Los reflejos de las luces de la ciudad pasaban rápidamente a los costados del auto. Naruto miraba al frente, serio, severo, con un ceño fruncido permanente y sin decir una palabra.
Sasuke no sabía con seguridad lo que había pasado, pero creyó más respetuoso no preguntar y darle sus espacio. Cuando estuviese listo, sabía que hablaría con él. Solo miraba sus manos, de vez en cuando apretando el cuero del volante, haciéndolo crujir y saltar las venas en el dorso de éstas.
No esperó a que le abriera la puerta, salió y Naruto puso el seguro al coche. Desde el elevador del estacionamiento subieron al departamento, Sasuke lo vió arrojar las llaves sobre una mesita y luego subir las escaleras, perdiéndose en el pasillo.
Al principio se sintió un poco cohibido, pero luego decidió simplemente dejarlo e ir a su habitación. Se dió una ducha rápida y caliente antes de ponerse su pijama y acostarse, aún sin cenar. No apagó las luces, sinó que empezó a revisar en su celular las más de veinte llamadas perdidas de su hermano y los mensajes.
"Sabía que lo harías".
"¿Acaso estás loco?"
"Regresa inmediatamente".
Rodó los ojos y arrojó el dispositivo a un lado, sobre el colchón. Se quedó un rato mirando la puerta, esperando que Naruto entrara en cualquier momento, pero no lo hizo. El cansancio de todo el día y la función, terminaron por agotarlo y sin darse cuenta se durmió.
Despertando desorientado por la luz brillante, buscó la hora, notando que eran más de la una de la madrugada. El lado de Naruto seguía vacío, así que sin soportarlo más, dejó la habitación rumbo al despacho. No estaba ahí, en la otra habitación había un cuarto de invitados, también vacío. La última puerta que vió, fué la de la habitación blanca. La abrió sin pensar mucho, y se sorprendió al verlo amueblado.
Naruto estaba sentado en una silla de espaldar alto, justo en el medio de la estancia, pegada a una pared. Levantó la vista solo un momento, pero luego volvió a mirar abajo. Tanto ese mueble como los otros eran blancos en su totalidad. La madera, el metal, el cuero... todo tenía el mismo color, menos varios instrumentos que colgaban en una repisa. Fustas, floggers, palas de madera, resaltaban por su tono oscuro. La luz era tenue, amarilla y de algún modo calmante, la temperatura fresca y el olor a cítricos inundaba el ambiente.
Sasuke no se acercó a él de inmediato, sinó que recorrió el lugar a paso lento. Aún asombrado, su rostro no lo mostraba, era en ocasiones dónde no sabía como reaccionar, cuando su enfermedad salía a flote. No había cama, solo una camilla dura y alta, cubierta de cuero y con varias argollas de metal. En el centro un diván sin espaldar, en forma de S. En una de las esquinas había un asiento con la parte inferior separada, abriendo las piernas del que se sentara. También tenía argollas y correas y parecía mecánico de alguna manera. Un banco de spanking, el cual sí conocía porque era bastante común, al menos en las cosas que había investigado. En otra pared, una cruz, y justo al lado un mueble grande con muchas gavetas.
Cuando terminó de explorar y giró, Naruto lo estaba mirando fijamente y en silencio. Se acercó a él y acarició su cabello rubio.
—¿Qué necesitas de mí?— preguntó. Él frunció el ceño, como manteniendo una lucha interna, y luego apoyó su cabeza en el espaldar alto.
—Undress. (Desnúdate)— dijo en tono bajo y ronco.
Sasuke no dudó; se alejó unos pasos y retiró su pullover, se inclinó para bajar el pantalón de dormir y volviendo a ponerse derecho, apartó la ropa con los pies y lo miró, complemente desnudo. Naruto se quedó un momento observándolo, y cuando se puso de pie, él no pudo evitar sentir que su cuerpo se notaba más grande y poderoso.
Retiró su saco, dejándolo sobre la silla bien doblado, y después tiró de su corbata, sin perder el contacto visual.
