Él se veía tan relajado, con sus pies descansando sobre el salpicadero del auto. Estilizados, usando unos converse negros y un jeans elastizado y oscuro. Una chaqueta de cuero marrón y en sus ojos lentes de sol. La ventanilla estaba entreabierta, y con su mano zurfeaba la corriente de aire, totalmente distraído. Naruto, en su lugar, estaba demasiado tenso. Sus dedos dolían de apretar con fuerza el volante, y seguía en silencio la ruta que Sasuke había marcado en el GPS.
—¿Por qué nos alejamos cada vez más de la ciudad?— preguntó, pero el chico respondió sin girar a verlo.
—Vives en New York, pensé que querías ver algo más que edificios y concreto— el rubio suspiró y cambió de marcha, aprovechando la vía libre para acelerar.
Definitivamente Sasuke no era conversador, por un momento temió que insistiera con el asunto de la noche anterior, pero no dijo palabras en todo el camino, cosa que agradeció. Una hora después llegaron a Kamakura, pero no se detuvieron a ver la ciudad, sinó que avanzaron hasta llegar al parque que alberga el gran buda. Una estatua de bronce de 11.3 metros de altura.
Había un sol bastante intenso, y Naruto mantuvo los ojos entrecerrados en todo el recorrido, su tono claro no ayudaba a soportar el resplandor. Maldijo no haber traído los suyos, y al parecer, Sasuke lo notó.
—Ten...— le ofreció los de él.
—Gracias, pero no hace falta— se negó.
—Parece que deseas que te salgan patas de gallina— señaló la esquina de sus ojos —Aunque creo que ya tienes...— se acercó, para observar de cerca.
—No tengo nada— rechistó el rubio, alejándose.
Y le sorprendió la repentina sonrisa del joven, solo una leve inclinación de comisuras, pero la diversión en su cara era evidente. Sasuke negó, se colocó los lentes en el cabello y siguió caminando detrás del guía.
Al mediodía regresaron a la ciudad y entraron a un pequeño restaurante. El Iekei Ramen no era para nada el tipo de local al que estaban acostumbrados, pero Naruto, solamente al pasar frente a él y olfatear el aroma de la comida, entró, siendo seguido por un desconcertado Sasuke.
Pidieron un plato cada uno, en la mesa más alejada de la entrada. Supuestamente la VIP, con una pecera bastante cutre a un lado, la cual el joven empezó a golpear con la punta del dedo, para llamar la atención de los peces.
—¿Señor, puede decirle a su hijo que no golpee el cristal?— dijo la señora que atendía.
Sasuke cubrió su boca y bajó la cabeza, evidentemente aguantando la risa.
—Él no es...— comenzó a justificarse, pero la mujer ya se había alejado —Parece que tu enfermedad no ha evitado que te rías de mí hoy— señaló furioso.
Se encogió de hombros.
—Contrario a lo que las personas piensan, yo no controlo mis reacciones— explicó, regresando a su seriedad acostumbrada.
El americano agradeció que la comida llegara y devoró el tazón en minutos, levantando la mano para pedir otra ronda, y extrañado de que su acompañante hiciese lo mismo.
—Pensé que los bailarines tenían dietas estrictas.
—Mi metabolismo es rápido. No engordo con facilidad— tomó un sorbo de agua, clavando sus ojos negros en él.
De acuerdo, Sasuke era aún más lindo de cerca. Esa observación lo hizo regresar a su estado de tensión. Estaba renuente a pensar nuevamente en el chico de manera sexual, pero era bastante difícil si pasaba rato tan cerca de él.
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SWEET (Terminada)
FanfictionNaruto es un hombre de poder, acostumbrado a una vida solitaria y a cumplir todos sus placeres. Sin embargo, el destino lo hace reencontrarse con una persona que no puede obtener, a pesar de que el deseo le quema los huesos. Sasuke es un chico ensim...