—Al terminar éste año la academia, voy a cambiar de especialidad.

—¡¿Qué?!— exclamó Itachi y Naruto abrió los ojos con sorpresa —¿Lo dejas...?

No podía imaginarse a Sasuke abandonando la danza después de lo que había observado la noche anterior.

—No, no lo dejaré. Solo que... creo que es mejor para mí, cambiar el ballet clásico por el contemporáneo— aclaró.

—Pero si mamá...

—Itachi,— interrumpió el rubio —piénsalo bien, es una clase de danza que expresa mejor una idea, un sentimiento... Creo que sería muy beneficioso para su condición.

—Vaya, no te recordaba como conocedor de ese arte— señaló.

—Es imposible ver bailar a Sasuke y no tener deseos de saber más.

El chico enrojeció ante el halago e Itachi asintió, convencido.

—Si eso es lo que deseas, pues adelante. Tienes todo mi apoyo.

—Gracias, hermano— dijo en tono bajo y luego miró de reojo al rubio, quién le guiñó un ojo, al mejor estilo americano.