—"Sugar", es tu palabra de seguridad. Si ya no resistes la dices y me detengo— murmuró serio, mientras desabotonaba su camisa, dejándola abierta —Dime si entendiste.
—Sí.
—¿Cuál es tu palabra de seguridad?— preguntó.
—Sugar— repitió inexpresivo.
—A la cruz— ordenó Naruto —De frente a la pared.
Sasuke acató lo mandado y se paró frente a la enorme X acolchada. Sintió las manos del rubio empujarlo un poco más, y luego separó sus piernas con las rodillas. Ató con una correa uno de sus tobillos a un extremo e hizo lo mismo con el otro, luego tomó una de sus muñecas y repitió el proceso, hasta dejarlo inmovilizado y expuesto.
Aunque tenía su estómago apretado, su cara no demostraba su ansiedad. Simplemente esperaba que sucediera algo, después de todo, se sentía realmente curioso por ese mundo que disfrutaba el hombre del que se había enamorado. Aguardó, escuchando sus pasos por el lugar, y cuando unas tiras de cuero rozaron su costado, se sobresaltó.
Naruto sujetaba el flogger en sus manos. Normalmente elegiría uno de material más duro, pero Sasuke ni siquiera era un sumiso ¿Qué estaba haciendo? Es cierto que le encantaría verlo en ese papel, pero tal vez era demasiado pronto...
Aún así, lo necesitaba. Sentía el estrés enfermándolo; la decepción, la vergüenza que cargaba al tener unos padres como los suyos. La homofobia de su madre, la ambición de su padre. Sabía que como dominante tenía que desechar esos sentimientos antes de una sesión, golpear con la cabeza limpia y tranquila. Pero aunque dudó, aunque sabía que se arrepentiría, no pudo resistir azotar la espalda alta de Sasuke, marcando su piel blanca.
Él gruñó entre dientes y apretó los puños, otro golpe en su trasero lo hizo jadear y después de ese, una sucesión de ellos. Naruto cambiaba de lugar, yendo desde sus muslos, sus nalgas, su espalda, evitando la zona lumbar, los brazos y la nuca. Después se acercó y lo acarició, percibiendo como Sasuke se relajó ante el alivio. Introdujo la mano entre sus piernas e hizo lo mismo con su miembro semiduro, después se retiró y otra seción de golpes dejaron la piel del pelinegro más que roja.
Sasuke, aunque intentaba aguantar los azotes, llegó a un punto dónde comenzó a sentirse mareado y confundido. Las emociones subieron a flote ante el temor de que Naruto no se detuviera hasta hacerlo sangrar. Una sensación de humillación lo hizo sollozar y ocultar sus lágrimas mirando directamente a la pared, pero entonces un azote más fuerte lo rompió, y Naruto lo escuchó llorar.
Todo quedó en silencio por unos minutos, solo escuchándose el sollozo de Sasuke y la respiración fuerte del rubio, luego el flogger al golpear el piso. Él se encogió por reflejo cuando lo sintió acercarse a su espalda, pero Naruto solo desató sus pies y tras hacerlo con sus manos, lo sujetó antes de que la debilidad lo hiciera caer.
La piel le escocía con cualquier contacto, sobre todo cuando lo tomó en brazos. Pegándolo a su pecho salió del lugar y se dirigió a la habitación. Sasuke aún seguía llorando cuando lo acostó bocabajo en el colchón. Poco después, se estremeció al sentir una sustancia fría sobre la piel. El rubio, muy delicadamente, había comenzado a colocarle una crema.
Poco a poco sus latidos se hicieron más lentos, su miedo y ansiedad quedaron sustituidos por un repentino sueño, y tras las lágrimas secarse en sus mejillas, miró atrás; Naruto estaba llorando en silencio.
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SWEET (Terminada)
FanfictionNaruto es un hombre de poder, acostumbrado a una vida solitaria y a cumplir todos sus placeres. Sin embargo, el destino lo hace reencontrarse con una persona que no puede obtener, a pesar de que el deseo le quema los huesos. Sasuke es un chico ensim...
